Pablo Álvarez, consejero delegado de Vega Sicilia, tenía solo 28 años cuando, en 1982, su padre David compró la bodega con más prestigio de España.
La familia se hizo con el negocio de rebote. En realidad, don David, propietario ya de Eulen, una inmensa empresa de servicios de limpieza y seguridad, estaba haciendo de intermediario de la compra para la familia Neumann, propietaria de Vega Sicilia, pero acabó quedándose con las 1.000 hectáreas de viñedos centenarios, la bodega y el palacete de dónde salen uno de los vinos más caros del mundo.
Solo tres años después de la compra, en 1985, David designó a Pablo, que jamás había trabajado en nada que tuviera que ver con el vino, para llevar las riendas de Vega Sicilia. Han pasado 34 años y la bodega no solo ha mantenido su leyenda, sino que ha logrado expandir el negocio sin perjudicar en nada la calidad de sus vinos.
Actualmente, Tempos Vega Sicilia, que así se llama la empresa matriz, gestiona cinco bodegas: además de la original de Ribera del Duero, Aión, también en Ribera del Duero; Oremus, en Tokaj (Hungría); Pintia, en Toro; y Macán, en Rioja. Álvarez ya no es un recién llegado a esto del vino, sino una de las figuras clave de la viticultura en España.
Charlamos con el empresario en Enofusión, donde ha recibido el Premio Don Luis Hidalgo a la Trayectoria 2020, con motivo del cuál se ha celebrado una poco habitual cata vertical de sus vinos.
P. Siempre ha admitido que, al asumir la dirección de Vega Sicilia, en 1985, no tenía ni idea del mundo del vino. ¿Le costó adaptarse?
R. Evidentemente me costó, porque era un mundo que no conocía mucho, pero es un mundo muy agradable, me gustaba desde el principio, así que me fue bastante fácil. Sarna con gusto… Aunque tuve que aprender, era interesante y bonito.
P. Visto con perspectiva, ¿fue una ventaja ser una persona ajena al, a veces endogámico, mundo del vino?
R. Creo que uno de los éxitos para Vega Sicilia fue que alguien que no era del mundo del vino entrara. Estos mundos están tan encerrados en ellos mismos que la gente pierde un poco la perspectiva.
P. ¿Y qué aportó usted?
R. No estar condicionado. Nosotros cuando contratamos a gente de cierto nivel prefiero a gente que no es del mundo del vino, porque traen otra visión, otra perspectiva.
P. ¿Cuál es el mayor reto al que se enfrentan hoy por hoy los bodegueros españoles?
R. Darse a conocer, porque la gente fuera de España no acaba de conocer los vinos españoles. Los vinos españoles tienen fama de ser vinos baratos y no muy allá de calidad, cuando creo que hay grandes vinos. Hay gente que los va conociendo, pero eso exige un esfuerzo por las bodegas.
P. ¿No se han esforzado?
R. La gente no se mueve. Siempre digo lo mismo. Yo viajo mucho y veo a muchos franceses, muchos italianos y pocos españoles. Hay que moverse. Nadie va a hacer el trabajo por nosotros. ¿Por qué el español hace eso? No lo sé. Siempre pongo el ejemplo del aceite de oliva. Ahora hay más marcas españolas, pero hasta hace poco lo que hacían era venderle el aceite a los italianos y los italianos ponían la marca y lo vendían como italiano. ¿Eso por qué es? Igual es parte de nuestra manera de ser, pero es verdad que el español se mueve poco.
P. Igual pensamos que nuestro vinos son mejores de los que son. ¿Hay algo de chulería?
R. La chulería es poco inteligente. Al final tenemos que vivir del mundo del vino, de los consumidores. En el mundo hay muchísimos consumidores y si no saben que existes difícilmente van a comprar tu vino. Hay que moverse. A mi hay gente que me pregunta “¿Si ustedes tienen todo vendido por qué viaja tanto?” Pues por eso tengo todo vendido, porque viajo tanto. Hay que moverse.
P. Da la impresión de que Vega Siclia no necesita hacer marketing, y de hecho no hace publicidad convencional, pero hay algo de marketing incluso en conceder esta entrevista.
Sí. Todo hay que venderlo y enseñarlo. Y España tiene un nivel de calidad de vinos que es más que respetable, y que la gente debería conocer. Y la gente que lo va conociendo se sorprende de los vinos que hay en España y de la calidad que tienen.
