El truco para hacer unas pechugas de pollo más jugosas y sabrosas: tres marinadas fáciles

La pechuga de pollo es una de las proteínas más consumidas del mundo, pero también una de las más secas. Un filete de pollo a la plancha, sin más añadidos, es la cena más triste que existe sobre la faz de la tierra. Sin embargo, es tan fácil, que muchos se entregan a ella todas las semanas, masticando un trozo de suela seca que no hay quien se coma pero, pensando, que al menos es saludable.

Pues bien, esta tortura puede terminarse si tomamos la costumbre de marinar nuestras pechugas antes de consumirlas. Para ello, solo tenemos que meter nuestras pechugas en una bolsa de tipo zip o un táper y embadurnarlas en especias y ácidos. El vinagre o el limón no sólo da sabor. Ayuda a que el pollo, de facto, empiece a cocinarse, y quede mucho más tierno.

Hoy os vamos a proponer tres marinadas para que tengáis variedad en vuestras cenas y vuestras pechugas estén siempre jugosas y buenísimas.

1. Limón, ajo y especias

La marinada más sencilla consiste en sumergir las pechugas de pollo en aceite de oliva, ralladura y zumo de limón, sal, pimienta negra y ajo fresco rallado. A partir de ahí, le podemos añadir las hierbas que más nos gusten, aunque mi combinación preferida es orégano seco y tomillo o romero también secos. Basta que el pollo esté en esta marinada durante cuatro horas para que coja todo el sabor.

2. Ajo, jengibre y cúrcuma

Esta marinada de ajo, jengibre y cúrcuma es ideal para los amantes de los sabores asiáticos, pero no tiene ningún ingrediente raro. Solo tenemos que mezclar en un bol, dos dientes de ajo pelados y un trocito de jengibre rallados finos, cilantro y menta muy picados y mezclar los ingredientes con zumo de limón, aceite de oliva, una cucharadita de cúrcuma, media cucharadita de cilantro molido, un pelín de pimentón picante y una buena pizca de sal. Embadurnar bien las pechugas con la pasta y dejamos que repose en el frigorífico al menos dos horas. No te olvides de sacar las pechugas antes de cocinarlas para que se atemperen.

3. Piña y soja

Esta marinada la conocimos en The New York Times y nos conquistó a la primera, por su mezcla de sabores agridulces. Es la única que, además, incluye una guarnición con la que acompañar la pechuga.

Para elaborarla solo necesitas mezclar, en un bol grande, una cucharada y media de azúcar moreno, una de vinagre de arroz, una de salsa de soja, otra de salsa de pescado asiática, una cucharada de aceite de oliva, una pizca de sal, una pizca de ajo en polvo, un pelin de chile en copos (si te gusta el picante) y un par de vueltas pimienta negra.

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Para hacer la salsa transfiere una cucharada de esta mezcla de marinada a un bol separado y añade un poco de piña cortada en cubitos, un par de cucharadas de cebolla roja picada y una cucharada de cilantro picado. Esto vamos a usarlo luego como salsa.

Agrega al bol grande una cucharada de piña rallada y sus jugos, mete el pollo y cúbrelo. En este caso, como la salsa es muy fuerte, solo vamos a marinar el pollo 15 minutos, antes de pasarlo por la plancha y servirlo acompañado de la salsa.

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