A nadie le gusta pagar por comer en un restaurante y que te traten mal; algo que, por suerte, no es lo habitual, pero a todos nos ha ocurrido. Este tipo de comportamientos –camareros que te ignoran, cuentas con recargos no especificados, un trato ofensivo…– arruinan la experiencia, pero, tal como apunta un nuevo estudio, además pueden hacer que la comida nos sepa distinta.
El investigador de la Universidad de Illinois del Sur Jaehoon Lee ha estudiado cómo el comportamiento de los camareros altera nuestra percepción respecto a la comida que se sirve. Y sus hallazgos son sorprendentes.
Lee ha descubierto que las personas de clase baja son más propensas a asumir que la comida será menos deliciosa si el camarero no presta atención o es grosero, mientras que las personas de clase más alta –las que tienen mejores trabajos, más dinero y más educación– generalmente no lo dan por sentado.
“Esto se debe a que las personas de clase baja tienden a percibir situaciones como interconectadas y holísticas”, explica Lee, en el comunicado de presentación del estudio. “Las personas que tienen menos recursos económicos, por ejemplo, pueden recurrir a otros en busca de ayuda y sentirse más dependientes, por lo que están más influenciados por las circunstancias externas”.
Por qué hay sitios cutres que triunfan
El hecho de que nuestra percepción sobre la comida cambie en función del comportamiento de quien la sirve se explica, según el investigador, debido al conocido como “efecto de arrastre”, por el que un servicio deficiente lleva a juicios negativos sobre otros aspectos de la experiencia del consumidor.
Esta nueva investigación no es la única que ha explorado los efectos del servicio sobre la percepción de una comida. Como explicaron los investigadores Eileen A. Wall y Leonard L. Berry en un estudio del Cornell Hotel and Restaurante Administration Quarterly, la experiencia en un restaurante está determinada por tres factores: la comida, el servicio y el ambiente. Y, aunque los tres están interconectados, es el servicio el que tiene una mayor influencia sobre el resto de factores.
En definitiva, si la comida es deliciosa y el servicio encantador podemos pasar por alto el estar comiendo en una tasca infecta; pero si los camareros son poco amables, nuestra percepción sobre la comida y el lugar será mucho más dura. O dicho de otra forma, los restaurantes con buen servicio y comida pueden sobrevivir pese a que el ambiente juegue en su contra, pero si el servicio falla poco importa lo maravilloso que sea el lugar en el que comamos.
No obstante, esto cambia en función del tipo de restaurante. Un estudio realizado en locales de comida china descubrió que, en este caso, la calidad de la comida pesa mucho más en la percepción de la calidad del establecimiento que el ambiente y el servicio. La misma conclusión arroja otro estudio realizado esta vez en pubs de estilo irlandés.
¿Una posible explicación? En restaurantes a los que se les presupone un estilo “estándar” se valora más la comida que otros factores, algo que no ocurre en restaurantes que quieren ir más allá, donde, curiosamente, valoramos otros aspectos por encima de la comida.
Así somos.
Imágenes | Pixabay/Obedms En Directo al Paladar | ¿El servicio del restaurante te parece lento? Puede que el móvil tenga la culpa
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