La crema inglesa es una de las cremas básicas de la pastelería y repostería internacional. Es una crema ligera que, en su versión básica, se elabora a partir de la mezcla de leche, azúcar y yema de huevo. Aunque se puede aromatizar con vainilla, chocolate, café, licores, frutas, frutos secos, esencias, etc.
Es base de multitud de elaboraciones dulces como una mousse de limón, helados o una bavarois de fresón, entre otros. También sirve como punto de partida de otros dulces o postres tradicionales como las natillas, la versátil crema pastelera y la tradicional crema catalana.
Además de todo esto, la crema inglesa se utiliza para acompañar y decorar postres de restaurante. Este es su uso más común en países como el Reino Unido, donde (casi) no existe postre que no se acompañe de un buen chorretón de crema inglesa caliente. Casa especialmente bien con postres a base de fruta, pues su dulzor equilibra el punto de acidez de aquellas.
A evitar. La crema inglesa es delicada en su elaboración. El exceso de calor puede cuajar las yemas de huevo y cortar la crema, estropeando el resultado. Tampoco le sienta bien mezclar las yemas y el azúcar con mucha antelación, puesto que este último absorbe el agua de las yemas, las seca y puede provocar la aparición de grumos.
Cómo hacer la crema inglesa perfecta
Ingredientes
- Leche entera 1 l
- Azúcar 250 g
- Yema de huevo a temperatura ambiente 8
Cómo hacer crema inglesa
- Tiempo total 25 m
- Elaboración 5 m
- Cocción 20 m
Para obtener la crema inglesa perfecta, lo primero que hay que hacer es calentar la leche en una cacerola. Cuando rompa a hervir, retiramos del fuego.
En un recipiente amplio mezclamos el azúcar con las yemas de huevo. Removemos con unas varillas hasta que la mezcla esté espumosa y el azúcar se haya disuelto. En ese momento añadimos la leche recién hervida y removemos sin parar, pero con suavidad. Lo hacemos poco a poco para que las yemas no se cuajen con el calor de la leche.
A continuación vertemos la mezcla nuevamente en la cacerola, pasando por un colador, y cocemos a fuego medio-bajo. La temperatura no debe sobrepasar los 85ºC. Durante este tiempo removemos sin parar con una cuchara de madera para evitar que se agarre a la base de la cacerola.
La crema inglesa va adquiriendo espesor lentamente y estará lista cuando forme una fina capa en la cuchara. La mejor manera de comprobarlo es pasar el dedo por ella. Si el dibujo hecho con el dedo queda limpio, es momento de pasar la crema a un recipiente limpio y dejar que enfríe. Si el reguero formado con el dedo se cubre de nuevo con la crema, entonces hay que seguir cociendo la mezcla unos minutos más.
Cómo conservar la crema inglesa
Para optimizar la conservación de la crema, es importante enfriar la crema inglesa según se retira del fuego. Para ello lo mejor es traspasar a un recipiente limpio sumergido en un recipiente con hielos y continuar removiendo hasta que se enfríe completamente.
Una vez fría tapamos el recipiente y guardamos en la nevera hasta el momento de utilizar. El reposo le sienta de maravilla, el sabor se potencia y la consistencia se asienta, quedando más untuosa. Herméticamente tapada y guardada en nevera, se conserva en buen estado hasta dos días.
13 postres que ganan (mucho) con un poco de crema inglesa como acompañamiento
- Tarta fina de mango
- Tarta de ganache de chocolate y frambuesa
- Crumble de ciruelas
- Crumble de frutos rojos
- Galette de albaricoques al limón
- Bizcocho de almendra, mandarina y limón
- Fresas fritas
- Tarta fácil de hojaldre con fresas y almendra
- Victoria sponge cake
- Tarta tiramisu
- Pasteles tibios de chocolate y café
- Torrijas invertidas
- Pastel de chocolate y nueces con crema inglesa de vainilla
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