Ballenas en peligro de extinción, se siguen comiendo en algunos países: así las cocinan

Probar carne de ballena es hoy en día bastante inusual. Tras miles de años cazando ballenas, la humanidad acabó por esquilmar las poblaciones de estos mamíferos. Ya en 1972, Naciones Unidas aprobó por unanimidad una resolución solicitando que se detuvieran las actividades balleneras a nivel mundial. Para recuperar las especies, la Comisión Ballenera Internacional estableció en 1986 una moratoria para la captura de estos cetáceos con el fin de conservar los diferentes tipos de especies.

Sin embargo, algunos países como Japón, Noruega, han seguido cazándolas para comérselas. En Groenlandia hay una excepción a la norma y sus pobladores están exentos a la moratoria por ser uno de sus únicos sustentos de sus pobladores, sin embargo, la comisión ballenera internacional denuncia que jamás debería ser vendida a los turistas.

Efectivamente, en los países europeos que se consume, comer ballena es algo destinado especialmente a los visitantes y fácil de encontrar. En Noruega, por ejemplo, es un poco más cara que otros animales más corrientes pero no es prohibitiva: unos 20 euros el kilo en fresco y unos 15 congelada. No es un lujo, pero tampoco resulta especialmente barata en ninguno de los lugares donde la venden.

Hay multitud de formas de consumir esta carne y su sabor cambia radicalmente con cada preparación. Se puede tomar cruda, cocinada a la plancha, frita, guisada... Os mostramos aquí las diferentes maneras degustarlas hoy en día en diversos restaurantes del mundo donde no está prohibido.

Una carne muy apreciada por su sabor similar al pescado y con una textura y color más semejante a la ternera. Tiene muchas proteínas y yodo.

Bacon de ballena en Japón

Comer ballena no es algo especialmente habitual en Japón. En el mítico mercado de pescado de Tsujiki en Tokio, entre los miles de vendedores del lugar sólo un par ofrecen esta carne. No está permitida su captura con fines comerciales en el país nipón, sin embargo, cazan unos 400 ejemplares al año con afán “científico”. Se consume poco, pero si se busca, se encuentra. En el barrio Ebisu de Tokio se organiza un festival para degustarla. De hecho, en 30 restaurantes la cocinan durante el evento.

Sashimi de diferentes partes de ballena

Otro de los sitios que destaca por ofrecer este cetáceo es el local especializado Whale Cuisine Kappo Tonbo que se ubica Nagasaki. Allí se pueden degustar diferentes trozos de la ballena crudos como si fueran sashimi, diferenciando los trozos del animal por su textura, cantidad de grasa y color, como hacen con los atunes. También es posible en este local degustar la ballena como fritura. Es un local que ofrece tanto comer in situ esta carne, como la posibilidad de adquirirla envasada al vacío para consumirla en casa.

"Bacon" de ballena

Una forma original de comer la ballena en el país del sol naciente es el conocido como "bacon de ballena". Como en el bacon original, se utiliza la panceta del animal curada. Es típico de la prefectura de Chiba y se sirve con salsa de soja o con una salsa ponzu cítrica.

"Morcilla" noruega

Noruega es el único lugar de Europa continental donde se puede degustar esta carne. Se estima que su cuota anual de capturas ronda el millar de ejemplares de la especie Rocual Albiblanco. Esta especie de ballena es "pequeña" (mide entre 8 y 10 metros) y no está en peligro de extinción.

Filete macerado con frutos rojos

Un lugar muy frecuentado por los turistas donde encontrar este animal, es el mercado de pescado de Bergen, donde es posible probar esta carne macerada, así como comprarla al vacío. Para ciertos viajeros que la han comido, esta manera de prepararla, les recuerda a la morcilla española.

Hamburguesa de ballena

En esa localidad noruega, existe un establecimiento en el que sirve esta especialidad local al lado del mercado: Anne Madam. En este restaurante, se puede consumir en filetes a la plancha, macerada con frutos del bosque o como hamburguesa con gravy y pan.

En Groenlandia se come cruda

La enorme isla dependiente de Dinamarca tiene una cuota reducida de capturas para su propio consumo y el de las tribus inuit que la pueblan. Se estima que se consumen 1.600 kilos de estos animales en los 13 locales de la región que sirven esta carne. Aquí se puede degustar de varias maneras como por ejemplo su piel cruda junto a su grasa, denominada Mattak, que se cocina con la especie Narval. El Mattak se come crudo, encurtido o a veces empanado y tiene una textura bastante gomosa.

Mattak de Narval

En esta remota localización encontramos una de las formas menos tradicionales: como carpaccio. Se sirve con lascas de queso parmesano y Angélica salteada, una planta conocida como la hierba de los ángeles. Este homenaje a la cocina italiana lo podemos probar en el restaurante Mamartut, ubicado en la localidad de Ilulissat.

Carpaccio de ballena

Filetes islandeses con sabor a ternera e hígado

Otro gélida región donde todavía es posible comer ballenas es Islandia. Un sitio muy recomendado es Saegreifinn - The Sea Baron en la capital Reikiavik. En este lugar la cocinan a la brasa. Algunos bloggers que han visitado este local, dicen que el sabor de estos filetes les recuerda a una mezcla entre la ternera y el hígado.

Filete de ballena a la brasa

Por otro lado, en Fiskmarkadurinn - The Fish Market, ubicado también en la capital, se puede probar estas viandas de una manera totalmente diferente. La ballena que sirven es la rorcual aliblanca, también llamada ballena de minke común o ballena enana con una clara fusión asiática. La cocinan con la tradición japonesa de Robata, una tipo de barbacoa con pinchos cocinada sobre carbón a la que se le añade salsa de soja y jengibre, junto a rábanos y grosellas. Pura fusión nórdica con Japón.

Ballena a la brasa japonesa (Robata)

Comer o no comer ballena

Comer ballena es un tema controvertido y entraña dilemas éticos sobre la conservación de la fauna marina. Algunas asociaciones denuncian que se esté utilizando como reclamo turístico la carne de estos animales. Estas iniciativas han conseguido que mientras en el año 2006 el 40% de los visitantes de Islandia probaban estos platos, este porcentaje se redujera al 18% en 2014.

Otras voces apoyan la caza desde Japón. De hecho, algunos japoneses sostienen que hay hipocresía por parte de Occidente en este tema: "nosotros no le decimos a los británicos que no coman conejo a pesar de que no lo comamos". Apoyando esta corriente, las autoridades noruegas afirman que cazar ballenas entra dentro del equilibro del ecosistema.

Y tú, ¿Comerías ballena?

Imágenes | Tripadvisor, Inside Local Japan
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