Cada vez que una abuela o madre hacen galletas en casa, alguien se lleva una colleja por darle un tiento a la masa cruda. Sin masa no hay galletas, pero existen más motivos.
"Te puedes poner malo" es otro eufemismo familiar que esconde los riesgos de una pasta destinada a ser cocida. No solo por el huevo crudo y su relación con la salmonella, sino por las bacterias que pueden contaminar la harina y nos dejan expuestos a una grave infección si la consumimos.
En el año 2009, 72 personas se intoxicaron por comer masa cruda en Estados Unidos. Pero la adicción al azúcar no tiene límites y la última moda que está causando furor entre los estadounidenses es la tarrina con este manjar no apto para diabéticos, y las heladerías-pastelerías chic donde lo venden, con una demanda en aumento.
La masa cruda de galletas ya no tiene por qué matarte. ¿Os apuntaríais a esta nueva tendencia foodie?
Por qué no se suele comer la masa cruda
Aunque no las intoxicaciones no son frecuentes, el riesgo para la salud está en el huevo crudo, habitual en las recetas de galletas, y en la harina, susceptible de albergar bacterias, que desaparecen con el horneado.
En el año 2009 saltó un escándalo alimentario en Estados Unidos por la contaminación de la peligrosa cepa E.Coli, presente en una partida de masa cruda de galletas destinada a ser horneada. Con la mala suerte de que una mujer, Linda Rivera, tomó solo unas cucharadas de esta pasta cruda y acabó falleciendo, después de una larga agonía que duró años. Otras 72 personas también resultaron infectadas con la misma bacteria.
Incluso el Centro para la Seguridad Alimentaria y la Nutrición Aplicada de la FDA estadounidense emitió un comunicado desaconsejando el consumo de "ningún tipo de masa cruda, mezcla para hacer pasteles, pasta ni ningún otro producto elaborado con masa o pasta cruda que deba ser cocinado u horneado".
Pero cuando a los estadounidenses se les mete algo en la cabeza, da igual las advertencias sanitarias.
La solución que han encontrado los adictos al sabor tradicional de la pasta de galleta es pasteurizar los huevos (y así se evita el peligro de la salmonelosis) o ingeniárselas para prescindir de ellos, y hacer un pre-tratamiento térmico de la harina, que ahora se puede comer a cucharadas. No iban a parar hasta conseguirlo.
Nueva moda foodie
En enero de 2017, el New York Times se hacía eco de la inauguración de un nuevo local en la ciudad, que revolucionó el universo foodie: Cookie Dough Confections. Las colas frente a su puerta duran a día de hoy.
Se les considera pioneros en abrir puestos tipo heladerías-galleterías, con todos los sabores posibles en tanques refrigerados. Si no se quiere consumir en el momento, su masa se puede congelar o conservar en el frigorífico, y preparar después sus propias galletas horneadas con ella.
En Búfalo, la segunda ciudad más grande del Estado de Nueva York, han abierto recientemente otro puesto de venta de masa cruda comestible, los Dough Boyz. Y la moda parece no haber hecho más que empezar.
Los neoyorquinos se han enganchado, literalmente, al producto hasta ahora restringido, que se consume en tarrinas, cucuruchos o sándwiches dulces, con todo tipo de sabores, rellenos y toppings.
No se sabe si es por la nostalgia del sabor de las antiguas galletas caseras o porque es la última moda hipster, pero empieza a ser el producto más buscado en los supermercados.
La moda se extiende
La empresa The Cookie Dough Cafe, por ejemplo, ha conseguido clientes a lo largo y ancho de Estados Unidos gracias a la venta online y envío a domicilio de sus tarrinas de masa cruda de galletas comestible. Pero también han conseguido situarse en los principales supermercados del país, en la sección de postres refrigerados.
Sin huevo, ni conservantes: solo mantequilla, ingredientes naturales, harina tratada, toneladas de mantequilla y azúcar. En este caso no se puede hornear y hacer galletas con ella, solo es apta para comerla a cucharadas, al más puro estilo Bridget Jones con un mal día.
Algunas marcas, como Just, ya están haciendo pruebas para intentar combinar la masa cruda comestible y la mesura con el tema del azúcar.
De momento solo tienen tres sabores: "tarta de cumpleaños, galleta de chocolate y mantequilla de cacahuete", con presencia irregular todavía en los supermercados.
Los siguientes en caer en esta tentación foodie han sido los británicos. En junio de 2017 saltó la noticia de una nueva tienda pop up en Londres, Naked Dough, que vende esta delirante masa cruda apta para su consumo.
La demanda ha sido tan brutal que lo que iba a ser una tienda efímera durante tres semanas se va a extender hasta finales de 2017. O más. También está disponible la venta online y envío a casa.
¿Sabéis quiénes pueden ser los siguientes, no?
El Brexit no nos va a salvar de esto.
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