¿Cuánto aceite de palma consumimos al día sin saberlo?

Hace meses que el aceite de palma genera polémicas debido a su proceso de producción y su contenido en grasas, así que no nos ha pillado por sorpresa leer que algunas de las grandes cadenas de supermercados planean retirar este producto de sus lineales. La creciente preocupación de los consumidores hacia el aceite de palma es el factor impulsor de este cambio.

Dos de las empresas más decididas a eliminar el aceite de palma de toda su marca propia son Alcampo y Simply, del grupo Auchan, que ya están estudiando posibles alternativas al uso de este producto con sus proveedores. No obstante, otras cadenas de distribución como Dia, Eroski, Lidl o Mercadona también se muestran preocupadas por el tema y trabajan en la misma dirección.

En qué productos aparece el aceite de palma

La tarea no va a resultar sencilla pues, en la actualidad, el aceite de palma es el más utilizado del mundo, por delante del de soja o el de colza, en la elaboración de gran cantidad de productos de la industria alimenticia: cremas, coberturas, snacks, platos pre-cocinados, untables, bollería y aperitivos, entre otros. También se utiliza para la fabricación de productos de limpieza, cosméticos y velas.

Es un aceite rico en grasas saturadas que dista mucho de ser una buena alternativa desde el punto de vista nutricional, del que no conviene abusar. Los fabricantes están obligados a indicar su presencia en el etiquetado y esto debería de facilitar al consumidor la tarea de decidir si consumir o no los productos que lo llevan, pero, seamos sinceros, no siempre tenemos tiempo para mirar las etiquetas cuando vamos al supermercado.

Cuánto aceite de palma consumimos al día

Lamentablemente (sea por la razón que sea), nuestros hábitos de compra provocan que terminemos llenando la despensa con productos menos saludables de lo que imaginamos. Nuestra preocupación como consumidores nos ha llevado a hacer un ejercicio con el aceite de palma en el punto de mira y nos ha sorprendido comprobar cuánto aceite de palma consumimos al día sin saberlo.

Comenzamos la mañana con un desayuno a base de zumo de frutas natural, café o té y un tazón de cereales con leche. Creemos que es una alternativa sana y saludable, pero en este arranque del día ya nos estamos metiendo en el cuerpo cierta cantidad de aceite de palma sin saberlo.

Quienes no concebimos la media mañana sin una segunda taza de café, quizás caigamos en la tentación de acompañarla de una galleta, un sobao o un trocito de bizcocho (industrial, claro está). Y a la hora del aperitivo, ¡cómo no vamos a abrir esa bolsa de patatas fritas!

Para comer, como no hemos tenido tiempo de cocinar, tiramos de despensa y encontramos una crema de verduras que nos soluciona la papeleta del primer plato y de segundo nos preparamos una pechuga de pollo a la plancha con ensalada de guarnición. Rematamos la faena con un capricho en forma de tiramisú o similar. Total, un día es un día.

La hora de la merienda es sagrada en aquellas casas en las que hay niños (bueno, en algunas otras también) quienes, entre traslados del colegio al polideportivo o al centro cultural donde realizar las extraescolares, van a disfrutar de un rico sadnwich de crema de cacao y avellanas. Que se lo comen sin protestar, angelitos.

Por último llegamos a la cena y estamos tan agotados que lo mejor que se nos ocurre es encender el horno y meter una pizza. la acompañamos de una ensalada, porque el verde ayuda a verlo todo mejor, más sano, aunque los niños no se lo coman tan bien como el bocata de la merienda. Pero es que no todo van a ser golosinas ¿no?

Este puede ser un día normal en la vida de cualquiera de nosotros, con muchos de los alimentos consumidos a lo largo de su recorrido elaborados con aceite de palma: los cereales del desayuno, la galleta o bollito de media mañana, las patatas fritas del aperitivo, la crema de verduras y el tiramisú de la comida, la crema de cacao y avellanas del sandwich de la merienda y la pizza de la cena.

Cómo podemos limitar el consumo de aceite de palma

Con esto en perspectiva, no podemos más que alegrarnos cuando leemos noticias como la que abre este artículo sobre la retirada del aceite de palma de los productos de marca blanca de muchos supermercados. Es más, estamos deseando que se haga realidad. Quizás su ejemplo haga que otras empresas de alimentación se suban al carro para bien de los consumidores.

Mientras tanto de nosotros depende limitar el consumo de aceite de palma y evitar el exceso de grasas saturadas que este aporta. Lo podemos conseguir con tres sencillos gestos:

  • Cocinar en casa usando aceite de girasol o de oliva.
  • Alejarnos de los alimentos pre-cocinados, la bollería industrial y otros productos procesados.
  • Leer las etiquetas y elegir productos libres de este aceite.

¿Os animáis a aplicarlos?

Imágenes | Pixabay y Flickr
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