Íbamos siguiendo a nuestro coche guía por esas sinuosas carreteras de las rías bajas de Galicia. A los lados del camino se puede disfrutar de un precioso mar verde de viñedos. Estamos en el Concello de Cambados en pleno corazón de la Denominación de Origen Rías Baixas, cuna del vino Albariño. "¿Os apetece visitar la bodega de unos amigos?" La respuesta no tenía lugar a dudas, "¡por supuesto!" Y allí nos dirigimos, la visita no nos defraudó.
"El caso es que hasta los años 70 aquí no se hacía Albariño. Bueno, se hacía Albariño pero para un consumo muy ocasional. Aquí lo que se hacía es una especie de vino tinto que ahora sólo se consume en fiestas" Esto es lo que nos comenta Carmelo Vieites de la Bodega Formigal, un productor local de la denominación de origen.
"Ahora los gustos han cambiado mucho. El vino casi todo es blanco y prácticamente no se deja macerar" Nos comentaba, con una curiosa mezcla de gallego y castellano, mientras señalaba con el dedo unas enormes barricas metálicas de acero inoxidable totalmente vacías. ¿Entonces estas barricas para maceración a no las usas? "Prácticamente nunca. Ahora gustan más vinos más dulces, son los que están de moda ahora y con más aromas, es la moda".
Las bodegas Formigal tienen una producción anual de 50.000 botellas de Albariño. Y eso que es una explotación muy pequeña. Cuando uno se pone a pensar que podríamos llenar el estadio Vicente Calderón sólo con botellas de esta pequeña bodega, los números sorprenden aun más. "Pues no te creas, la producción que aquí hacemos nos cuesta colocarla y muchos años tenemos que regalar a familiares o negociar bastante los precios en distintos sitios para poderla vender" Nos cuenta frente a unas 50 cajas de botellas de Albariño perfectamente empaquetadas, selladas y apiladas unas encima de otras.
Por cierto, la bodega también cuenta con una de esas fascinantes máquinas embotelladoras, que rellenan, ponen el corcho, sellan y etiquetan, a eso de 16 botellas por minuto, o 1000 a la hora. "Las hay más grandes que esta. Uy esta es muy pequeña" Uno siempre se pregunta a quién se le ocurrió la idea para la primera máquina de estas. Claro que comparada con la de quitar el hueso a la aceituna y rellenarla con anchoa... Quizá en un futuro post... Pero volvamos a Cambados.
Conflictos de Intereses
"Aquí antes había más variedad de cultivos, pero ahora casi todo lo que se cultiva es variedad de Albariño. Y este monocultivo es un problema" Por un lado se cultiva demasiado y es más difícil colocar la producción, y por otro existe el problema eterno de los minifundios gallegos. "Claro, aquí hay conflicto de intereses. Cuando se reparte una herencia cada uno de los hermanos hace con las tierras lo que le apetece. Unos construyen una casa, otros siguen cultivando Albariño, y otros dejan la tierra abandonada" Con el tiempo, las familias dejaron estas zonas, fueron a las ciudades, y los que quedaron se dedican casi exclusivamente a cultivar vides.
"Por ejemplo, hay problemas cuando fumigamos" Con unos 25° de temperatura y una alta humedad relativa el Mildiu (un hongo que ataca a las hojas de la vid) se convierte en un auténtico problema, y ahí surgen los conflictos. El que se ha construido una casa en el terreno que heredó, como segunda residencia, no le apetece como es normal, respirar la fumigación cuando pasa el fin de semana. Sin embargo, el que tiene el terreno del Albariño no se puede arriesgar a perder la cosecha por culpa de una plaga. "Nunca llueve a gusto de todos, y aquí cada uno ha hecho lo que ha querido" nos comenta con cierta resignación. "También tenemos que tratar contra una especie de polilla dos veces al año" Respecto a los agroquímicos que emplean, "sí, todavía empleamos algo de cobre pero cada vez más los productos son específicos y caros. Procuramos no pasarnos, pero hay quien no se controla tanto".
Marketing y calidad percibida
Nos cuenta que la calidad de la uva influye muchísimo, "hay años en que la uva no tiene grado suficiente y supone un problema. Las plantas grandes que cuentan con profesionales son capaces de "solucionar" el problema pero nosotros no". ¿Cómo? "Bueno, mezclan de aquí y de allá y al final venden el vino como si fuera el mismo que otro de buena añada cuando no es así. Los que somos más pequeños no podemos hacer esto. Hay mucho de marketing en todo esto también, si pones una botella bonita, etiqueta y te mueves bien..."
Este comentario me recordó inmediatamente a algo que escribí hace tiempo en DAP sobre si tras algunas catas de vino, no habría cierto fraude.
Eso sí, nos comenta que los procesos para pasar la certificación de la DO son muy estrictos tanto en el variedad como en la calidad final del vino. "Nosotros somos unos pequeños productores, un negocio totalmente familiar. Nosotros cultivamos y recolectamos las vides y hacemos nuestro propio Albariño".
Por fin llega el momento de probar el Albariño que está en las enormes barricas de acero inoxidable. Mi pobre paladar vinícola sólo acierta a decir "está bueno". Como no podía ser de otra forma, nos llevamos una caja con 12 botellas de Albariño para poder disfrutar de este pequeño trocito de maravilla verde embotellada durante el resto del año.
¿Os gusta el Albariño? ¿Habéis visitado bodegas este verano?
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