Puede que quienes disfrutan con la repostería no tengan reparos en encender el horno en pleno verano, pero seguro que agradecen, tanto como quienes no son tan amigos de ella, recetas de dulces sin horno. Siempre son bienvenidas, y no solo porque nos evitan unos sudores, sino porque son rápidas, fáciles y refrescantes.
Los meses de calor no están reñidos con la elaboración de dulces caseros. Por ello y porque sabemos que muchos queréis seguir haciendo sabrosos postres en vuestras casas, os traemos un recopilatorio de siete dulces sin horno con los que rematar las comidas de verano.
Æblekage: pudding danés de manzana
De nombre impronunciable, desde Dinamarca os traemos uno de sus postres más populares y tradicionales. En una receta fácil, sencilla y para la que no se necesita horno, perfecta para preparar en esta época del año en esos momentos en los que se nos antoja algo dulce.
Ingredientes para cuatro personas: para las migas: 85 g de miga de pan integral, 50 g de azúcar moreno, 70 g de avellanas tostadas y canela en polvo; para el puré de manzana: 750 g de manzana, 2 cucharadas de miel ligera o sirope de arce, 1 cucharada de azúcar, ralladura y zumo de un limón.
Elaboración: Comenzaremos preparando las migas o crumble. Para eso ponemos las migas de pan menudas, que podemos pasar por un a picadora, y el azúcar moreno en una sartén y cocinamos sin dejar de remover durante cuatro minutos hasta que veamos que las migas se vuelven tostadas. Añadimos 50 gramos de las avellanas partidas en trozos, reservando el resto para decorar, y la canela, cocinamos durante otros dos minutos y pasamos a un bol para que enfríe. Para hacer el puré de manzana, ponemos la manzana pelada y cortada en cubitos en una sartén, añadimos el resto de ingredientes, cubrimos y cocinamos durante 10 minutos o hasta que la manzana esté blanda. Una vez cocida la fruta, pasamos la compota por el pasapurés y pasamos para un bol. Reservamos. Ponemos una capa de puré en el fondo de cuatro copas o boles, echamos una parte de las migas, volvemos a rellenar con manzana y por último otra capa de migas. Servimos bien frío, adornado con nata montada y avellanas.
Enlace | Pudding danés de manzana o Æblekage
Tarta de mousse de piña y coco
Esta es una de esas tartas que aconsejamos preparar el día anterior, de este modo se endurece perfectamente y aguanta el tipo cuando se saca del molde. Admite congelación, una buena noticia para quienes gustan de las tartas heladas. En el enlace que aparece más abajo podéis ver la receta con Termomix, pero aquí os explicamos la manera tradicional de elaborarla.
Ingredientes para ocho o diez personas: para la base de galletas: 300 g de galletas tipo digestive y 80 g de mantequilla a temperatura ambiente, en trozos; para la mousse de piña: 500 g de nata con 35% de materia grasa, 800 g de piña en su jugo (1 lata grande), 80 g de azúcar, 2 sobres de gelatina de sabor piña y 50 g de coco rallado para espolvorear.
Elaboración: Para hacer la base de galletas, trituramos las galletas con un robot de cocina o bien las metemos en una bolsa y les pasamos un rodillo por encima para pulverizarlas. Añadimos la mantequilla derretida y mezclamos hasta obtener una masa, que iremos pegando en la base de un molde para tartas desmontable de 22 o 24 centímetros forrado con papel de horno por la parte de abajo. Reservamos en la nevera. Para hacer la mousse de piña sin Thermomix, montamos la nata y la guardamos en la nevera. Trituramos la piña en su jugo (reservando 1 o 2 rodajas para decorar), el azúcar y la gelatina. Ponemos la mezcla en un cazo y la calentamos sin que llegue a hervir, removiendo para que no se pegue, después la dejamos enfriar pero sin dejarla cuajar. Para montar el pastel, añadimos poco a poco la mezcla de piña a la nata montada y mezclamos con movimientos envolventes hasta que todo esté bien integrado. Vertemos sobre la base de galletas y dejamos enfriar unas 4 horas, mejor si es toda la noche. Espolvoreamos con el coco rallado, decoramos con las rodajas de piña reservadas, retiramos el aro del molde y servimos.
Enlace | Tarta de mousse de piña y coco
Vasitos de tarta de queso con salsa de fresas al anís estrellado
Estos vasitos de tarta de queso con salsa de fresas al anís estrellado son perfectos para terminar la temporada de esta fruta, aunque siempre podemos sustituirlas también por frambuesas, cerezas o albaricoques. Las frutas de verano dan mucho juego, así que animáos a variar la receta a vuestro gusto.
