No hace mucho, en este país las novias vestían de negro el día de su boda (que tenía relación con el poder adquisitivo y no con malos augurios), los novios se encargaban de la matanza de la res que se comería en el convite -cuando se trataba de una boda con posibles en un entorno rural-, y el chocolate caliente era la bebida estrella, casi una merienda simbólica después de pasar por el altar o el juzgado. Algunos abuelos, por lo menos, cuentan así sus recuerdos del banquete, que en los años 40 y 50 no daban para muchos excesos.
¿Cómo ha evolucionado el menú de bodas desde el pasado siglo a la actualidad? ¿A quién se le ocurrió la peregrina idea de las esculturas de hielo en las mesas? Aquí os contamos cómo han cambiado los menús nupciales y las nuevas tendencias que se observan en las bodas.
Entrantes, primero, segundo, postre... copa y puro
Si en los años 60 y 70 las bodas eran todavía familiares y comedidas, en los banquetes de los años 80 y 90, las cremalleras de los pantalones y vestidos solían tener problemas para cerrar al final del día por las comidas pantagruélicas.
Las primeras empresas de catering para eventos solían estar vinculadas a restaurantes de gran solera, como el restaurante El Xato, de la Nucía (Alicante), con 100 años de excelente cocina mediterránea a sus espaldas, que ha convertido el conocimiento gastronómico de cuatro generaciones en una cocina de vanguardia.
"Mis padres llegaron a dar comidas para bodas, pero hace 70 años era algo muy sobrio: se invitaba a los allegados más cercanos y cuatro vecinos como mucho, para no gastar demasiado. En los pueblos de interior, que vivían de agricultura de subsistencia, los banquetes eran muy sencillos y se servían dulces.
En Alicante eran típicas las "toñas" con chocolate. Después, en los años 60 se dejó el chocolate y se empezaron a dar pequeñas "picaditas": con los invitados de pie frente a mesas de las que se iba picando algo de comer. En los años 90 hasta la crisis llegamos a tener hasta 492 comensales para una boda, pero ese número se ve poco ahora. Desde entonces hemos ido evolucionando hacia el menú gourmet que hoy ofrecemos y que intentamos sea sofisticado, vanguardista y que sorprenda a los invitados", explica Francisco José Cano Fuster, cuarta generación de la familia que lleva El Xato.
La oferta gastronómica también está variando. Si antiguamente se presentaba a la mesa pesados entrantes, primeros, segundos, postres, copa y puro, ahora la tendencia es a la frescura, ligereza y minimalismo, donde se prima la calidad y el sabor sobre la cantidad excesiva. La clave está en el cóctel de bienvenida donde los invitados pueden interaccionar libremente y empezar a matar el hambre con delicatessen y las primeras copas.
"Los menús que mejor funcionan y que siempre proponemos constan de un buen cóctel con entradas ligeras, un plato único de carne o pescado, un pre-postre ligero y la tarta. Lo importante que debemos plantearnos para el menú de una boda es: ¿qué queremos transmitir? Historia, cultura, tradición que se fusione con una nueva forma de interpretar las recetas de siempre, con influencias que tengan que ver con los gustos de los novios. Más importante que entren clientes es que salgan amigos".
"Uno de los platos que más gusta a nuestros invitados es el “ajo-chufa”, de Valencia, refrescante, es una sopa de ajo blanco con chufa acompañada de un tartar de verduritas y langostinos con una salsita oriental adaptada al estilo mediterráneo. Siempre acompañados de nuestros vinos de la tierra: tinto de Valencia, blanco de Alicante y cava de Requena", explican en El Xato.
También se tiene en cuenta las preferencias y el origen de la pareja, como pueden ser los británicos y su querencia por el cordero. En dos bodas diferentes se puede proponer: por un lado carrillera guisada durante 12 horas con una base de salsa de chutney de nísperos de Callosa d'en Sarrià, y por otro cordero cocinado a baja temperatura durante 18 horas, con salsa teriyaki y acompañamiento de guisantes a la menta.
El minimalismo ha llegado incluso a los postres: aunque se saca una tarta simbólica para que los novios puedan hacerse la foto con ella, la tendencia es a ofrecer primero un "pre-postre" cítrico que aligere el estómago y después la misma tarta de los novios ya porcionada para los invitados. Lo que no cambia es el éxito de la barra libre de copas y coctelería, aunque cada vez más se ofrecen bebidas elaboradas sin alcohol.
Del juego de las sillas al foodtruck
Seguramente muchas parejas casadas recordarán con escalofríos ese juego de tetris para colocar a los familiares por mesas: los que no se soportan, con un mínimo de varias sillas por medio, los jóvenes y solteros juntos, los niños y su menú infantil por otro lado, protocolo para colocar a padres y suegros a la derecha o la izquierda de los novios...
Ahora el planteamiento es más informal y el primer cóctel de bienvenida suele ser de pie, mientras llegan los novios al convite. Al cortador de jamón y showcooking en directo se ha añadido en los últimos años una propuesta culinaria que sencillamente nos encanta: los foodtruck. Esas furgonetas y caravanas hipster con pequeña cocina donde se prepara en directo platos deliciosos para los invitados.
Las propuestas gastronómicas son casi tantas como especialidades de cada foodtruck, desde la divertida gastronomía y estética californiana que propone Eureka Street Food a los productos bio con un maravilloso estilo retro de Caravan Made, cuya caravana es original de los años 70.
Disponer un banquete de este tipo no es incompatible con situar mesas y sillas cerca de la furgo-cocina para que los invitados no tengan que comer de pie necesariamente y puedan descansar. En estos casos se apuesta por mesas redondas sin asiento asignado, donde la interacción con los amigos y familiares sea más cercana e informal. Las tablas de quesos y panes artesanos, los canapés tipo self service, las barras de sushi y las aguas saborizadas con flores y cítricos son también nuevas tendencias en los menús de bodas.
Celíacos, veganos y alérgenos en la mesa
Con la eclosión de alergias e intolerancias en los últimos años, acompañadas de las restricciones por convicción o religión, el menú de bodas ha ido adaptándose a las nuevas necesidades. Lo más fácil para los novios sería tener en cuenta estas posibilidades y disponer de mesas tipo barra libre con productos específicos y señalados: mesa vegetariana o vegana, mesa sin gluten, mesa sin cerdo, mesa sin alérgenos de tal tipo...
Así cada invitado podrá disfrutar sin problemas y con total garantía. En estos casos es necesario acordar con el servicio de catering que se elabore los platos sin gluten con todas las precauciones necesarias para evitar la contaminación cruzada y garantizar que esa mesa estará totalmente alejada de los platos con trazas.
Dependiendo de dónde se celebre la boda: en ciudad o campo, mar o montaña, podremos elegir productos de proximidad y de temporada que por cercanía y disponibilidad superarán todas las expectativas. Mariscadas o churrascadas han ido dando paso a la apertura a nuevos sabores internacionales: los menús fusión de inspiración asiática o latinoamericana son ahora muy solicitados por los paladares más exigentes.
Imágenes | YouTube | Pexels | Caravan Made | Restaurante El Xato
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