Si los problemas del TCA en los tapones de corcho dieron motivos para buscar alternativas a la hora de cerrar las botellas de vino, una de ellas, el tapón de rosca, ya ha provocado que un 2,2% de los vinos huelan a huevos podridos.
Según los análisis que la Internacional Wine Challenge realizó sobre miles de botellas de vino todo el mundo, entre las que 9.000 poseían tapón de rosca, se hallaron afectadas hasta un 2,2% de ellas por la sulfatación o sulfuración, un proceso químico que el consumidor lo detecta en el momento de abrir la botella, pues desprende muy olores desagradables que algunos comparan a la goma quemada, al azufre o a una bomba fétida.
Los sulfatos, que se encuentran en el vino en estado natural, en proporciones que dependen principalmente del suelo de cultivo y que pueden aumentar por oxidación del anhídrido sulfuroso, al descomponerse producen tiol, un compuesto que aporta el aroma característico al azufre. Como los corchos permiten que entre oxígeno, lo “desulfata”. Pero también se pueden encontrar sulfatos en botellas que no se han limpiado adecuadamente.
En Gran Bretaña se venden al año unos 100 millones de botellas de vino con tapón de rosca y cuanto más popular se hace como alternativa al tapón de corcho, más aumentan las ventas, y el estudio sugiere que más de una botella de cada 50 que se venden, pueden tener este problema.
Ya han sido informados los principales almacenes y tiendas de vinos sobre las posibles devoluciones de los clientes, además se han entregado los resultados de los estudios para que intenten solucionarlo, ya que este problema se produce durante el proceso de elaboración.
¿Qué nos depararán nuevos estudios sobre los tapones sintéticos?. Nosotros continuamos con nuestro apreciado tapón de corcho ¿y tú?
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