Suele ocurrir todos los años. El día de Navidad preparamos una cantidad ingente de comida porque no queremos correr el riesgo de quedarnos cortos y que nuestros invitados se queden con hambre. Es algo perfectamente comprensible y nos pasa a todos, pero luego nos encontramos con un exceso de sobras generoso al que es necesario dar salida y pensamos ¿qué hago con las sobras de Navidad?
Digo "es necesario" porque en mi caso y en mi casa lo de tirar comida a la basura es un escenario que no se contempla. Si no me da tiempo a cocinar nuevas recetas en las que transformar las sobras de Navidad, entonces las envaso bien y las congelo. De esta manera, no solo evito el desperdicio de comida, sino que mi economía familiar no se resiente. Y tampoco mi conciencia.
Creo que no os lo he contado antes, pero hace 20 años que celebro la Navidad en el Reino Unido con mi familia política, que adora las tradiciones por encima de cualquier cosa. Dicho esto no os extrañará que os cuente que mi menú de Navidad consiste en pavo asado con sus consabidas guarniciones: salchichas encamisadas en beicon, patatas y chirivías asadas, coles de Bruselas, zanahorias glaseadas, judías verdes, guisantes y otras verduras. Sin olvidar el rico gravy, la salsa de los asados por antonomasia.
A esto le sigue una generosa tabla de quesos con muchas y muy variadas galletas saladas, uvas y otros frutos (para los que nunca ha sido necesario buscar recetas de aprovechamiento pues somos todos muy ratones en la familia) y el tradicional Christmas Pudding, un pastel de frutas y alcohol, denso y sabroso, con el que se pone el broche de otro a la comida de Navidad.
Ni que decir tiene que hay ciertos bocados que vuelan según tocan la mesa. Las patatas asadas y las salchichas encamisadas en beicon son los más populares y, a no ser que hagamos una cantidad verdaderamente exagerada de ellos, difícilmente queda alguna sobra en la fuente. No es el caso del resto de guarniciones ni del pavo, pero no nos importa lo más mínimo porque la idea de transformarlas en otros platos ya nos hace salivar.
Las verduras
Uno de los platos de aprovechamiento de sobras más típicos del Reino Unido es el bubble and squeak. Consiste en picar las verduras sobrantes y trabajarlas en una sartén engrasada con aceite al tiempo que se machacan ligeramente y se le da forma circular (como de tortilla de patatas) y se doran las dos caras. Una curiosa y deliciosa receta vegetariana, que os dejamos completa a continuación.
Bubble and squeak
Las cantidades indicadas son orientativas, así como los tipos de verduras pues esta elaboración admite de todo: coles, guisantes, judías verdes, etc. Lo importante es que la cantidad de patata la misma que la del resto de verduras juntas. Cumplido este requisito, total libertad para decidir qué verduras incluir. Yo he utilizado sobras y, por tanto, el brócoli, la zanahoria y la patata estaban ya cocidos en el momento de la elaboración del bubble and squeak, como manda la tradición en el Reino Unido. No obstante, esta receta se puede hacer con verduras frescas que habrá que cocer para la ocasión. Dicho esto, la elaboración del bubble and squeak es tremendamente sencilla. Comenzamos picando groseramente las verduras con un buen cuchillo y las salpimentamos. Calentamos un poco de aceite de oliva virgen extra en una sartén de unos 20 cm de diámetro y agregamos las verduras. Con ayuda de un tenedor, las machacamos al tiempo que las cocemos a fuego suave durante 15 minutos. Compactamos la mezcla, apretando con el tenedor, y la volteamos con ayuda de un plato, como si se tratara de una tortilla española, tras engrasar de nuevo la sartén con más aceite de oliva. Doramos el bubble and squeak por la nueva cara durante 15 minutos más. Servimos inmediatamente.
El pavo
Las sobras de pavo son las que más juego dan pues con él se pueden preparar muchas recetas. Empezamos por el wrap de pavo con salsa tzatziki griega, la ensalada de pollo con frambuesas y la ensalada César de pasta. Tres recetas en las que el pollo se puede sustituir por nuestras sobras de pavo y convertirse en un plato excelente.
Los bocadillos y sándwiches son una excelente opción, cualquiera de los muchos que tenemos publicados en Directo al Paladar sería susceptible de ser preparado con pollo. No obstante, mis preferidos son el sándwich Club, el sándwich de aguacate, quesos y pavo y el bocadillo de secreto con queso crema y cebolla caramelizada, cambiamos la carne por el pavo y triunfamos seguro.
El pavo también puede convertirse en unas sabrosas croquetas. Aunque seamos más dados a utilizar pollo, al igual que con varias de las sugerencias anteriores, sustituirlo por pavo puede ser un acierto en las recetas de croquetas de pollo al curry y de pollo y jamón, así como agregarlo a las croquetas de puerro confitado.
Otras carnes
Pero no solo de pavo viven los humanos el día de Navidad, aunque en el Reino Unido parezca que así es. En muchas casas se asan otro tipo de aves y carnes que tienen la misma cabida que el pavo en las recetas que ya hemos mencionado y a las que podemos sumar empanadillas, empanadas, quiche o tartas saladas, de las que recientemente os hemos traído 21 quiches con las que triunfar en Navidad, entre otras.
El pescado y el marisco
¿Y si nuestras sobras son de pescado o marisco? Pues también hay soluciones y usos nuevos para ellas. A mi, personalmente, me gustan mucho el volován de merluza a la sidra y la muselina de pescado Wellington. Dos maneras la mar de elegantes de dar una nueva vida a unas sobras de pescado. Nadie lo adivinaría.
También encajan de maravilla dentro de un plato de ensaladilla rusa, ya sea la receta básica, o la variante de ensaladilla rusa con rape (si tenemos la suerte de contar con ello entre nuestras sobras), como topping de unos suaves blinis o como relleno de mini volovanes para ser devorados como aperitivo o formar parte de un picoteo informal.
Los dulces
No me olvido de los dulces, que son parte importante de la Navidad y una de las cosas que más sobran al final de las fiestas. El turrón de Jijona, por ejemplo, se puede transformar en una suave mousse, una deliciosa panna cotta o un refrescante helado. Y con el roscón de Reyes, un asombroso pudin de roscón. ¿Alguien da más?
Imágenes | Stefan Magdalinski en Flickr
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