¿Qué fue de los huevos blancos?

Seguro que muchos os habréis fijado que hace tiempo que ya no hay más que huevos marrones en las tiendas y supermercados. El otro día fui a buscarlos para una receta y caí en la cuenta de que no es que haya más de unos que de otros, es que han desaparecido completamente. Así que no me queda más remedio que lanzar la pregunta al aire: ¿qué fue de los huevos blancos?

Lo primero que he pensado es que los huevos morenos eran mejores que los blancos, más nutritivos, más resistentes y esas cosas, y aunque en algún sitio he leído que las cáscaras de los blancos eran más frágiles, en principio lo único que diferencia a ambos huevos es su color, así que debía buscar otra explicación.

Indagando en internet y preguntando a familiares y amigos he llegado a la conclusión de que fue una decisión comercial motivada por los hábitos del consumidor: los morenos se vendían mucho mejor que los blancos. Aclarado ya que la biodiversidad murió en pos del beneficio empresarial, aún nos queda saber por qué la gente prefería los huevos pardos a los impolutos blancos.

Como he dicho antes, los dos huevos son iguales; su color solo depende de la estirpe de la gallina, si éstas es blanca, el huevo es blanco, si es marrón, moreno. Sin embargo, sí existe una diferencia notable entre ambos tipos de gallinas: las blancas son más pequeñas y no comen tanto, por lo que cabían más en el mismo gallinero y encima gastaban menos pienso, aunque ponían huevos más pequeños.

Este detalle, unido al hecho de que con el blanco se quería trasmitir una imagen de limpieza e higiene, hizo que durante mucho tiempo la mayoría de huevos comerciales fueran blancos, mientras que los pardos eran un rara avis que disfrutábamos cuando nuestro tío el del pueblo bajaba a la ciudad con un cesto lleno de ellos. Así, en el imaginario popular se estableció la asociación del huevo pardo con lo rico y natural, por lo que a hora de escoger uno u otro en el puesto sería más fácil que escogiéramos el moreno, aunque ambos provinieran de una granja masificada.

También hay tipos de gallinas que ponen huevos turquesa

No tardarían mucho los comerciantes, distribuidores y productores en darse cuenta de este hecho diferencial, y empezaron a primar unos sobre otros e incluso publicitar los morenos como "naturales", hasta el punto de que hoy en día lo raro es encontrarse un huevo blanco, por mucho que en nuestra mente los huevos sigan siendo blancos.

Llegados a este punto no queda más que afirmar que fuimos nosotros mismos los que hicimos desaparecer a los huevos blancos. No es que sea nada grave, más bien al contrario, porque refleja el poder que tenemos los consumidores para cambiar las cosas.

Por ejemplo, hemos denunciado varias veces las malas condiciones en las que viven las gallinas enjauladas y también os hemos explicado cómo identificar un huevo gracias a su DNI, que nos informa de cómo vivía y comía la gallina que lo puso, si era feliz comiendo al aire libre o si al menos podía pisar el suelo y comer cereales.

No me cabe duda de que si de repente todos compráramos huevos camperos o ecológicos y los de gallinas ponedores en jaulas se quedaran en las estanterías, ya se encargaría el supermercado de tener solo de los que se venden, y por ende el productor de sólo criar y alimentar a sus gallinas en las condiciones adecuadas.

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