En primer lugar deciros, que durante la tercera edición del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas Ciudad de Valladolid, hemos podido descubrir uno de los mejores eventos que giran en torno a nuestra gastronomía. Este no es un concurso de pinchos y tapas cualquiera, son varias jornadas, muchos participantes con un fabuloso hermanamiento con los restaurantes y la asistencia de grandes profesionales de los fogones y de otros ámbitos de la gastronomía, llegados incluso de otros países, para descubrir quién esconde el mejor pincho de nuestro país.
No hay temor porque la tapa es nuestra, pero se conoce que en el extranjero quieren adueñarse de nuestra modalidad de descubrir con un bocado el placer de comer. Valladolid es un lugar más que favorable para disfrutar del tapeo, sobre todo durante esta semana, ya que grandes tapas y pinchos de concurso se encuentran en los bares y restaurantes de la ciudad.
Hay que reconocer que no todo el mundo tiene el mismo concepto de la tapa, en el concurso pudimos ver (y en la imagen superior) que algunos cocineros mostraban más bien un plato de menú degustación o una ración pequeña, lo que se puede denominar aperitivo. Encontramos presentaciones que no nos permiten disfrutar de la tapa en uno o dos bocados como se suele hacer al tapear, pues sus ingredientes estaban dispersos en un gran plato, e incluso acompañaban chupitos para refrescar el paladar.
Otras elaboraciones eran tan costosas, tanto económicamente como en tiempo de preparación, que no se podrían comercializar como tapa, aunque su presentación fuera espectacular. Escoger entre 77 presentaciones el que reúne todas las cualidades y características no ha sido tarea fácil, presentación, composición, ingredientes, sabores, aromas, combinaciones, originalidad, tradición e innovación o si es comercial, son algunos de los puntos que el jurado ha tenido muy en cuenta.
Pero el trabajo presentado ha sido muy bueno, por eso, además de los tres premios mencionados anteriormente, se han concedido tres accésits en diferentes categorías, Accésit al pincho más tradicional otorgado a José Ignacio Ramos Sapena, de la Casona de Argual (Los Llanos de Aridane), por su “Conejo envuelto en panceta con salsa de brandy”. Se puede degustar en el restaurante Monte Corona.
El Accésit al pincho más vanguardista fue para Miguel Espinosa del Café Rioja (Calahorra) por el pincho “La alegría de la huerta”, lo podéis tomar en la Taberna de Pradera y finalmente, el Accésit a la diversión y la fantasía que parece indudable, mereció Juan Antonio Díaz del restaurante Melly (Somo, Cantabria), con una sorpresa llamada “Burbuja de Mar, dejad que los niños se acerquen al pincho”. Si quieres probarlo puedes acudir al restaurante La Flor que me encontré hasta el domingo.
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