Ingredientes para unos seis u ocho vasitos: 80-100 g de galletas tipo María o tostadas, leche necesaria, 200 g de queso cremoso de untar, 200 ml de nata para montar, 60-80- de azúcar (ajustar al gusto), 1 cucharadita de azúcar vainillado, 3-4 cucharadas de yogur griego natural, 150 g de fresas, 1 anís estrellado, corteza de 1 limón pequeño, zumo de 1/2 limón pequeño, 2 cucharadas de azúcar moreno, una pizca de maizena (opcional) y hojas de menta o albahaca fresca para decorar.
Elaboración: Lavar las fresas, quitar el rabito y trocearlas groseramente, en piezas desiguales. Colocarlas en un cazo con el anís estrellado, la corteza de limón, el zumo y el azúcar moreno. Calentar a fuego suave y dejar cocer, removiendo de vez en cuando, hasta que la fruta esté un poco deshecha y el líquido haya reducido. Podemos ayudar a espesar con maizena disuelta en un poco de agua muy fría. Retirar el anís y el limón y dejar enfriar. Triturar las galletas con una picadora o aplastándolas con un rodillo dentro de una bolsa de plástico, o usando un mortero. A mí me gusta dejarlas un poco gruesas. Mezclar con un chorrito de leche para crear una masa no demasiado húmeda, y repartir en los vasitos. El número de raciones dependerá del tamaño del recipiente que usemos. Batir ligeramente el queso escurrido del líquido que pueda contener, para dejarlo cremoso. Montar aparte la nata con el azúcar y el azúcar vainillado, y mezclar con el queso y el yogur, añadiendo más o menos según nos guste la consistencia. Mezclar con suavidad usando una espátula o lengüeta hasta tener una textura cremosa homogénea. Repartir la crema en los vasitos, procurando no dejar huecos de aire, y cubrir con la salsa de fresas. Enfriar en la nevera y decorar con unas hojas de menta o albahaca, si se desea.
Enlace | Vasitos de tarta de queso con salsa de fresas al anís estrellado
Crema caramelizada de zanahoria
Quizá esta receta de crema caramelizada de zanahoria es desconcertante. A medio camino entre un entrante y un postre o entre lo dulce y lo salado, es una original propuesta con la que sorprender a vuestros comensales. Es importante usar una zanahoria de calidad para que el resultado sea óptimo.
Ingredientes para cuatro personas: 500 g de zanahorias frescas, 100 ml de aceite de oliva virgen extra, ½ vaina de vainilla, la piel de media naranja, agua mineral y azúcar moreno para caramelizar.
Elaboración: Comenzaremos pelando las zanahorias, las cortamos en rodajas y las rehogamos en un cazo junto con el aceite de oliva hasta que ablanden ligeramente. Una vez que estén bien rehogadas las cubrimos con agua mineral y las dejamos cocer a fuego lento hasta que estén tiernas. Cuando ablanden las escurrimos y reservamos. Cortamos la media vaina de vainilla y le raspamos su interior con la punta de un cuchillo, añadimos la vainilla a las zanahorias cocidas. Rallamos la naranja y se la agregamos también a la zanahoria. Trituramos con una batidora potente o un Thermomix hasta que se obtenga una crema fina y de textura aterciopelada. Reservamos en la nevera. Cuando la vayamos a servir, repartimos la crema en boles pequeños, vasitos o cuencos, y espolvoreamos con azúcar moreno. Requemamos con un soplete de cocina hasta que quede la superficie caramelizada. Decoramos con unas hojas de las ramas de la zanahoria.
Enlace | Crema caramelizada de zanahoria
Cheesecake de Nutella
Esta increíble cheesecake de Nutella es una receta de Nigella Lawson, la popular y mediática cocinera británica. No tiene desperdicio y recomendamos que, sin no la hacéis inmediatamente, toméis nota de la receta para un futuro. De pocos ingredientes y complicación cero, es una tarta que engancha por la suavidad de su sabor y textura.
Ingredientes para un molde de 18 cms o ocho personas: 125 g de galletas digestive, 35 g de mantequilla, 300 g de Nutella, 350 g de queso crema, 30 g de azúcar glas y 50 g de avellanas peladas.
