Parece ser que el cambio climático, que ya empieza a perjudicar a las vides, ha topado con un bodeguero que ha encontrado una solución, quizá momentánea, pero es que el abrasador verano de Napa (California) empieza a preocupar a los viticultores.
Aaron Pott, enólogo de la bodega Quintessa, ha elaborado un spray a base de aloe vera y yuca en pequeñas cantidades, además de abono orgánico y asegura que es un perfecto protector solar para sus viñas, de momento ha demostrado que sus frutos se mantienen tersos como la piel de un bebé.
Con 150-250 gramos de yuca y 300-400 de gel de aloe vera (conocidos por su capacidad para aliviar la piel expuesta en exceso a los rayos solares) por hectárea mezclados con un spray de abono orgánico, se rocían las vides y sus frutos, y al ser un spray completamente diluido, al recolectar las uvas no queda ningún residuo. Pott es un conocido licenciado que trabajó en bodegas de Burdeos y Chile y que utiliza una técnica en la que hace crecer las hojas de las viñas para lograr que proporcionen sombra a las uvas, y en los momentos más críticos las rocía con agua fría. Basta añadir que sus vinos suelen obtener gran puntuación en la revista Wine Spectator, llegando a costar una de sus botellas unos 200 dólares en los restaurantes.
El enólogo apuesta por el biodinamismo, una forma de agricultura que fue desarrollada sobre 1920 por el filósofo y científico Rudolf Steiner y que rechaza los pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales.
Son varios los agricultores que se plantean la utilización del protector solar en otros cultivos, como por ejemplo en los tomates, que son muy sensibles al calor. Pero esto se verá una vez saboreado el primer vino de esta cosecha.
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