El mejor vino rosado del mundo es el que hace Jon Bon Jovi en Francia

A principios de año supimos que Jon Bon Jovi, cantante de la mítica banda heavy que lleva su nombre, se había aliado con el conocido enólogo francés Gérard Bertrand para producir un nuevo vino rosado premium: Diving into Hampton Water. Solo unos meses después, el caldo aparece como el mejor rosado del mundo en el famoso ranking de Wines Spectator´s.

El vino, que ocupa la 83ª posición en la lista, es uno de los únicos dos rosados que aparecen en el famoso ranking, con una calificación de 90 puntos.

“Es un honor increíble estar entre los 100 mejores vinos de Wine Spectator´s en 2018, y mucho más ser el mejor rosado”, ha asegurado el cantante en un comunicado. “Es un testimonio de todo nuestro trabajo duro y no podría estar más orgulloso de compartir nuestra emoción y amor por Hampton Water con la gente de todo el mundo”.

Bon Jovi alcanzó el éxito mundial con su heavy metal suavizado, de raigambre pop, y no deja de ser gracioso que ahora triunfe en el mundo del vino con un rosado. Pero el origen del caldo no está directamente relacionado con el gusto del cantante por los tonos pasteles.

Como se explica en la página de Gérard Bertrand, el hijo de Bon Jovi, Jesse Bongiovi, ex jugador de fútbol de Notre Dame, jugó un papel fundamental en la creación de la marca. La idea de crear un vino rosado surgió durante el tiempo que padre e hijo pasaron en Los Hamptons, el famoso patio de recreo de los estadounidenses más adinerados. Jesse y un amigo acuñaron inadvertidamente el nombre de Hampton Water y nació la idea de invertir en su propio vino.

Jon Bon Jovi junto a su hijo Jesse Bongiovi y el viticultor Gérard Bertrand.

Un rosado de 22 euros

Bon Jovi y su hijo empezaron a explorar la idea de hacer su propio rosado cuando conocieron a Gérard Bertrand, con el que decidieron desarrollar una visión compartida, “uniendo la esencia de los estilos de vida relajados de Los Hamptons y el sur de Francia”.

La nota de cata define el vino como un rosado fresco y alegre, con una mineralidad distintiva, con garnacha, cinsault y mourvèdre, variedades de uva características del mediterráneo francés.

“Para nosotros fue muy importante obtener el color rosa pálido perfecto, pasamos mucho tiempo para que saliera bien”, asegura Bon Jovi. “Utilizamos uvas de viñedos de bajo rendimiento para agregar complejidad. El equilibrio es lo más importante, ya que quería que el vino tuviera un largo final, pero también que conservara su frescura”.

Pese a costar 22 euros, un precio elevado para lo que es habitual en los rosados, toda la producción de 2017 se vendió en solo unos meses, por lo que este año está planeado aumentar la producción.

Imágenes | Gérard Bertrand

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