P. ¿Cómo puede afectar al vino la guerra comercial que parece empeñado en librar Donald Trump?
No lo sé. Evidentemente si ponen un impuesto de entre el 50 y el 100 % va a afectar, pero también va a afectar a su economía. Allí hay muchas compañías que viven de los vinos europeos y si tenemos problemas también los tendrán ellos. Sería deseable que se llegara una acuerdo entre todos. Es lo lógico, pero bueno, ya lo veremos.
P. ¿Cuál es ahora mismo el mayor reto de su grupo? No debe ser sencillo gestionar cinco bodegas, en DO e, incluso, países distintos.
Hacerlo cada vez mejor. Seguir mejorando la calidad de los vinos, afrontar nuevos proyectos.
P. ¿Hay algo en mente?
Siempre hay algo en mente, pero tenemos más cosas en mente que dinero.
P. ¿Y que se pueda contar?
Que se pueda contar no, pero hay algo en mente. Los dos grandes retos siguen siendo en cualquier caso mejorar los vinos y seguir desarrollándolos.
Aunque Álvarez lleva 34 años al frente de Vega Sicilia, más de la mitad de su vida, la historia de la bodega se remonta mucho más atrás. Fue en 1864 cuando Eloy Lecanda planta vides traídas de Burdeos –sobre todo merlot, cabernet sauvignon y malbec- en la finca que su padre había adquirido dieciséis años antes al marques de Valbuena, que sigue dando nombre a uno de los vinos de la bodega. Estas centenarias vides francesas siguen formando parte de los vinos Único de la bodega, los más apreciados, que se venden a un precio de salida de 250 euros, pero acaban costando mucho más con el paso de los años.
Álvarez no es enólogo, pero ha tomado buenas decisiones en lo que respecta a la enología. En los ochenta se negó a plantar en la finca los clones de tempranillo de alto rendimiento que empobrecieron la calidad de tantos vinos españoles, apostando decididamente por sus propias variedades centenarias de tinto fino, y hace décadas que promueve una agricultura cercana a lo ecológico, aunque sus vinos nunca se hayan etiquetado como tal. También ha sido clave la elección en 2015 de Gonzalo Iturriaga, el que fuera enólogo de Habla, como nuevo director técnico de la bodega, que está siendo una figura clave en la expansión de la firma.
P. Ultimamente se habla mucho de los vinos ecológicos, incluso biodinámicos, pero, de facto, Vega Sicilia se elabora siguiendo prácticamente estos criterios desde hace décadas, aunque no esté certificado. ¿Qué opinión le merece este tipo de viticultura?
R. Yo no creo que haya que volverse loco con todo esto. A mi la biodinámica me parece una religión más que una ciencia o una técnica. En definitiva hay que hacer con los vinos lo que deberíamos hacer con nosotros mismos: llevar una vida lo más equilibrada posible, una alimentación equilibrada, no abusar de productos químicos. Y en la viña tiene que ser igual. Los extremos nunca han sido buenos en nada, y en esto tampoco. Hay que tratar de buscar un punto de equilibrio. Si usted se toma todos los días dos inyecciones de antibiótico en poco tiempo lo llevará mal, pero si lo toma cuando lo necesita va a ser bueno.
P. Desde que está en esto del vino cómo ha influido las novedades técnicas en su elaboración. A veces da la impresión en que se insiste mucho en volver a hacer el vino “como antes” y no se reconoce lo que han supuesto todo los avances tecnológicos.
R. Los vinos nunca han sido tan buenos como ahora, y eso es porque la higiene llegó a las bodegas, porque se elaboran con más técnica que nunca, y se conoce mucho mejor, porque las viñas se tratan mejor, se cuidan mejor, se vendimia en mejores momentos… Todo ha ido avanzando y eso ha hecho que los vinos cada vez sean mejores y nunca se han hecho tan buenos vinos como ahora, ni aquí ni en ninguna parte del mundo.
P. Esto es un arma de doble filo, porque al avanzar la tecnología en torno al vino se pueden hacer mejores vinos en todas partes y puede haber competidores en muchos más sitios. En concreto, ¿no teme el sector el auge de los vinos chinos?
R. Es inevitable que el mundo del vino se siga desarrollando. China es el segundo país con más superficie de viñedo del mundo. Y, bueno, se harán cada vez mejores vinos. Tienen limitaciones de clima, pero harán vino, y probablemente acaben haciendo los vinos más caros del mundo, porque son chinos, será la primera economía mundial y hay muchos multimillonarios dispuestos a pagar por su vino lo que no pagan por otros.
P. ¿Cómo cree que va a afectar el cambio climático a la producción de vino? Ya hay regiones, como el sur de Alemania, que parecen estar beneficiándose de esto.
