Siete mitos sobre la pasta a examen: así puedes mejorar la forma de cocinarla

Evitar algunas costumbres y practicas erróneas permite mejorar la textura y el sabor del plato final

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Alrededor del consumo y de la cocción de la pasta existen variedad de costumbres,  mitos y falsas creencias que pueden repercutir en el sabor, la textura y los nutrientes de nuestros platos. Por eso, hoy colocamos siete mitos sobre la pasta bajo la lupa.

La pasta siempre debe cocinarse el dente

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Cocinar la pasta al dente puede ser muy importante para demandar al cuerpo un  mayor trabajo digestivo y de esta forma, incrementar el poder saciante del plato.

Sin embargo, la decisión de dejar la pasta al dente depende básicamente de ti, de la  preparación que estés por elaborar y de tus preferencias.

En Italia básicamente es importante dejar la pasta al dente en un primer momento, ya que en una segunda cocción se combina con salsa y condimentos; mientras que sí únicamente vamos a realizar una cocción, dejarla en su punto o un poco más cocida pueden no ser un problema.

Por otro lado, también podemos lograr un plato saciante y de menor índice  glucémico con una pasta que no está al dente, al combinarla con fuentes de proteínas o de fibra, como por ejemplo vegetales, carnes, huevo, queso, u otros ingredientes nutritivos.

Por eso, no siempre es necesario cocinar la pasta al dente y este es un primer falso mito acerca de la pasta que es importante desmentir.

La pasta debe cocinarse a ebullición constante

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Cocinar la pasta en agua hirviendo es una costumbre que muchos han reproducido en el tiempo, pero que según los expertos, no hay diferencia entre sumergir la pasta cuando el agua está a punto de ebullición o cocinarla a fuego lento.

La pasta seca se puede cocinar a cualquier temperatura, variando entre los 180 hasta los 212ºC;  mientras que la pasta fresca, especialmente la rellena que resulta más delicada y puede reventarse, es mejor cocinarla a fuego lento.

Lo que sí marca una gran diferencia es revolver, pues a una temperatura más baja la pasta puede pegarse fácilmente, mientras que si revolvemos al menos una vez por minuto esto no sucederá y no se formarán grumos, mientras que cocinando la pasta en un hervor intenso el alimento se mueve en la olla y por lo tanto, no se pega.

Es necesario esperar a que el agua hierva para agregar sal

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Adicionar sal al agua de cocción de nuestra pasta es un hábito frecuente que mejora el sabor del plato. Sin embargo, es posible agregar sal en cualquier momento.

Este mito se originó en la época en que las ollas para cocinar estaban hechas de estaño, aluminio y otros metales que se corroían o picaban fácilmente si la sal se depositaba en el fondo del recipiente, debido a que no se disolvía a baja temperatura.

Sin embargo, la cantidad de sal que empleamos no es suficiente como para dañar ollas y sartenes actuales y podemos agregarla en cualquier momento durante la cocción.

Echar sal al agua de la pasta hace que se cocine más rápido

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Aunque podemos prescindir del agregado de sal a nuestra pasta para reducir el  consumo de sodio, especialmente si la vamos a combinar con otros ingredientes naturalmente salados, la realidad es que aunque la sal aumenta el punto de ebullición del agua no afecta en absoluto la velocidad a la que se cocina la pasta.

Por otro lado, si agregáramos suficiente sal como para acelerar la cocción de la pasta nuestra pasta sería incomible, mientras que la dosis utilizada en la cocina doméstica no modifica en absoluto la cocción de la pasta sino más bien, únicamente su sabor y su contenido en sodio.

El agua para cocinar la pasta debe tener un sabor tan salado como el océano

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Aunque es verdad que agregar sal al agua al punto tal de que se asemeje a un caldo puede mejorar considerablemente el sabor de nuestra pasta, la realidad es que esto depende pura y exclusivamente de nuestros gustos y preferencias.

Así, no es necesario agregar una gran cantidad de sal al agua de cocción de nuestra  pasta sino que, si buscamos un plato verdaderamente sano, lo mejor es prescindir del agregado de sal de mesa; para favorecer un menor consumo de sodio, un mineral que en exceso puede ocasionar muchas consecuencias negativas para la salud.

No obstante, un plato de pasta verdaderamente sabroso se logra adicionando una cucharada de sal por cada litro de agua empleado.

Es fundamental agregar aceite al agua de cocción de la pasta

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Con el objetivo de que nuestra pasta no se abrume ni quede pegajosa, muchas son las personas que adicionan aceite al agua de cocción; sin embargo esto es absolutamente innecesario.

Con sólo revolver nuestra pasta y cocinar en abundante agua, podemos evitar que se pegue y favorecer una pasta suelta y al dente, que al retirar del agua quizás sí necesite un cuerpo graso para no aglutinarse.

Sin embargo, adicionar aceite al agua de cocción es una costumbre innecesaria que además puede afectar la textura final del alimento y crear un efecto impermeable en la pasta cocida, impidiendo que luego absorba bien la salsa y alargando incluso los tiempos de cocción.

Lo mejor es enjuagar la pasta con agua fría tras su cocción

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Al enjuagar la pasta con agua fría tras su cocción cortamos inmediatamente la misma y además, desechamos los restos de almidón facilitando que nuestra pasta no se pegue sino que quede totalmente suelta y al dente.

Sin embargo, si buscamos una preparación más cremosa o si la cocción ha sido  insuficiente, echar agua fría a la pasta después de cocinarla puede estropear los resultados deseados.

Entonces no siempre es lo mejor tras su cocción, sino que puede ser necesario para que no se pase de su punto y se desarme, pero dependiendo de la preparación que buscamos puede ser importante conservar un poco de almidón y no enjuagar para promover una textura más cremosa finalmente.

En cuanto a sus nutrientes la pasta se mantendrá totalmente igual y no resultará menos calórica por enjuagarla con agua fría tras la cocción, sino que únicamente puede dificultarse su digestión al incrementarse el contenido en almidón resistente.

Estos son siete mitos sobre el consumo y cocción de la pasta que conviene desmentir para mejorar la forma en que preparamos este alimento tan popular.

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Imagen | Foto de portada: JÉSHOOTS, foto 1: novila misastra, foto 2: Antonius Ferret, foto 3: RDNE Stock project, foto 4: Becca Tapert, foto 5: Marc Wieland, foto 6: RF._.studio y foto 7: Katerina Holmes.

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