Miguel Barrera, chef del restaurante Cal Paradís (una estrella Michelin), habla claro: “La gastronomía castellonense es una gran desconocida”.
En su opinión, la provincia cuenta con unos productos excelentes y, dada su geografía, muy variados. “Somos la segunda provincia más montañosa de España, por lo que tenemos setas y trufa, pero también tenemos mar y huerta”, explica el cocinero, en la presentación en Madrid de la marca Castelló Gastronómico, una iniciativa del Ayuntamiento de Castellón de la Plana, que busca potenciar la ciudad como destino turístico.
“Castellón no solo tiene playa. Y la gastronomía es clave para desestacionalizar el turismo”, asegura Patricia Puerta, concejala de Turismo de la ciudad, que ha acudido en sustitución de la alcaldesa, Amparo Marco, que ha cancelado su visita debido a la alerta por lluvias.
El Ayuntamiento ha traído a Madrid a algunos de los cocineros más reconocidos de la ciudad para presentar a la prensa una selección de sus platos más típicos. Y, dado nuestra ignorancia al respecto, hay que apuntar que nos han sorprendido. Son estos:
1. Coca de tomate
La coca de tomate de Castellón recuerda más a una empanada que a las cocas valencianas. La masa, elaborada con harina, aceite de oliva y cerveza, se rellena de sofrito de cebolla, tomate, pimiento rojo, piñones, huevo duro y atún.
En la presentación hemos probado su versión tradicional, pero también una reinterpretación de la coca reconstruida, elaborada por el chef Fernando Molina, de La Cuina de Fernando, que la presenta en una tarrina con una base de tomate confitado, atún, espuma de pimiento rojo, y la masa de la coja crujiente despedazada. Estaba buenísimo.
2. Olleta de la Plana
Buscando la escasa información existente en internet sobre este tradicional guiso de Castellón se refieren a él como un cocido de alubias blancas con repollo, calabaza, judías verdes, patatas, acelgas, zanahoria, cebolla… Todo tipo de hortalizas, pero nada de carne.
El chef Adrián Merenciano, del restaurante Flote, asegura a Directo al Paladar que esta versión solo se realiza en Semana Santa. Su olleta lleva todas esas verduras además de papada, careta, hueso de espinazo y morcilla de cebolla. Vamos, que tiene de vegano lo que yo de astronauta.
En su versión, separa todas las verduras y la carne del caldo, para realizar una albóndiga melosa, que sirve en un bol acompañada del caldo y las judías. Delicioso.
3. Sardina de bota con huevo y pimientos
La sardina “de bota” es una sardina salada, envasada en un típico cajón redondo de madera. Esta se desescama, se descabeza, se limpia y se fríe en aceite, el mismo que se utiliza luego para freír un huevo y un pimiento verde. El chef Alex Vega del Hotel Intur Palacio San Martín, donde se ha celebrado la presentación, fue el encargado de elaborar este plato.
4. Ximo
No había oído hablar en mi vida de este invento, pero me quito el sombrero. Podríamos definirlo como una mezcla de bocadillo de atún con tomate y torrija. Es un bocado que se toma como aperitivo o en una cena informal, que se vende en panaderías y bares.
El relleno es similar al de la coca de tomate: cebolla, pimiento, atún, huevo duro y, claro, tomate. Se prepara en unos panecillos del mismo nombre que se vacían, se rellenan con la mezcla, se remojan en leche, se rebozan en huevo y se fríen.
El resultado es, sencillamente, maravilloso. Al menos en las manos de Adrián Merenciano. Voy a visitar Castellón solo por esto.
5. Arroz a banda del Grao
El Grao es el barrio marítimo de Castellón de la Plana. Situado a cuatro kilómetros del centro de la ciudad, es el lugar ideal para comer un arroz preparado con los ingredientes de su maravilloso puerto pesquero.
El arroz a banda que se prepara en la ciudad es similar al del resto del Levante, pero la versión elaborada por el cocinero Cesaréo Martí, de la arrocería grauera Casa Loba, tiene la particularidad de llevartambién patata, que se añade junto al pescado, las gambas y el pulpo al sofrito, cuyo caldo luego sirve para preparar el arroz.
6. Arrocito de Castelló
El “arrocito de Castelló” es un invento del chef Miguel Barrera que buscaba crear una receta de arroz que contara con elementos típicamente castellonenses con el potencial del convertirse en el plato de arroz tradicional de la ciudad –en algún momento hay que inventar una tradición–.
Se elabora con alcachofa de Benicarló, sepionet de punxa, rape, langostino de Vinaròs, aceite de oliva virgen extra, ajos, tomates, y arroz y se corona con alioli. Y dado estos ingredientes el resultado no podía ser más que excelente. Si estaba de diez en una presentación repleta de gente no me puedo imaginar siquiera el resultado en una paella para cuatro.