En Estados Unidos, ofrecer a los condenados a muerte una última voluntad en forma de comida es una extraña tradición, un momento de gracia antes de la ejecución, en aquellos estados en los que todavía se contempla la pena de muerte.
Desde que en 1976 se reinstaurara la pena capital en EEUU, 16 mujeres han sido ejecutadas. Muchas de ellas declinaron esta última comida, bien porque eligieron seguir con el menú habitual de la prisión o porque optaron por comidas frugales como un vaso de leche o de café. Sin embargo, las ocho restantes tienen algo en común: todas pidieron ensalada o verduras (solas o como guarnición), e incluso algunas una comida compuesta solo por fruta y verduras.
Esto no sería relevante si, al comparar estas peticiones con las de los hombres, no saltara a la vista que en sus menús rara vez hay un atisbo de algo verde: sus comidas se componen básicamente de carnes, fritos, hamburguesas, pizzas, langosta y postres y helados variados. Todo en abundancia.
No es que estas convictas no sientan debilidad por el pollo frito o la comida rápida. La orden de la más recientemente ejecutada no deja lugar a dudas: 2 hamburguesas completas con patatas, palomitas, pan de maíz, limonada y helado de vainilla y cereza, pero no olvidó pedir una ensalada completa para acompañar.
Es este curioso gesto, el de pedir una comida como para alimentar a un regimiento, pero aderezarla con algo de verde, lo que nos permite comenzar una reflexión. Ty Treadwell, coautor del libro "Last Suppers: Famous Final Meals from Death Row" lanza al aire algunas conjeturas:
Por un lado, que esta verduras y ensaladas son "el resultado de un sentimiento de culpabilidad", como si a pesar de que su vida pende de un hilo, su mente aun se preocupara comer sano y mantener la línea, aunque Treadwell también apunta que pudiera tener que ver con "años de planificar y cocinar comidas equilibradas en sus casas".
No voy ahondar más en el tema, porque creo que resulta más interesante dejar esta reflexión en el aire, y también porque al ser un hombre no puedo hablar desde mi propia experiencia.
A pesar de ello, permitidme que lance algunas preguntas: ¿Creéis que es una mera coincidencia, o que refleja los hábitos alimenticios habituales de uno y otro género? ¿Realmente pediríais una ensalada en tu última comida como condenado a muerte?
Vía | The Daily Beast
Imágenes | Henry Hargreaves
En Directo al Paladar | Quemando calorías con Henry Hargreaves