Hace unas semanas, cuando os contaba que los irlandeses saben lo que se hacen con la carne, os hablé que el motivo principal de mi viaje a Irlanda había sido asistir al festival Wild & Slow en Wicklow, para conocer más de cerca esta filosofía de vida que nos lleva un poco de vuelta a nuestras raíces como cazadores y recolectores.
El momento estrella del festival era una cena ideada por Evan Doyle y su equipo del Strawberry Tree, el único restaurante orgánico certificado de Irlanda. ¿Os imagináis una cena de Nochebuena a partir de caza, pesca y recolección? Pues así fue la del festival Wild & Slow.
Además de la cena, en el festival pudimos disfrutar de un mercadillo con un montón de puestos de comida elaborada siguiendo esta filosofía : crêpes de pato, bocadillos de jabalí, salmón salvaje ahumado, hamburguesas de ciervo... igual os lo cuento otro día.
También se impartían talleres muy interesantes que explicaban desde cómo ahumar carne y pescado hasta cómo es la pesca del salmón salvaje en los ríos de la zona, así como todas las hierbas y frutos que se recolectaron y almacenaron para la cena que íbamos a degustar después. Hasta aprendimos a despiezar un ciervo.
La cena, que tuvo lugar en los salones del hotel BrookLodge & Macreddin Village en Wicklow, donde se celebraba el festival y donde encontramos también el mencionado restaurante Strawberry Tree, comenzó con un pequeño aperitivo con un cóctel a partir de Sloe Gin (literalmente, ginebra de endrinas, muy parecido al pacharán).
Luego, una vez sentados, mientras llegaba el primer plato, pudimos probar un delicioso pesto elaborado con ajos silvestres. Curiosamente, de los ajos silvestres, que crecen en las zonas húmedas de los bosques (y de esos hay muchos en Irlanda), se aprovechan normalmente las hojas y no el bulbo. Por eso es perfecto para preparar un pesto.
Tras el rico pesto, el primer plato en llegar un fue un ciervo del valle de Glanmalure, curado y ahumado con tojos silvestres, acompañado de una vinagreta de semillas de ajo silvestre.
El ciervo estaba muy bueno, pero lo más espectacular fue el siguiente plato, un salmón ahumado pescado en el río Nore, acompañado de brotes de acelga marina y crema de huevas de bacalao salvaje. Creo que no me equivoco al afirmar que es el mejor salmón que he comido en mi vida. De hecho, me atrevería a decir que lo que he comido hasta ahora no era salmón, sino otra cosa.
En representación de las aves nos trajeron una cerceta con vinagreta de hinojo marino, sobre un lecho de puré de cangrejo salvaje y manzana. Tras ella, disfrutamos de un pequeño receso de carne para probar un sorbete de arándanos con un toque de Sloe Gin, así como también un consomé de setas y champiñones silvestres.
También pudimos disfrutar de lo que ellos llaman "la cosecha del bosque", con castañas, brotes de piñas, líquenes y champiñones silvestres. Un plato realmente curioso, con una presentación espectacular, aunque solo era realmente comestible la mitad de lo que se ve.
Finalmente, antes del postre, en el que disfrutaríamos de un riquísimo tarro de queso de miel silvestre con helado de Woodruff (Galium odoratum), avellanas y compota de moras, probamos la famosa liebre salvaje irlandesa.
Nos sirvieron diferentes partes de la liebre: el lomo, el hombro y un muslo, todo acompañado de una salsa gravy con bayas de saúco. A mi, que no estoy muy acostumbrado a la caza, me supo un poco fuerte, pero mis acompañantes aseguraban que estaba deliciosa.
Con el postre y una amplísima selección de quesos irlandeses, se puso el broche a la cena del festival Wild & Slow, elaborada a partir de caza, pesca y recolección. Una especie de cena de Nochebuena a la antigua, cuando estos eran los únicos métodos de obtener alimentos. ¿Interesante verdad?
En Directo al Paladar | Los irlandeses saben lo que se hacen con la carne, y no es un tópico
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