La relación (laboral) de la que surgió uno de los vinos blancos más especiales de España cumple 20 años

Marta Baquerizo obtuvo su licenciatura en Biología en 1996, y una amiga le hizo una propuesta que cambió su vida: ¿por qué no estudiar enología? Eran los años en los que el vino español empezaba a profesionalizarse, con la consolidación de las primeras denominaciones de origen, y había trabajo en el sector, pero muy poco personal especializado

La de enología era una titulación en pañales. En aquellos años solo se impartían estos estudios en la Universidad Rovira i Virgill y, puestos a marcharse fuera de Madrid, Baquerizo prefirió salir de España, y cursar la especialización en Burdeos.

Un vistazo a…
PANACOTA DE VINO TINTO rápida y deliciosa

Fue en la ciudad francesa, conocida por su tradición vitivinícola, donde Baquerizo encontró su primer trabajo, el mismo que conserva 20 años después, como enóloga para Belondrade y Lurton.

Esta bodega, enmarcada en la Denominación de Origen de Rueda, llevaba un lustro en funcionamiento, pero su fundador, Didier Belondrade, andaba en busca de la persona perfecta para llevar a buen puerto su proyecto: elaborar vinos de la variedad verdejo al estilo de Borgoña: vinos blancos de guarda, que huyeran del estilo afrutado al que asociamos esta variedad y expresaran pasados los años todo lo que el territorio tenía que ofrecer.

Belondrade había contratado ya a un enólogo para desarrollar la tarea cuando, en Vinexpo –que era, y sigue siendo, una de las ferias de vino más importantes del mundo–, conoció a Baquerizo. La invitó después a cenar en su casa e hicieron buenas migas, pero la enóloga se fue pensando que había sido una oportunidad perdida, porque la bodega ya contaba con un responsable. Solo unas semanas después recibió una llamada del que ha sido su jefe los últimos 20 años: la persona que había contratado finalmente había renunciado al trabajo y quería contar con ella.

La primera añada de Baquerizo, 1999, y la de 2011, con la etiqueta actual.

Llevar a Rueda las técnicas francesas

Quizás la propuesta que Belondrade realizó a Baquerizo no era para alguien que acababa de salir de las aulas, pero Baquerizo había hecho sus prácticas en las legendarias bodegas Petrus, y su director, Christian Moueix, buen amigo de Belondrade, le animo para que la ficharan.

“La verdad es que era un gran reto profesional, yo estaba empezando y era una responsabilidad importante”, reconoce Baquerizo. Pero, entusiasmada con lo que le esperaba en su nuevo trabajo, se mudó a Medina del Campo –una población “no muy cosmopolita”, bromea–, para trabajar en un mundo tremendamente masculino que, más allá de los estudios, desconocía por completo.

Baquerizo fue una de las primeras mujeres a las que se encargó la dirección técnica de una bodega. Cuando llegó a Rueda, explica, solo había dos mujeres trabajando en la denominación, Victoria Pariente y Vicky Benavide (antiguas socias de la bodega Dos Victorias) y ella, encima, tenía que decir a un montón de trabajadores que, para lograr elaborar un vino como el que buscaba su jefe, las cosas tenían que hacerse de una forma muy distinta a como se hacían tradicionalmente en la zona.

La enóloga, además de supervisar las obras de la nueva bodega, que se instaló en el pueblo de La Seca, y arreglar todos los trámites administrativos, tuvo que convencer a los lugareños de que las cosas podían hacerse de otra manera.

“Nunca se había vendimiado en cajas, lo que se hacía a mano se vendimiaba en cuévanos [las enormes cestas que se han usado tradicionalmente en todo Castilla para recoger la uva], y paralizaban la vendimia cuando había fiesta en los pueblos y la gente cogía vacaciones”, explica Baquerizo. “Yo no daba crédito. La vendimia hay que hacerla cuando está la uva lista, no cuando no es fiesta. Eran choques importantes en cuanto a la forma de plantear las cosas”.

“Probablemente decían ‘esta jovencita que viene además de Madrid que va a decirnos cómo tenemos que hacer las cosas’”, explica Baquerizo. Pero, pasado el tiempo, asegura la enóloga, las cosas se fueron puliendo. Hoy hay paridad femenina en la denominación de origen, y en las catas del consejo se pueden encontrar incluso más mujeres que hombres.

Un vino único

20 años después de que Baquerizo llegara a La Seca, 25 de la fundación de la bodega, Belondrade y Lurton es un vino famosísimo, que alcanza la excelencia añada tras añada.

Las pasadas navidades la bodega celebró el aniversario de la enóloga en la casa, con una comida en la que se descorchó el primer vino facturado por Baquerizo en 1999. Y aún que el tiempo no perdona, seguía siendo interesante.

Su fundador ha demostrado que era posible hacer un vino de chateau, de guarda, con uva verdejo, y que los vinos blancos no deben ser necesariamente jóvenes y afrutados, y también pueden fermentarse en barrica, algo que nunca antes se había hecho en Rueda.

La bodega también fue una de las pioneras en la reivindicación de una viticultura natural, en la que no se abusara de ciertos tratamientos. Desde 2010 la bodega renunció por completo a los productos de síntesis –que se usaban solo en casos muy concretos– y, en los últimos años su producción está certificada en ecológico, cuya etiqueta podremos encontrar en los vinos de 2019.

“Trabajamos con levaduras autóctonas, con generación espontánea, y es una forma de ayudar a la microflora”, explica Baquerizo. “Al final es una consecuencia lógica”.

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El futuro de Belondrade

Teniendo en cuenta lo reconocido que es este vino, y el éxito que tiene de crítica y público, la bodega podría correr el riesgo de dormirse en los laureles. Hace años que la bodega factura además de Belondrade y Lurton un vino más joven, Quinta Apolonia, pero Didier reconoce que, si pudiera permitírselo, ni siquiera lo haría. El mayor objetivo tanto de Baquerizo como de los Belondrade –Didier y su hijo Jean, que está tomando las riendas del negocio familiar– es seguir mejorando año a año su vino insignia.

“Más que intentar buscar un nuevo producto intentamos mejorar lo que tenemos”, explica Baquerizo. “Podemos hacer las cosas mejor a nivel de viñedo, de poda. No es que las cosas se hayan hecho mal, pero se puede hacer mejor”.

A la vista está que tendremos Belondrade y Lurton para rato.

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