Uno de los embutidos que consumimos a menudo es el jamón york o jamón dulce, en más de una ocasión podemos encontrarnos que no sabemos cual de los que se exponen en la charcutería es el mejor y terminamos por optar valorando la calidad por el precio.
¿Cómo podemos nosotros reconocer la calidad contemplando el aspecto que pueda presentar?
Una loncha de jamón york nos proporciona la información necesaria para conocer su calidad o el tipo de elaboración. En ocasiones podemos comprobar que la loncha de jamón se nos presenta uniforme y sin prácticamente vetas de grasa, esto indica que este jamón ha sido elaborado con distintas piezas de jamón y los aditivos y el agua necesarios. Un jamón que se presenta tan uniforme es de menor calidad.
Cuando nos encontramos que la loncha de jamón presenta varias vetas de grasa y un color menos rosado que el que hemos mencionado anteriormente, indica que se trata de un jamón elaborado artesanalmente y presenta mayor calidad por contener menos cantidad o nula de aditivos, colorantes, etc.
El jamón york o jamón dulce, como lo conocemos habitualmente, es uno de los productos que se recomiendan dentro de una dieta equilibrada, las pocas grasas y las cantidades de proteína que contiene, caracterizan a este alimento que mucho se consume pero del que hablamos poco.
Cuando compramos jamón dulce es recomendable que sea poca cantidad, una de las pegas que presenta este producto es que a los cuatro días de haberlo comprado (sobre todo en lonchas) su sabor empieza a alterarse, así que es preferible ir a comprar más a menudo para tener siempre un jamón dulce en perfecto estado.
Una pequeño dato, el jamón york es originario de Inglaterra y debe su nombre a los carniceros que lo preparaban en Yorkshire, debemos agradecer tan magnífico alimento al sistema que desarrollaron para curar el jamón.
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