R. Los vinos alemanes siguen siendo igual de malos que antes. Inglaterra también ha tardado 4.500 millones de años en poder elaborar champán.
P. ¿No cree entonces que pueda ser una amenaza?
Hay dos cosas diferentes, una cosa es que la contaminación, lo que el hombre hace mal en el medio ambiente. Habrá que tomar medidas, y se puede corregir si se toman medidas. Y otra cosa es el cambio climático. El hecho de que en la última década la temperatura media en España sea de un grado más no quiere decir que la próxima década no vaya a ser la más fría, esto no es progresivo, como gente pretende que vaya a ser. El clima siempre se está moviendo y es muy probable que dentro de dos millones y medio de años si no hemos encontrado un sitio fuera de aquí estaremos todos muertos.
P. Al margen del clima, que no parece que le preocupe mucho, el vino depende de un factor que no se puede controlar: la meteorología. Después de llevar tanto tiempo en esto ¿sigue mirando preocupado al cielo cuando se acerca la vendimia?
R. Desde que brota la viña hasta que recogemos. Me paso la mitad del año mirando al cielo. El clima no lo controlas, estás trabajando con la naturaleza, se puede repetir dos años el mismo clima y ser diferentes cosechas. ¿Por qué? No lo sé.
P. ¿Cuál ha sido la añada más problemática que recuerda? Hay incluso añadas que no se ha producido vino.
R. En el año 97, 92, 93, fuero años que no se hicieron. Es una región muy complicada, siempre pasa algo, pero estas fueron añadas especialmente difíciles. En el año 2001 tuvimos una helada fortísima.
P. ¿Hay alguna forma de combatir esto?
R. Hemos puesto ventiladores que calientan el aire y hasta tres grados bajo cero funcionan bien, a partir de ahí ya no tanto.
P. La producción varía mucho de año a año, tienen mecanismos para compensar esto, o cuando vienen mal dadas sencillamente ganan menos.
R. Ganamos menos. Las cosechas de Único se mueven entre 40.000 y 120.000 botellas y eso depende de cómo venga la calidad de cada año.
Vega Sicilia es sin duda el vino español que más nombre tiene fuera de España, y uno de los pocos que compite en la liga de los mejores vinos del mundo.
La marca siempre ha cuidado esa exclusividad que caracteriza a los productos de auténtico lujo. Su producción siempre es pequeña y no es fácil acceder a ella. En España solo se vende el vino a través de un sistema de cupo por el que se accede al vino con un precio que es hasta de la mitad que el que alcanza después en el circuito comercial. Fuera de este cupo los precios se disparan: en subasta hay botellas que han llegado a alcanzar un precio superior a los 6.000 euros.
P. Dicen algunos expertos que no hay vinos que valgan más de 50 euros, especulación aparte. Es decir, que todo lo que pagamos por encima de ese precio no está justificado por el producto en sí, sino por su revalorización en el mercado como producto de lujo, de colección. ¿Está de acuerdo?
R. Estoy de acuerdo en que factores como el hecho de que sea un bien escaso y hay mucha demanda influye en los precios de los vinos. Yo no sé si el precio mínimo o máximo son 50 euros. Al final los precios no solo tiene que ver con la calidad del vino, influyen otros factores, eso es verdad.
P. Un Vega Sicilia es un valor casi tan seguro como el oro. ¿Será siempre así?
R. No sé si es tan seguro como el oro, pero sí es muy seguro. Alguna vez que compramos vinos nuestros en el mercado sí lo vemos.
P. ¿Por qué compran su propio vino?
R. Porque no tenemos stock y, sí, compramos. He intentado comprar unos magnum que salieron a 200 euros y te piden 2.000 o 3.000.
P. Teniendo en cuenta los precios que alcanzan los vinos, ¿sigue teniendo sentido el sistema de cupo?
R. Lo seguimos haciendo porque es un sistema histórico de Vega Sicilia. El mercado ha cambiado, pero el sistema sigue siendo el mismo, y no solo en Vega Sicilia, en todas las bodegas. Nosotros tenemos un número de clientes, estamos ente 3.500 y 4.000. El 80 % son particulares y el resto son comerciantes o restaurantes. Todos reciben la misma información al año, todos pagan lo mismo, no hay diferencias de precio. En los particulares hay terceras o cuartas generaciones de clientes. Es un sistema que queremos mantener, no tenemos distribuidores, todo es venta directa y, bueno, da trabajo, pero forma parte de la historia de Vega. Lo que ocurre también es que Vega exporta a 150 países. El cupo solo es en España, el resto se exporta. En cada países tenemos uno o dos e incluso tres importadores diferentes, pero el sistema del cupo montado en España fuera sería imposible.
