Son algunos los problemas existentes para mejorar el negocio en torno al vino, nos referimos al consumo que se realiza en hoteles, restaurantes y cafeterías. Está en manos de los profesionales de la hostelería y la restauración, proporcionar a los clientes una mayor motivación para consumir vinos de calidad, potenciar la calidad de los distintos caldos de diferentes regiones españolas así como una mayor educación en cuanto a los caldos se refiere. Mejorar el negocio del vino es cosa de ellos y es aconsejable aplicar estas siete claves.
Muchos restaurantes españoles siguen ofreciendo cartas de vino que poseen una antigüedad de 10 o 15 años, sin duda están obsoletos, es necesaria una renovación y tener al corriente dichas cartas. El panorama vinícola ha crecido considerablemente, las ofertas se encuentran por doquier, vinos de gran interés y calidad son ofrecidos por distintas comunidades pero por desgracia no están reflejados en las cartas, ni siquiera una muestra de ellos. De hecho se sigue padeciendo en muchos restaurantes las tendencias “Riojitis o Riberitis”, la oferta es mucho más amplia que no sólo los vinos Ribera de Duero o los Rioja.
El precio del vino es otro factor fundamental, un establecimiento no debería cargar un precio excesivo por un determinado vino, lo único que se consigue es minimizar en lugar de potenciar el consumo de éste, en ocasiones se llega a cargar hasta un 300% sobre el valor de la botella, hecho que consigue reducir el consumo de vino notablemente y a la larga, perder ventas.
Es mejor vender mucho y ganar menos, pues a la larga proporciona más beneficios. Además podemos añadir que el hecho de no vender más baratos algunos vinos, especialmente los que no son longevos como los blancos o los rosados, dan lugar a un deterioro, con lo que al final no son consumidos y originan pérdidas al establecimiento.
Otro problema, la falta de formación por parte del personal, innovación y calidad deben ser vinculadas a la formación. Saber vender, promover y tener conocimiento de los vinos es muy importante, la preocupación por el cliente es vital, hay que proporcionarle los datos necesarios y la valoración personal. Por desgracia existen muchos denominados a sí mismos “sumilleres” que para nada lo son. Este problema se solucionaría con una buena formación, potenciaría la imagen y se ganaría en ventas.
Formación y servicio son dos conceptos ligados, si un sumiller no está debidamente formado, no servirá adecuadamente el vino ni recomendará perfectos maridajes. Otro dato fundamental que debe constatarse en un sumiller es la humildad y el buen hacer, realizar una adecuada carta de vinos y no alardear de conocimientos sobre el vino, el lenguaje debe ser un poco simple y accesible explicando características y maridaje, siempre con una simpatía característica. Los discursos o monólogos no ayudan para nada en la tarea de vender un buen vino.
Innovar con nuevos sistemas como el dispensador de vino, sistema pionero en Estados Unidos pero que está bastante instaurado ya en nuestro país y que proporciona un mayor consumo de los vinos sin necesidad de aumentar el precio. Una carta de vinos por copas con distintas referencias proporcionará un mayor consumo y la satisfacción del cliente por no tener que pagar una botella que no se va a terminar.
Distribuidores e importadores tienen también un papel fundamental en cuanto al consumo se refiere, ellos son quienes deben facilitar toda la información necesaria sobre los vinos que venden a los bares, restaurantes, etc. Realizar catas, pero no las que tradicionalmente realizan involucrando siempre al personal del gremio, también al consumidor y teniendo en cuenta sus gustos y opiniones. Estas son algunas de las claves que hemos leído en una nota de prensa que hemos recibido, un artículo elaborado por el Presidente de La Academia del Vino de España, Pancho Campo, todo un profesional en la materia.
Nota de prensa | VNC-WBC