El gesto más trivial de la vida cotidiana puede convertirse en toda una experiencia si lo realizamos en la Estación Espacial Internacional, donde no hay gravedad. El otro día compartía en Decoesfera cómo son las camas de los astronautas, y hoy aquí me gustaría que descubrierais qué ocurre si escurrimos una bayeta en el espacio.
Se trata de un sencillo experimento diseñado por dos alumnos del instituto Fall River en Nueva Escocia --Kendra Lemke y Meredith Faulkner-- quienes ganaron un premio de la agencia espacial canadiense para que el también canadiense astronauta Chris Hadfield lo llevara a cabo en la ISS. El resultado, en el vídeo a continuación.
Si habéis visto el vídeo antes de leer estas palabras, habréis descubierto cómo en ausencia de gravedad, la tensión superficial del agua --esa que se encarga de que en un vaso lleno hasta el borde, el agua parezca sobre salir un poco sin derramarse-- hace que ésta no salga disparada, sino que se quede envolviendo el paño y las manos del astronauta.
He de confesar que, a pesar de conocer esta propiedad de los líquidos, me esperaba una tragedia a bordo de la estación espacial, con millones de pequeñas gotas de agua flotando en el aire y el simpático astronauta cazándolas a mordiscos como Homer Simpson cazaba patatas fritas en su aventura espacial.
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