Si el mundo fuera una aldea de cien habitantes… solo 30 tendrían siempre qué echarse a la boca, y los otros setenta pasarían hambre con frecuencia o estarían gravemente desnutridos, incluso habría uno que, literalmente, se moriría de hambre.
Que sólo un tercio de la población mundial tenga asegurada su nutrición básica es un dato que no por repetido resulta menos preocupante, especialmente cuando en el primer mundo (que poco me gusta esa expresión) se desperdicia comida en cantidades ingentes. No cada uno en su casa, que también, sino en los procesos de producción y, como no, en el transporte, porque cada vez más alimentos cruzan surcan los mares y los cielos para llegar al supermercado.
Ese absurdo de que a unos les sobre tanto como para alimentar al resto es lo que de vez en cuando se clava en nuestras conciencias.
Con el agua ocurre algo igualmente preocupante, aunque las cifras resultan menos llamativas. Casi una quinta parte de la población mundial no tiene acceso a agua potable, ni tan siquiera andando largas distancias. Puede que no parezca mucho, pero recordad que un ser humano puede pasar semanas sin comer, mientras que sin agua muere al par de días.
Así pues, una de cada cinco personas en el mundo bebe agua no potable, lo que implica un alto riesgo de contraer todo tipo de enfermedades que igual serían curables, pero claro, si no tienen acceso a agua salubre, imaginad cómo tienen el acceso a los medicamentos.
Aquí es más difícil hacer tangible la implicación que nuestra sociedad de consumo tiene en la desertización de ciertas zonas del planeta, pero seguro que si menciono cosas como sobre explotación del terreno y de los acuíferos naturales, así como tala indiscriminada de bosques para ganar terreno de cultivo, seguro que os hacéis una idea de como las necesidades del mundo desarrollado (tampoco me entusiasma esta denominación) crear carencias muy graves allí donde acudimos para cubrirlas.
Todo esto me vino a la mente el otro día mientras escuchaba en la radio al director del banco de alimentos de España hablar sobre el cambio de legislación en el etiquetado de las fechas de caducidad y consumo preferente, confiando en tener más margen con el que distribuir los alimentos que les llegan, aunque ese es otro tema que daría para mucho, y lo reservaré para otro momento.
El resto de la serie “Si el mundo fuera una aldea de cien habitantes”, creada por Toby Ng Design, trata otro temas no relacionados con la gastronomía, pero ofrece datos muy interesantes sobre la distribución en el mundo de la educación, la religión, las razas… así que os invito a que le echéis un vistazo a la galería.
Ver galería completa » Si el mundo fuera una aldea de 100 habitantes (7 fotos)
Vía | Fubiz
Más información | Toby Ng Design
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