¡Menudo juego dan los huevos en la cocina! Son uno de los alimentos más versátiles que podemos encontrar. Se pueden cocinar con o sin cáscara, fritos, al plato, cocidos en agua, revueltos, en tortilla y mucho más. Y también un ingrediente esencial en infinidad de recetas.
Entre esa gran variedad de formas de preparar este alimento están los huevos mollet, término que podría traducirse como mullido o blando. Su textura es de yema semilíquida, algo más densa que la yema natural, y la clara exterior firme, aunque en capas más internas resulte algo lechosa.
Se encuentran a medio camino entre los huevos duros y los huevos pasados por agua. Los primeros requieren de 10-12 minutos de cocción y se caracterizan por una clara firme y una yema cuajada. Y los segundos se sirven en su propia cáscara porque la textura de su clara es tan jugosa que no se pueden pelar.
Controlar el tiempo de cocción es clave para conseguir unos huevos mollet de libro. La cosa consiste, básicamente, en hervir los huevos con cáscara en abundante agua durante cinco minutos, tiempo necesario para que la yema quede semi líquida y la clara lo suficientemente firme como para que se puedan pelar sin romper (con sumo cuidado, eso sí).
Ingredientes
- Huevo a temperatura ambiente 1
- Agua
- Sal 5 g
- Vinagre 15 ml
Cómo hacer huevos mollet
- Tiempo total 10 m
- Elaboración 5 m
- Cocción 5 m
Llenamos un cacito con agua, suficiente para que cubra totalmente el huevo cuando lo sumerjamos en él. Calentamos hasta llevar a ebullición. Bajamos ligeramente el fuego para que el agua hierva de manera suave.
Con ayuda de una cuchara, para que*no golpee en la base de la cacerola, introducimos el huevo -es muy importante que esté a temperatura ambiente-. Agregamos una cucharadita de sal y un chorro de vinagre, lo ayudará a que el huevo se pele más fácilmente. Cocemos cinco minutos de reloj.
Preparamos un recipiente hondo con abundante agua helada y, cuando hayan transcurrido los cinco minutos, retiramos el huevo y lo sumergimos en él para cortar la cocción. Cuando esté atemperado sacamos el huevo y lo golpeamos con suavidad sobre la encimera para que se agriete por toda la superficie.
Podemos pelar el huevo con cuidado fuera del agua o sumergirlo de nuevo en el recipiente anterior. Nosotros preferimos lo segundo, pues el agua penetra entre la membrana que recubre el huevo y la clara y ayuda a que la cáscara se despegue con facilidad.
Una vez listo nuestro huevo mollet lo podemos consumir tal cual o, como podéis ver en la foto de portada, sobre una tostada de pan con aguacate y germinados. Solo queda espolvorear con sal y pimienta negra y disfrutar de su deliciosa yema líquida: la mejor salsa del mundo.
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Nueve recetas en que utilizar los huevos mollet
Los huevos mollet son ideales para un buen desayuno, un brunch o como parte de una comida, aceptando distintos acompañamientos y salsas. Además de la sugerencia que acabamos de hacer, sobre pan tostado con aguacate y germinados, os dejamos más ideas en que utilizarlos.
- Ramen japonés
- Salteado de pak choi con setas
- Noodles o fideos asiáticos instantáneos
- Ensalada de judías verdes
- Ensalada templada de espárragos verdes
- Guisantes lágrima en su caldo
- Zorongollo
- Tostas de aguacate
- Espaguetis de calabacín al pesto
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