Todos sabemos que las lentejas, al igual que el resto de leguminosas, están cargadas de propiedades beneficiosas para la salud.
Una de esas cualidades es su capacidad para bajar los niveles altos de colesterol. Y esto lo consiguen gracias a su contenido en fitatos y fibra.
Resulta que uno de los alimentos más antiguos, es uno de los más beneficiosos.
El Historiador griego Heródoto cuenta en una de sus obras, que existen inscripciones egipcias que relatan los “menús” que recibían los trabajadores que construían las pirámides, 2200ac. menús a base de pan, cebolla lentejas y cerveza…no es mal menú.
Las lentejas además de ser un alimento recomendado a personas con enfermedades cardiovasculares, por su contenido en fibra y fitatos, tienen otras propiedades:
Recomendadas también para diabéticos debido a que sus hidratos de carbono, mayoritariamente almidón, son carbohidratos de absorción lenta.
Expedidas, de toda la vida, para casos de anemia, por su cantidad en hierro. Ojo, hierro que asimilaremos mejor si acompañamos a las lentejas con vitamina C, un zumo de naranja (natural) por ejemplo.
Aliadas contra los radicales libres, ya que contienen selenio, un potente antioxidante, nos mantienen jóvenes.
Obligada en la mesa de vegetarianos, con arroz, quinoa ó mijo, como fuente de proteínas de alto valor biológico.
Alimento infantil por excelencia, por su gran aporte en vitaminas del grupo B.
Otras de sus virtudes es su contenido en zinc, mineral esencial cuyo déficit nos puede acarrear problemas como la impotencia, el acné, retrasos en el crecimiento e incluso el aumento de los niveles de colesterol.
No hay duda, hemos de comer lentejas más a menudo, por nuestra salud.
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