Elaboración: La base de la tarta se elabora con 50 g de Nutella, por ello lo primero que debemos hacer es separar esta cantidad de los 300 g de Nutella totales. El resto lo reservamos para la crema. En un robot de cocina trituramos las galletas digestive, la mantequilla y los 50 g de Nutella. Obtendremos una masa homogénea con la que cubrir la base de nuestro molde (mejor desmoldable). A continuación, en un recipiente hondo mezclamos el queso crema con el resto de la Nutella y el azúcar glas. Si le damos calor, conseguiremos mezclar los ingredientes de manera más fácil. Esto lo podemos hacer colocando el recipiente sobre una cacerola con agua hirviendo y removiendo con unas varillas o utilizando un robot de cocina con posibilidad de aplicar calor, tipo thermomix. Rellenamos el molde desmoldable con esta mezcla, dejándola caer con suavidad. La extendemos por toda la superficie, ya sea moviendo ligeramente el molde o golpeándolo sobre la encimera. Lo introducimos en la nevera y dejamos que tome cuerpo, según se enfría, durante un mínimo de 5 horas (mejor si es durante toda la noche). Media hora antes de desmoldarlo, lo introducimos en el congelador. Esto nos ayudará a manipularlo, puse es un cheesecake delicado. Picamos las avellanas con un cuchillo o las machacamos en un mortero, las tostamos en una sartén a fuego medio-alto, removiendo de vez en cuando para que no se quemen. Desmoldamos el cheesecake y lo decoramos con las avellanas tostadas.
Enlace | Cheesecake de nutella sin horno
Panna cotta al caramelo de mantequilla salada
Un postre sencillamente goloso, así es esta panna cotta al caramelo de mantequilla salada. Con un aire muy francés, esta receta es tan fácil de realizar que os quedaréis sorprendidos de como habéis conseguido un resultado tan delicioso con tan poco esfuerzo. Para prepararlo podéis bien utilizar mantequilla salada o ajustar el punto de sal a vuestro gusto utilizando escamas de flor de sal.
Ingredientes para seis personas: 100 g de azúcar blanquilla, 50 g de mantequilla salada, 500 ml de nata líquida al 35% de M.G., 6 g de gelatina en hojas y caramelo líquido para decorar (opcional).
Elaboración: Comenzaremos hidratando durante diez minutos las hojas de gelatina en abundante agua fría. Seguidamente, cocemos el azúcar y la mantequilla salada en un cacito a fuego medio. Cuando se forme un caramelo, retiramos del fuego y añadimos la nata caliente con mucho cuidado pues puede borbotear y quemarnos. Removemos con unas varillas hasta que se forme una mezcla marrón claro de caramelo y nata. Añadimos la gelatina escurrida, removemos hasta que se derrita en el líquido caliente. Rectificamos de azúcar si creemos que es necesario, añadiendo una cucharada sopera de esta. Vertemos en vasitos y dejamos gelificar tres horas como mínimo en la nevera. Servimos las panna cottas bien frías.
Enlace | Panna cotta al caramelo de mantequilla salada
Tarta mousse de queso crema con interior de fresa
Si sois de los que se quedan pegados a las vitrinas de las pastelerías cuando ven esta tartas de tipo semifrío, entonces habéis encontrado vuestra receta. Mucho más fácil de preparar de lo que imagináis y con un resultado que os hará quedar como profesionales de la repostería. El interior de fresa se puede sustituir por cualquier otro fruto del bosque y quedará igual de fabulosa.
Ingredientes para cuatro personas: para la base: 1 plancha de bizcocho genovés casero o comercial; para la mousse: 6 g de hojas de gelatina, 100 g de queso crema, 50 g de nata, 35 g de leche, 25 g de azúcar, 2 yemas de huevo M, 175 g de nata semimontada; para el interior de fresas: 200 g de fresas trituradas, 15 g de azúcar y 7 g de hojas de gelatina.
Elaboración: Comenzaremos preparando el bizcocho genovés en forma de plancha o bien un disco de uno comercial, cortando con un aro metálico de emplatar de 16 centímetros de diámetro, un disco. Que envolveremos en papel film de cocina y lo congelaremos para manejarlo después mejor, y le colocaremos si tenemos una tira de acetato en su interior para desmoldarlo más fácilmente. Para hacer el interior: necesitaremos un aro un poco más pequeño que el anterior, de aproximadamente de 14 centímetros de diámetro. Que forraremos por su parte exterior y base con film de cocina transparente para que aguante el líquido interior mientras se congela. Ponemos las hojas de gelatina a hidratar en agua fría durante 10 minutos. En un cazo echamos el puré obtenido de triturar las fresas. Si no queremos encontrar las pepitas tendremos que colarlo. Calentamos el puré con el azúcar hasta casi su ebullición, retiramos del fuego y le añadimos las hojas de gelatina escurridas. Removemos para que se deshagan y vertemos en el aro preparado colocado encima de una bandeja pequeña. Congelamos hasta que gelifique. Una vez congelado el interior de fresas, lo desmoldamos con cuidado y lo mantenemos en el congelador mientras que preparamos la mousse de queso crema.
Enlace | Tarta mousse de queso crema con interior de fresa
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