Ocho ingredientes que han cambiado de reputación con el paso de los años

El avance científico, los cambios en la elaboración o industrialización de los productos, los consejos profesionales y muchas creencias populares suelen ser los responsable de modificar las ideas o conceptos que tenemos sobre los alimentos. Hoy te mostramos ocho ingredientes que han cambiado de reputación con el paso de los años:

Mantequilla

La mantequilla, con grasas de origen animal o lo que es igual, con grasas saturadas y colesterol en cantidades apreciables, siempre se consideró un enemigo de dietas sanas.

Sin embargo, desde hace unos pocos años ni las grasas saturadas ni el colesterol se consideran tan malos como antes. La British Medical Journal señala que las primeras no son causantes de enfermedades cardiovasculares como se creía y por su parte, el colesterol que comemos poco influye en sus niveles en sangre, por lo tanto, consumir mantequilla que posee ambos lípidos no sería tan malo.

Además, la mantequilla es fuente de vitaminas valiosas para el organismo, por lo que, aunque no deberíamos abusar de la misma porque concentra calorías, no es un ingrediente desaconsejado ni perjudicial como antes pensábamos, y recientes estudios así lo confirman.

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Carne de cerdo

Este tipo de carne siempre se ha considerado una de las más grasas y por ello, su consumo se desaconsejaba en dietas para cuidar la salud, algo que en la actualidad ha cambiado notablemente.

Hoy la carne de cerdo necesita ser reivindicada, pues el cambio en la alimentación de los cerdos ha dado origen a una carne de mayor calidad nutricional, con más proteínas y menos grasas.

Incluso, es una carne con menos purinas por lo que no eleva tanto el ácido úrico en sangre, y dependiendo del corte de cerdo que escojamos, ésta puede tener menos grasas que el pollo o el pavo, como nos muestran nuestros compañeros de Vitónica.

Pescado azul

El pescado azul es un producto sobrevalorado en la actualidad debido a que es la variedad que más grasa contiene y aunque el omega 3 es esencial y debemos consumirlo, no se requiere en grandes cantidades.

Por otro lado, un estudio publicado el año pasado señala que no hay suficiente evidencia que confirme los beneficios del omega 3 sobre la depresión y ello, pone en tela de juicio las ventajas de su consumo.

Asimismo, hay variedad de pescados azules que contienen cantidades elevadas de mercurio, un componente tóxico para el organismo si se consume en exceso. Por eso, el pescado azul es recomendable pero quizá, en los últimos años se ha sobrevalorado.

Leche entera

Algo similar a lo que sucedía con la mantequilla ocurría con la leche entera: para evitar las grasas saturadas y el colesterol de la misma se desaconsejaba su consumo y se sugería su reemplazo por leche desnatada.

Sin embargo, ya hemos dicho que ni las grasas saturadas ni el colesterol son tan malos como antes se creía y aun el pequeño porcentaje de grasas trans que naturalmente posee la leche entera se ha desvinculado con el riesgo cardiovascular en una investigación publicada en la European Heart Journal.

Ahora la grasa de la leche es sana y su riqueza en calcio, vitamina D, potasio y proteínas justifican su consumo, por lo tanto, la leche entera ya no es más un alimento desaconsejado como antes.

Margarina

La margarina fue siempre mejor alternativa que la mantequilla. Cuando la mantequilla tenía mala reputación, surgió esta opción de origen vegetal y por lo tanto, sin grasas saturadas ni colesterol, altamente aconsejable.

No obstante, hoy se conoce que la mayor parte de las margarinas contienen grasas trans, y éstas últimas poseen un efecto perjudicial para el organismo, no sólo sobre la salud cardiovascular, sino que, científicos de la American Association of Cancer Research han demostrado que su consumo contribuye a un riesgo mayor de desarrollar cáncer.

Las grasas trans que muchas margarinas poseen, tiene mayor efecto negativo en la salud que otros tipos de grasas y por ello, éste alimento que en su momento era recomendable, hoy no lo es.

Huevo

El huevo es uno de los alimentos que más ha sido maltratado, una vez más, a causa del tipo de grasas y su contenido en colesterol. Sin embargo, hoy sabemos que se trata de un alimento cuya fama ha sido injusta.

Sus grasas saturadas y su colesterol como hemos dicho no perjudican a la salud y su versatilidad así como su riqueza en vitaminas, minerales y proteínas de calidad justifican su consumo.

De hecho, en la actualidad no se desaconseja su consumo diario como sí ocurría años atrás.

Café

Esta infusión tan popular en todo el mundo siempre ha sido tan deseada como desaconsejada. Fue vinculada a mayor peso corporal, a hipertensión, insomnio y otros problemas de salud, debido a su contenido en cafeína estimulante del sistema nervioso central.

No obstante, si el consumo de café es moderado en nada perjudica la salud sino que por el contrario, puede beneficiarnos a rendir más física e intelectualmente, o incluso, favorecer la salud cardiovascular como señala un estudio publicado en la revista Heart.

Así, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) indica que un consumo de hasta 400 miligramos de cafeína (unas 5 tazas de café) diario no implica ningún problema serio para la salud de un adulto sano.

Chocolate

Siempre fue considerado tan tentador como perjudicial para la salud. Se asociaba su ingesta a mayor incidencia de acné así como a sobrepeso u obesidad.

No obstante, científicos de la Universidad de San Diego, California, han mostrado el efecto contrario: el consumo habitual y moderado de chocolate se asocia a menor peso corporal.

Por otro lado, puede beneficiar la salud cardiovascular, ayudar a reducir la presión arterial y otros beneficios más que fundamentan su consumo. Por supuesto, siempre lo recomendable es ser moderados en su ingesta y escoger un chocolate con alto porcentaje de cacao.

Claramente hay variedad de factores que inciden en la reputación que tienen los alimentos, pero éstos, no son buenos ni malos sino que debemos mirar el todo en nuestra dieta, las cantidades de consumo y más aspectos que pueden condicionar el efecto de su consumo en el organismo.

En lugar de cargar de buena o mala reputación un ingrediente, deberíamos considerar que otros hábitos acompañan su ingesta, los métodos de cocción que usamos, las preparaciones que lo incluyen, las cantidades que ingerimos y otros aspectos más que condicionan su impacto en nuestra salud.

Bibliografía consultada | BMJ 2013; 347 doi: http://dx.doi.org/10.1136/bmj.f6340, 22 October 2013; Cochrane Database of Systematic Reviews 2015, Issue 11. Art. No.: CD004692. DOI: 10.1002/14651858.CD004692.pub4; European Heart Journal, DOI: http://dx.doi.org/10.1093/eurheartj/ehv446 ehv446, 22 September 2015; Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention, Volume 6, Issue 9, pp. 705-710; Heart doi:10.1136/heartjnl-2014-306663 y Arch Intern Med. 2012;172(6):519-521, doi:10.1001/archinternmed.2011.2100
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