Estos supermercados venderán productos pasado su “consumo preferente” para reducir el desperdicio

La cadena de supermercados Co-op empezará a vender en sus establecimientos alimentos que han superado su fecha de consumo preferente hasta en un mes. Se trata de una iniciativa de la empresa para reducir la cantidad de comida que acaba en la basura que ha empezado a aplicar en 125 de sus supermercados del este de Inglaterra.

Entre los alimentos que estarán disponibles a un precio mucho menor –a partir de solo 10 peniques– se encuentran frutas y legumbres en bote y en lata, así como pasta, arroz o galletas.

La cadena británica espera que la iniciativa no solo ayude a reducir el desperdicio de alimentos, sino que además enseñe a los consumidores a diferenciar entre las fechas de caducidad y de consumo preferente.

La fecha de caducidad es aquella que indica que un producto no debe consumirse a partir de un momento dado, pues supone un riesgo para la salud. Es la habitual en todos los productos frescos, que suelen rebajarse cuando se acerca este día límite, pero nunca pueden venderse más allá de éste. La fecha de consumo preferente, por el contrario, indica el día a partir del cual el producto empieza a perder parte de sus propiedades nutricionales, pero esto no quiere decir que no pueda consumirse.

Pese a que los productos que han superado su fecha de consumo preferente son completamente seguros los supermercados los retiran de los lineales y acaban en la basura, una política que genera una enorme cantidad de desperdicios perfectamente evitable. Además, la legislación prohíbe donar estos alimentos a las ONG.

Europa, reina del desperdicio

Según cálculos realizados en 2015 por la Comisión Europea, los alimentos que se desechan en la Unión bastarían para alimentar a todas las personas del mundo. Y aún sobraría comida. Solo en España se desperdician 7,7 millones de toneladas de alimentos al año, lo que nos convierte en el sexto país por volumen de comida desechada.

En total, según datos del ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medioambiente, los hogares desperdician un 4,3% de la comida que adquieren. Una cifra que no tiene en cuenta todo lo que se desecha directamente desde los supermercados y restaurantes: mucho más.

Una de las medidas que más se han discutido para reducir este gasto tiene que ver con la fecha de consumo preferente. En 2013, por ejemplo, el Gobierno retiró la obligación de que los yogures tuvieran fecha de caducidad, fijada 28 días después de su fabricación. Hoy, si miramos cualquier yogur, encontraremos en su lugar una fecha de consumo preferente que indica que, hasta entonces, el producto mantiene todas sus propiedades organolépticas, pero no significa que su consumo sea perjudicial más adelante.

Otros países europeos han tomado medidas más amplias. El pasado año Italia aprobó una nueva ley encaminada a reducir el desperdicio de alimentos en un 80%, facilitando a los supermercados la donación o promoviendo que los restaurantes faciliten a los consumidores que se lleven las sobras a casa.

Por su parte, Francia ha aprobado una regulación que castigará a los supermercados que tiren comida, obligando a estos a llegar a acuerdos con organizaciones benéficas para su donación.

Iniciativa de los supermercados

Como norma general, todas las conservas, ya sean latas, encurtidos o dulces, pueden consumirse bastante tiempo después de su fecha de consumo preferente, pero se retiran de todos los supermercados en cuanto se supera. Estos son los alimentos que los supermercados británicos quieren vender, a un precio mucho menor, para alargar su vida. Co-op ha calculado que su iniciativa podría reducir los desperdicios en dos millones de toneladas al año.

El consejero delegado de la compañía, Roger Grosvenor, ha asegurado que “esta no es una iniciativa para ganar dinero, sino una medida sensata para reducir el desperdicio de alimentos y mantener los alimentos comestibles en la cadena alimentaria”.

“Al vender alimentos perfectamente comestibles, podemos ahorrar más de 50,000 artículos cada año que de otro modo se habrían desperdiciado”, continúa Grosvenor. “Durante nuestra prueba, descubrimos que los artículos de 10 peniques se agotaban a las pocas horas de ser rebajados, a veces más rápido. La mayoría de los clientes entiende que se pueden comer perfectamente”.

¿Veremos pronto iniciativas como esta en España?

Imágenes: Kaihsu Tai/Pixabay/U.S. Department of Agriculture
En Directo al Paladar: ¿Es seguro comerse un yogur caducado?

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