Ferrero Rocher: la historia detrás del bombón industrial más famoso del mundo

Estos bombones italianos son parte de nuestra historia, un icono de las fiestas navideñas y un lujo imprescindible en cualquier celebración a la que queramos ponerle un toque dulce. Porque en todas estas citas nos podemos apretar el cinturón, como hacía Simone Ortega, y escatimar en aquellos productos que se disparan año tras año, pero hay algo a lo que jamás vamos a renunciar.

Hablamos de esos bombones de avellana envueltos en un crujiente y fino barquillo que, a su vez, está recubierto de chocolate y avellanas troceadas ligeramente tostadas. ¿A que ya estás salivando? Pues te enviamos mucha fuerza porque no vamos a dejarnos nada en este pequeño homenaje que arranca ya, desde este humilde rincón, y en el que vamos a repasar la historia de Ferrero Rocher. Andiamo!

La historia de Ferrero Rocher

Para muchos de los que estáis ahí, cuando pensáis en vuestro primer contacto con Ferrero Rocher, las imágenes que aparecen son las de aquel anuncio de 1999 en el que Isabel Presyler celebraba una lujosa fiesta en su casa en la que sus invitados eran agasajados con una cantidad ingente de bombones dorados. Pero lo cierto es que la historia de verdad arranca en 1982 en Alba, en pleno Piamonte italiano.

FERRERO ROCHER gran bombón 125 gr

Hasta allí tenemos que desplazarnos para descubrir todos los secretos de una de las marcas más emblemáticas del Grupo Ferrero y cuya motivación principal fue siempre la de lograr hacer accesible el placer de una sofisticada especialidad de chocolate para que llegara a un público mucho más amplio. No olvidemos que sus campañas publicitarias, al mismo tiempo que han tenido querido transmitir lujo, glamour y alta posición social, intentaban conseguir que el que compraba los bombones se sintiera, en cierto modo, parte de todo aquello que representaban embajadoras de la marca como Judit Mascó o Paloma Cuevas (que cogieron el testigo de Isabel Preysler).

Inicialmente, sólo se vendía en Europa, pero no tardaría en convertirse en la caja de chocolate favorita de millones de personas de todo el mundo. Para muestra, solo señalar que en la actualidad sigue siendo el líder mundial en su categoría y que se vende en 140 países de los 5 continentes.

Pero no nos desviemos, que estábamos en un pequeño pueblo italiano a comienzos de la década de los 80. Pues bien, poco después de haber dado el salto a Europa, en 1983, vería la luz el primer e inolvidable anuncio de la marca, que no tardaría en convertirse en un pieza emblemática que venía a capturar ese momento en el que Ferrero Rocher llega a nuestras vidas gracias al boca a oreja. Era (en el anuncio) la novedad que pronto estaría en boca de todos, y tanto que fue así (en la realidad).

Expansión internacional

A partir de 1988 el ritmo era ya imparable. El color dorado iba a teñir de dulzor, lujo y felicidad a las más grandes grandes potencias mundiales, después de haber conquistado toda Europa gracias a esa combinación mágica que debemos agradecerle a los hermanos Giovanni y Pietro Ferrero. Ellos fueron los que comenzaron con una pequeña confitería llamada Ferrero, antes de que en los años 40, Pietro y Piera, su mujer, decidieran convertir esta pastelería en una fábrica para crear dulces y chocolates.

Luego llegaría el pequeño Michele Ferrero, fruto de este matrimonio, que se convertiría en el propietario de la empresa hasta su fallecimiento, en 2015, pero eso ya es otra historia.

Estábamos comentando que, a finales de la década de los 80, Ferrero se había decidido a hacerse global. Y lo hizo a través de aperturas de fábricas tan importantes como la de Estados Unidos (1988), China (1994) y Rusia (1999), Esto no quita que también tuviera el detalle de abrir sucursales en países como el nuestro.

Cabe señalar, en este sentido, que Barcelona se convirtió, también en los años 80, en el centro de operaciones para distribuir los productos de Ferrero en España y Portugal. Desde aquel momento, los españoles empezaron a a disfrutar, ya no solo del Ferrero Rocher, sino de otras delicias de la marca como Mon Chéri, Kinder Chocolate o Nutella.

Eso sí, no busques cajas de Ferrero Rocher, en ninguno de sus formatos, en ninguno de estos países durante los meses calurosos, ya que durante estos meses no se comercializa ¿El motivo? Que la excelencia del producto está reñida con las altas temperaturas, y desde la casa Ferrero prefieren renunciar a seguir ingresando durante los meses de verano si eso va a producir un descenso en el nivel de calidad del producto.

¿Qué lleva el Ferrero Rocher?

Es otra de las grandes preguntas que todos nos hemos hecho nada más terminar de degustar este exquisito manjar que, a pesar de ser industrial, consigue colarse en los hogares de los paladares más exigentes (aunque muchos lo negarán). Pues bien, ahí van los ingredientes del Ferrero Rocher, aunque te adelantamos que no merece la pena que te pongas a experimentar en casa.

La mayor parte de lo que nos vamos a encontrar al hincarle el dientes es chocolate con leche (30%), que se obtiene a partir de azúcar, manteca de cacao, pasta de cacao y leche desnatada en polvo. El otro gran protagonista, como ya habrás podido intuir, es la avellana (28,5%). Y a partir de aquí, nos quedaría añadir a la coctelera mantequilla concentrada, lecitina de soja, vainillina, azúcar, manteca de palma, harina de trigo, suero lácteo en polvo, cacao desgrasado, sal y gasificantes (carbonato ácido de sodio).

Conviene señalar que estos son los ingredientes del Ferrero Rocher tradicional, pero la gama (Ferrero Collection) ha ido creciendo con el paso de los años, gracias a la incorporación de:

  • Raffaello: una armoniosa combinación de ingredientes cuidadosamente seleccionados. Entre ellos, coco de las Islas del Pacífico y almendras blancas de California.

  • Rondnoir: pura intensidad que combina el sabor del crujiente chocolate negro con relleno de chocolate cremoso y una perla de chocolate negro en el centro.

Curiosos nombres, ¿verdad? Pues que sepas que también hay una leyenda detrás del nombre con el que fue bautizada, nunca mejor dicho, esta avellana tostada que va dentro de una funda de wafer lleno de crema de avellanas con cobertura de chocolate y praliné. ¡Te lo contamos a continuación!

¿De dónde viene lo de Rocher?

Dicen que el maestro chocolatero Michele Ferrero los llamó así, cuando los lanzó al mercado en 1982, para rendir homenaje a la gruta Rocher de Massabielle, que marca el lugar en el que la Virgen María se apareció a santa Bernadita en Lourdes (Francia).

De hecho, se comenta que la cobertura del bombón se parece a la formación rocosa de la Gruta de Lourdes, un lugar que tenía un significado especial para Ferrero, muerto el 14 de febrero de 2015 a los 89 años.

Y es que Ferrero siempre fue conocido por su gran devoción a la Virgen. Solo hay que recordar que, coincidiendo con el celebró el 50 aniversario de la fundación de su compañía, llegó a comentar: "Debemos el éxito de la Ferrero a Nuestra Señora de Lourdes, sin ella podemos hacer bien poco".

También se rumorea que Ferrero iba cada año de peregrinación a Lourdes, acompañado de su top manager. Y que organizó también una visita al santuario para sus empleados, llegado a colocar una estatua de la Virgen María en cada uno de los 14 centros de producción que la compañía tiene en todo el mundo.

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