Esta variedad de sandía con piel jaspeada clara, se obtuvo gracias al cruce de múltiples variedades. De hecho no es una clase de sandía con mucha historia, se empezó a comercializar haya por los años 90.
La sandía sin pepitas es una fruta con un alto contenido en agua, hasta un 93%. Por esa razón es la fruta ideal para el verano y si además no tiene pepitas, menos trabajo a la hora de comerla.
En cuanto a la sandía tradicional, con una piel verde oscura, los expertos no coinciden en su origen. Unos dicen que proviene de América y otros de África.
En verano solemos comer sandía entre comidas, es decir, en vez de beber agua, comemos un gajo de sandía o nos tomamos un zumo y de esta manera, además de quitarnos la sed, aportamos a nuestro organismo un extra en vitaminas.
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