El queso fresco ricotta es usado en infinidad de recetas italianas, tanto dulces como saladas. Y la verdad sea dicha, el mayor problema que le veo ha sido el encontrarlo, porque por lo demás me parece delicioso. Por lo que cansada de buscarlo de tienda en tienda os traigo una receta de cómo hacer queso ricotta casero que puede sustituir perfectamente al comercial.
Fácil de encontrar hoy en día el queso ricotta como en Mercadona, tiene propiedades saludables similares al requesón que también podemos hacer casero y se puede usar en multitud de recetas diferentes.
El queso ricotta es un queso de subproductos. Su nombre ricotta, que significa "cocinar otra vez", hace referencia a su método de producción utilizado en su elaboración. Y es que este queso se hace a partir del suero drenado de quesos como mozarella, provolone y otras variedades. Aunque normalmente se combine con leche, tanto entera como descremada de vaca, para obtener el producto final. Para elaborarlo nosotros mismos vamos a necesitar unos ingredientes muy sencillos y que normalmente hay en todas las neveras.
Ingredientes
- Leche entera 500 ml
- Nata líquida para cocinar 200 ml
- Vinagre de vino blanco 45 ml
- Sal 1 cucharadita (o menos si es para dulce)
Cómo hacer queso ricotta casero
- Tiempo total 15 m
- Cocción 15 m
- Reposo 2 h
Comenzaremos calentando la leche con la nata y la cucharadita de sal. La llevamos hasta ebullición, cuando comience a hervir retiramos la olla del fuego y le añadimos el vinagre, removiendo bien para que se mezcle. Veremos que al cabo de cinco minutos la leche se empieza como a cortar y formar grumos.
Cuando pase este tiempo es el momento de pasarla a un colador con una gasa para drenar el suero. Dejarlo escurrir como mínimo una hora, apretar la gasa de vez en cuando para que suelte bien el líquido. Cuando pase la hora ya se podría usar, pero si no tenemos prisa se puede dejar ocho horas escurriendo en el colador refrigerado. Después guardar en un recipiente hermético, siempre en la nevera.
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Con qué acompañar el queso ricotta
El queso ricotta es un producto que tiene poca duración por lo que no se debe de consumir si al abrir el recipiente hubiera cambiado su color blanco puro por un tono amarillento. Debe de usarse como mucho en cinco días después de su elaboración, mantenerlo siempre tapado y con poca cámara de aire en el interior del recipiente. Se puede usar como si fuera requesón y tomar sola con miel y compota de frutas, o emplear en platos de pasta, relleno de empanadillas o pasteles dulces.
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