Desde hace unas semanas estamos recorriendo virtualmente la comarca de la D.O.Ribera del Duero. Muchos son sus atractivos que nos llaman a visitarla y después de haber estudiado distintas actividades, ya podemos organizar un programa para una escapada perfecta a Ribera del Duero.
Partimos del supuesto que viajamos por nuestra cuenta, aunque existen programas organizados desde Madrid, por ejemplo, que nos darían la oportunidad de conocer a más amantes de la cultura del vino y compartir con ellos todas las experiencias.
Nuestro punto de partida
Dentro de las múltiples posibilidades de alojamiento que encontramos, podemos elegir hospedarnos tanto en una ciudad o en un pueblo del valle del Duero como dentro mismo de una de las bodegas de la D.O.
Entre Quintanilla de Onésimo y San Esteban de Gormaz, pasando por Peñafiel y por Aranda de Duero y por decenas de pueblos con encanto, encontraremos opciones para alojarnos desde pequeñas casas rurales hasta grandes hoteles de lujo. A ello hay que sumarle las visitas culturales que nos ofrecen estas localidades (historia, museos, castillos).
La elección del lugar desde donde nos moveremos por el valle dependerá de nuestro punto de origen y del estilo de viaje personal que preferimos. ¿Buscamos recogernos en un pequeño pueblo acogedor u optamos por una ciudad con oferta más urbana? Tal vez podamos aprovechar la ocasión de alguna de las fiestas gastronómicas para acercarnos a la comarca.
Entre Valladolid y Peñafiel hay poco más de 50 kilómetros y casi la misma distancia desde allí a Aranda de Duero. Trayectos relativamente cercanos para poder movernos libremente por el eje del valle (la carretera N-122) y por los caminos adyacentes hacia una y otra vera del río.
Primer día en Ribera del Duero
Suponiendo que llegamos al mediodía en nuestro primer día, aprovechemos los primeros momentos para echarle un vistazo a los servicios de nuestro hotel. La primera toma de contacto sería entonces con la gastronomía local para agasajarnos con una bienvenida culinaria.
Los restaurantes de la zona del Duero hacen honor a la gastronomía tradicional y seguramente encontraremos muchos de los platos típicos en la mesa que nos reciba. Todo ello, perfectamente regado por los vinos de la D.O.Ribera del Duero. Aprovechemos entonces para comenzar a probar vinos nuevos para nuestro paladar.
La tarde nos espera con un paseo por la comarca, tal vez perdernos por las calles del pueblo o la ciudad que no recibe. Y si preferimos un poco más de intimidad y sosiego, nada como un primer paso por el spa para un relajante masaje que nos prepare para el resto del viaje.
Segundo día en Ribera del Duero
Llega una jornada de inmersión total en la cultura del vino. Si el paso por la Ribera del Duero coincide con época de vendimia, podremos optar por vivirla en primera persona. Desde muy temprano, caminaremos la viña para reconocer los racimos en su punto, recolectaremos, seleccionaremos y podremos participar de los primeros pasos de la producción del vino.
En cualquier otro momento del año, comenzaremos con la visita a una bodega seleccionada por alguno de nuestros criterios personales. Como ya hemos mencionado es la oportunidad de visitar la bodega que produce nuestro vino favorito, o tal vez es el momento de asomarse a alguna de las bodegas singulares que tanto nos interesan por su historia, su arquitectura o su producción.
Dediquemos tiempo a conocer paso a paso los sistemas de recolección, selección y producción de los vinos del Duero. Los guías y enólogos nos darán detalles que nos ayudarán a conocer más y mejor los vinos de esta tierra.
Esta visita será el primer paso hacia una experiencia más cercana con la cultura del vino. Es el momento de aprender a catar para disfrutar plenamente de sus características. Aprenderemos de tonalidades, perfumes y sabores para descubrir los universos internos de cada vino.
¿Tarde libre? ¡Ni hablar! Queda mucho por hacer. Podemos probar las maravillas de la vinoterapia con un baño de vino, o un masaje revitalizante con pepitas de uva. ¿Buscas algo más íntimo? Un jacuzzi para compartir burbujas con una buena copa en la mano.
Antes o después, siempre habrá tiempo para una degustación con maridaje o para una cena especial. Las bodegas, hoteles y restaurantes del Duero ofrecen cartas que combinan perfectamente con los vinos: desde el famoso lechazo hasta la sopa castellana sin olvidarnos de legumbres, verduras y quesos.
Tercer día en Ribera del Duero
Después de un copioso desayuno, nos pondremos en marcha para visitar el Museo del Vino de Peñafiel, o caminar por las bodegas subterráneas de Aranda de Duero, por ejemplo.
Más tarde, emprendemos el camino hacia otra bodega para conocer su producción artesanal, por ejemplo, con vinos de autor que queremos probar. Es el momento de acercarnos a pequeñas empresas productoras, donde tomar contacto personal con quienes piensan, crean y elaboran ediciones limitadas de gran personalidad.
Nuestro paso por las tiendas de las bodegas nos proveen de buenos vinos para regresar a casa con una buena “cosecha” personal. Nos llevaremos, además, multitud de sabores y perfumes, aprendidos para siempre que nos llevarán una y otra vez a revivir esta escapada cada vez que probemos un vino de Ribera del Duero.
Fotos | Michela Simoncini, , Galio, Bodegas La Horra. En Espacio Ribera del Duero | Todo sobre Ribera del Duero