El jamón de pato apenas tiene una vida de veinte años, hablando gastronómicamente claro, pero ya posee un lugar entre las delicias más especiales. El proceso para elaborar dicho “jamón” es muy esmerado.
Se trata de una pechuga de pato, que una vez condimentada con sal, especias y hierbas aromáticas, debe permanecer en secaderos naturales durante un periodo determinado de tiempo, hasta que finalice completamente su curación.
En el paladar es exquisito y delicado y es una pieza única para los buenos gourmets. Se aconseja utilizarlo en ensaladas tibias de pasas y piñones, con pan tostado acompañado de un buen vino, aunque tiene una gran variedad de combinaciones muy suculentas, siempre y cuando consigamos un maridaje perfecto entre los ingredientes.
Personalmente, nosotros elaboramos una especial ensalada a base de lechuga (romana o iceberg, según esté el mercado), rúcula, hoja de roble, canónigos, cebollino, queso semi-curado, nueces y jamón de pato con la correspondiente vinagreta, que como resultado da una majestuosa ensalada con una combinación de sabores estupenda. ¿Lo has probado ya?
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