¿Invertir en vino? “Los mejores bébetelos lo antes posible, y si vienen a robarte que se lleven los baratos”

Manuel Hevia es director general de Vinoselección: el más longevo club de vinos de España o, en cristiano, la más veterana plataforma de venta a distancia.

Hevia comenzó a trabajar en la compañía que ahora dirige hace 29 años, en plena edad dorada de la venta por catálogo. Las compras llegaban por correo postal o teléfono, en un tiempo en que el consumo de vino per cápita era en España el doble que el actual: 40 litros al año frente a los 20 que se beben hoy en día.

“Es el gran tema de todos los vendedores de vino”, reconoce Hevia. “Te enfrentas a una situación donde el consumo de vino desciende. Una de las cosas que ocurren es que ha habido una sustitución de tipos de vino, con una progresiva preponderancia de los vinos de calidad. Pero en cualquier caso ha habido un descenso. Ese es el hecho fundamental”.

Pero, mientras en los países históricamente productores de vino se consume cada vez menos, este ha llegado como producto aspiracional a las grandes economías emergentes, lo que ha hecho que aparezca un mercado de vinos de lujo –hasta hace unas décadas limitado casi en exclusiva a Reino Unido y EEUU– en el que se puede ganar mucho dinero.

El vino como trofeo

“Estuvimos en el año 2012 en China en un viaje de prospección y una de las cosas que me encontré es que estaban todos los grandes wine merchants británicos”, explica. “Los británicos de toda la vida vendiendo los grandes vinos franceses. Eso funcionó increíblemente bien, pero con cuestiones paradójicas. Una de las cosas que se decía es que la mayoría de las botellas de Château Lafite que se habían vendido no estaban abiertas, algunas estaban encima de chimeneas, de adorno. Se los consideraba iconos. La gente no las bebía, las guardaba sin saber para qué”.

Son pocas las personas que compran los grandes vinos con la intención de beberlos

Muchos de estos vinos no se compran siquiera como inversión, con la intención de venderlos más caros en un tiempo futuro, si no como pura demostración de poder. “En un momento dado en que una sociedad prospera, y empieza a haber importantes niveles de riqueza, el vino se convierte en un elemento icónico, y te permite ser parte de algo de lo que muy poca gente forma parte. Esto genera un incremento de precio de esos iconos”.

En realidad, también en Europa, son pocas las personas que compran estos grandes vinos –algunos de los cuales se venden por cientos e, incluso, miles de euros la botella– con la intención de beberlos. O no solo por ello.

“Tenemos un mundo donde es un hecho que hay una tendencia a la desigualdad económica, por lo tanto hay grupos bastante abundantes de gente con mucha capacidad de adquisición”, explica Hevia. “Algunos los compran para consumir, pero no para consumir en sí mismo, si no para un evento, una celebración, un momento especial... Es un elemento icónico que puede ser similar a la pasión por los tres estrellas Michelin o los hoteles de lujo. Si lo has conseguido a veces quiere demostrarlo, y una forma de demostrarlo es con esos vinos”.

“Muy poca gente puede apreciar la complejidad de esos vinos”

En realidad, muchos de esos vinos, cuando son viejos –que es cuando mayores precios alcanzan en las subastas– no están en su mejor momento. Puede que, incluso, por muy bien que se hayan guardado, no le gusten a la mayoría de la gente.

“Creo que la capacidad de entender un vino de esas características es muy limitada”, explica el director de Vinoselección. “Es más limitada que la riqueza del mundo. Muy poca gente puede apreciar la complejidad de esos vinos”.

Manuel Hevia, director general de Vinoselección.

Consejos para invertir en vino

Los grandes vinos del mundo se compran y venden por imagen o reputación. Su mercado tiene poco que ver con el vino en sí.

El pasado octubre se cometió un robo en la bodega de Atrio, el restaurante cacereño de dos estrellas Michelin que presume de tener una de las mejores bodegas de Europa. Los ladrones se llevaron 45 botellas, con un precio de mercado que podría llegar incluso al millón de euros.

Es un drama para sus propietarios, pero lo más probable, explica Hevia, es que esas botellas no fueran a venderse nunca: “Todos sabemos que Atrio desde hace muchísimos años tiene una de las mejores bodegas de restaurante de España, y es algo que les acompaña desde siempre. Incluso toda la problemática del robo vuelve a refortalecer de alguna manera esa marca, y esa pasión que los diferencia del resto. Al margen del elemento sentimental, termina siendo un refuerzo de la marca Atrio, ha sido una campaña de publicidad. Ellos habrían preferido que no les hubieran robado, sin duda, pero en el fondo forma parte de esa cultura, de esa mitología del vino”.

La bodega de Atrio es, quizás con permiso de la que tiene El Celler de Can Roca, la mejor dotada de España.

Como explica el experto, al margen de los superricos que compran estos vinos como demostración de poder, sobre todo en Asia, hay dos perfiles entre quienes compran las botellas de las mejores bodegas:

El primero es el del amante del vino que compra buenas cosechas de grandes marcas que van a ir mejorando durante un tiempo –no más de diez años en la mayoría de los casos– con el objetivo de beberse estos vinos pagando un precio inferior del que hay que pagar años después.

El segundo es el de quien busca sencillamente hacer negocio.

“Si quieres invertir para ganar dinero tienes que conocer bien las cosechas, tienes que conocer bien las marcas, el mercado, y asegurarte de que tienes un mercado secundario donde lo puedes hacer”, explica Hevia. Y este es el principal problema: al margen de la necesidad de conservar el vino en condiciones, no siempre es fácil encontrar a alguien que quiera comprarlo.