P. ¿Qué lista de espera hay para entrar en el cupo?
R. Hay gente que entra y otros que no entran nunca. Se siguen criterios geográficos, para que esté repartido por toda España, que no haya concentraciones de ventas muy grandes en una ciudad. Siempre hay limites, pero depende de los años, de lo que se beba, pero el cupo nunca es ilimitado, pero el particular puede pedir seis, tres, doce o 18, pero nunca va a pedir muchísimas. Por eso aunque el 80 % son particulares, se llevan una parte más pequeña de lo que se lleva el resto.
P. ¿Cuál es el mejor momento para disfrutar de un Vega Sicilia?
R. Yo no soy muy estricto en eso. Hay veces que un Burdeos parece que si no te lo tomas a las 12 de la mañana del 24 de mayo del dos mil no se cuantos no va a estar bueno. Los vinos necesitan un tiempo de botella. Vega sale con mucho tiempo de botella, y yo soy de la opinión de que un vino que no ha dado antes de los siete u ocho años todo lo que es no lo va a dar nunca. Otra cosa es que haya momentos en que te pueda apetecer un vino más joven o más viejo y ese es un tema absolutamente subjetivo. Bien es verdad que los vinos de Vega envejecen especialmente bien, pero no significa que porque bebas ahora un 42 esté mejor ahora. Estoy seguro de que estuvo mejor antes.
P. ¿Y en qué situación lo disfrutaría? ¿Comiendo?
R. Para mi gusto el vino hay que tomarlo con comida. El vino es un gran plato más de la comida. ¿Con qué? Siempre se trata de buscar el vino que case perfectamente con lo que estás comiendo. Para mi no hay nada mejor con un queso que un vino. Sin embargo, el queso mata absolutamente el paladar, pero bueno, un vino está bueno siempre con el queso. De ahí la expresión de que no te la den con queso.
Aunque Vega Sicilia sigue perteneciendo a la familia Álvarez, no todos los miembros de la familia participan en la bodega. En 2009 estalló la guerra entre los hermanos por el control de las empresas familiares, después de que el padre decidiera, a los 82 años, coger de nuevo las riendas del imperio. El terremoto familiar acabó con la muerte del patriarca en 2015. En su testamento cedió a María José, su tercera hija, y la única que le había apoyado, el control de Eulen. Sus otros cinco hermanos son piña en torno a El Enebro, la empresa matriz que concentra Tempos Vega Sicilia y la cárnica Valles del Esla. El séptimo, Jesús David, el primogénito, está hoy fuera del accionariado de El Enebro y Eulen. Imposible no preguntar a Pablo Álvarez sobre todo esto.
P. En la cata ha insistido en que Vega Sicilia es una empresa familiar. ¿Cómo se lleva esto de trabajar en familia?
No siempre es fácil. El gran problema de los negocios familiares son las familias, más que los negocios. Es que es así. En las familias al final cada uno es como es, cada uno tiene su vida, y hay que saber dirigirlas y llevarse entre todos.
P. En alguna entrevista anterior me ha parecido entrever que no da por hecho que los familiares sean los más idóneos para dirigir la empresa
R. A veces los hijos por suerte o por desgracia o no les gusta el negocio, con lo cual me parece perfecto, pero que no trabajen en la empresa familiar, porque en los negocios es absolutamente necesario querer estar donde estas. Y hay algunos que son más listos y otros más tontos, y eso pasa siempre ¿no? Si la familia sigue en el negocio tiene que ser gente preparada y gente con la suficiente inteligencia para llevar el negocio.
P.¿Ya ha organizado su relevo pensado en estas cosas?
No, todavía no. Sí se piensa, pero no está organizado.
P. ¿Cuál le gustaría que fuera su legado?
He tenido la suerte de enamorarme de lo que hago. Me gustaría que el que siga se enamore también de esto y esto será la base de que pueda llevar a Vega Sicilia a cotas más altas y a más grandes calidades de las que nos tiene acostumbrados.
P. ¿Se imagina a Vega Sicilia teniendo la misma importancia dentro de 50 años?
R. Pues no, pero espero que esté muy bien, mucho mejor. Vega Sicilia siempre ha sido, es y espero que siga siendo la bodega más representativa de España a nivel mundial. Y supongo que lo seguirá siendo.
Imágenes | Vega Sicilia
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