No sabemos vosotros, pero nosotros estamos deseando que llegue el tiempo de las brevas nuevamente, afortunadamente ya queda menos. Si hay un alimento que además de ser comestible es un mito, sin duda es la breva. Es un alimento que ha formado parte de la dieta de diferentes culturas, incluso hay dibujos representativos de la recolección de las brevas en Egipto, en la pirámide de Gizeh, que se remontan 5.000 años a. C.
Esta fruta es la primera que anualmente suele dar la higuera, el hijo es de la segunda cosecha del mismo árbol. La higuera es mediterránea y por tanto se han beneficiado de la higuera prácticamente todos los países que bordean el mediterráneo.
La breva nos proporciona gran cantidad de vitaminas y minerales, hasta el punto de que la aconsejan cuando hay estrés, debilidad o astenia. Como más las disfrutamos son recién cogidas del árbol y que estén bien maduras. Para saber si están en su punto, basta con fijarse que la piel presente algunas arrugas y aberturas. Claro, que si no puedes cogerlas del árbol y las compras en el mercado fíjate bien que tengan buen color, con una suave textura y sobre todo que cuando las oprimas un poco con los dedos, cedan delatando así la madurez.
Este fruto es tan delicado que incluso si las tienes en la nevera tan sólo aguantan un par de días. Son ideales para disfrutar de un rico postre, para elaborar nuestra salsa especial de brevas y para muchas más preparaciones culinarias. ¿Qué sería de un verano sin brevas y sin el perfume que la higuera emana?
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