“Si estás invirtiendo, asegúrate de que el día que quieras vender sepas cómo hacerlo”

“Si estás invirtiendo, asegúrate de que el día que quieras vender sepas cómo hacerlo, que no te encuentres el problema de tener algo que supuestamente vale mucho pero no sabes dónde venderlo”, explica el experto. “No lo vas a vender en Wallapop. Si quieres vender tus Vega Sicilia o tus Ygais no existe como tal un mercado secundario fácil para que puedas vender ese producto”.

En Reino Unido, donde se concentran todos los actores del mercado de vino de lujo, aunque luego operen en Asia, existen empresas que se dedican a almacenar el vino en las mejores condiciones y gestionar la compraventa. Tienen incluso fondos de inversión, en los que se puede poner dinero sin saber nada de vinos. Pero al contar con estas empresas el retorno es, lógicamente, mucho menor.

Las grandes casas de subastas británicas, como Shoteby´s, tienen divisiones dedicadas en exlusiva a vinos y destilados.

¿Quién pone el precio?

Cuestión aparte es tener un vino de una bodega poco conocida que acaba haciéndose famosa, pero esto es un proceso que dura décadas. Son muy pocos los vinos de los que realmente se puede sacar dinero en el mercado de compraventa.

“El precio de las cosas lo pone la gente, y uno de los condicionantes esenciales es la escasez”, explica Hevia. “Si tienes un vino del cual produces 5.000 botellas, en un momento determinado consigue 99 puntos Parker y consigues tener una distribución mundial, ese vino puede llegar a valer mucho”.

Los prescriptores como Parker, Wine Spectator o, a nivel español, la Guía Peñín, tienen una gran influencia. Pero, al margen de lo más o menos transparentes que son estos actores, llegar a lo más alto de estas guías es un trabajo arduo.

Pongamos como ejemplo el camino recorrido por Castillo Ygay, el vino de Rioja que fue escogido como el mejor del año pasado año por Wine Spectator. En 2011, el precio del Castillo Ygay de la añada 2001 era de unos 36 euros. En 2015 la añada de 2005 rondaba los 60 euros. Las botellas de la última añada que ha salido al mercado, la premiada, se agotaron a un precio de venta de 185 euros.

El precio de estos vinos tiene poco que ver con su coste real

“Castillo Ygay para mí representa algo de lo que adolece el mundo del vino español”, explica Hevia. “En Francia te puedes encontrar bodegas que hacen vinos de precio muy elevado y de producción alta. Vinos de los que se hacen muchas botellas. En España esto solo lo había conseguido Vega Sicilia, pero hay muchas bodegas con potencial para hacer esto”.

Ahora bien, ni qué decir tiene que el precio de estos vinos tiene poco que ver con su coste real de producción, ni siquiera con su calidad, llegando a un punto donde hablamos siempre de vinos excelentes.

Para colocar una marca en la liga de los grandes vinos del mundo, explica Hevia, no basta con tener un buen producto: “Eso va unido a la labor que ha hecho la bodega en los últimos 25 años de fortalecerse en todos los atributos. Desde su arquitectura, inversión en su estructura, en cuanto a su internacionalización, con una distribución mundial, en la que te aseguras de que esté presente donde tiene que estar presente, en tiendas y restaurantes de los principales mercados. Esto es lo que al final termina impulsando a un vino. Ayuda ser el vino del año en Wine Spectator, pero si la bodega no hubiera hecho todo lo que ha hecho en los últimos 25 años, que ha sido observado por todo el sector, no habría conseguido ese premio con independencia del líquido que va dentro”.

Más vale vino en copa

Más allá del mercado de lujo, hay muchos vinos muy disfrutables para los que no hay que gastarse tanto dinero. “El vino tiene que tener un precio mínimo porque tiene unos costes mínimos”, explica Hevia. “No hay milagros. No se puede conseguir un vino bueno por menos de 12 o 13 euros, porque los vinos tienen que tener una serie de elementos para hacer las cosas bien. Pero sí, un vino de 15 euros te puede provocar un gran placer. Yo soy muy fan de esas experiencias y es un poco a lo que nos dedicamos nosotros”.

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Y si un día te gastas más dinero en un gran vino –“algunos de esos vinos son extraordinarios, inolvidables, emocionantes”, insiste Hevia–, mejor procura disfrutarlo a tiempo. Independientemente de que el objetivo de sus propietarios fuera acumular vino para beber o para vender, las historias de grandes bodegas de particulares echadas a perder se cuentan por cientos.

“Las historias de gente que iba metiendo en una bodega vinos y se encontró con que no estaban en buenas condiciones es muy típica”, confirma Hevia. “Le ha pasado a muchísima gente. Yo personalmente creo que lo mejor con el vino es que lo vayas consumiendo, que no lo guardes mucho. Y los mejores vinos bebételos lo antes posible, porque son experiencias que guardarás siempre en la cabeza y te ahorrarás que alguien venga un día y te robe. Hace muchos años tuve pintores en casa y tenía en una zona los mejores vinos y me desaparecieron. Desde entonces tengo esa filosofía: esos grandes vinos hay que beberlos pronto y tenerlos dentro de tu memoria y si vienen a robarte que se lleven los baratos”.

Imágenes | Shoteby´s/Atrio/iStock
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