¿Te animas a usar flores en tu cocina?

La adición de flores a nuestros platos es un fabuloso recurso decorativo que aporta color a nuestras elaboraciones, además de sabor. El uso de flores en la cocina es un recurso que muchos chefs practican desde hace años y que, en mayor o menor medida, estamos acostumbrados a ver.

Ya no nos sorprende que nos sirvan una ensalada o un postre decorados con flores cuando salimos a comer fuera de casa ¿verdad? Sin embargo, a pesar de que encontrar flores comestibles en tiendas de alimentación sea relativamente fácil, a la mayoría de los humanos todavía le cuesta usarlas en sus elaboraciones.

He de confesar que yo me encuentro entre esos humanos a los que les cuesta usar flores en la cocina, a pesar de disfrutarlas profundamente cuando me las ponen delante. Pero, de ahí a usarlas en mi cocina hay un trecho, así que he pensado que, para que nos animemos todos a ello, puede venir bien repasar una serie de conceptos que nos ayuden a desechar reparos y ampliar conocimientos.

El uso culinario de las flores se remonta miles de años. Los chinos, griegos y romanos ya las usaban, y son muchas las culturas que actualmente las utilizan en su cocina tradicional. ¿Os suenan las flores de calabaza en la cocina italiana? O ¿los pétalos de rosa en la cocina india? Si es así es que vamos entrando en materia y comenzando con buen pie.

La gama de sabores que las flores aportan es amplia, tanto como la variedad de flores comestibles disponible. Algunas flores son picantes, otras herbáceas, otras aromáticas, etc. lo que hace que casi siempre haya una flor adecuada para cada elaboración.

Comer flores de forma segura

Antes de adentrarnos en el mundo de las flores en la cocina, es importante saber que no todas son aptas para su consumo y que algunas pueden resultar tan perjudiciales para nuestra salud como atractivas para nuestros ojos. Pero esto no debe asustarnos, siguiendo unos consejos básicos podemos comer flores de forma segura, de las que sólo se comen los pétalos (así que, fuera pistilos y fuera estambres).

  • El primero, de cajón, es no lanzarnos a comer flores si no estamos seguros de si son o no consumibles. En caso de duda, mejor no tocarlas y limitarnos a mirarlas.
  • Segundo, no comer flores de floristería ni de vivero porque estas, muy probablemente, han sido tratadas con algún tipo de pesticida o producto químico. Si podéis, porque tenéis jardín, terraza, etc, entonces comed las vuestras propias ya que con esas tenéis la seguridad de que no han sido tratadas con ningún producto dañino para la salud.
  • Esto mismo se aplica a flores de parques públicos o de carretera. Ambos pueden haber sido tratados con pesticidas o herbicidas, y las flores en carretera puede estar contaminadas por el humo de los coches.
  • Cuidado con los alergias a la hora de introducir flores en la cocina. Para los alérgicos es recomendable ser cautos y hacerlo gradualmente. De este modo se evitará agravar las alergias que tan molestas son ya de por sí mismas.
  • Por último, una vez tengamos nuestras flores comestibles en casa, las mantendremos frescas en la nevera si las envolvemos entre láminas húmedas de papel absorbente y las metemos en un recipiente hermético.

¿Qué flores son comestibles?

Son muchas las flores que se pueden comer y de muy diversas familias. De entre las verduras y hortalizas, destacan las flores de la familia de los allium en la que entran los puerros, las cebolletas, el ajo o los ajetes. Cada parte de estas plantas se puede comer así que ¿por qué no también sus flores? Son bien sabrosas.

También son comestibles la de rúcula, de sabor picante al igual que las hojas; la de borraja, con matices a pepino y de un precioso azul; la de achicoria, ligeramente amarga; la de hinojo, con un sutil sabor a regaliz que recuerda mucho al del bulbo; las de cítricos, dulces y perfumadas; las de rábano, características por su punto picante; las de calabacín, muy populares y deliciosas rellenas y fritas; o las de calabaza.

Muchas de las hierbas con las que condimentamos nuestros platos desarrollan flores que se pueden comer al igual que sus hojas y tallos: el orégano, el romero, la salvia, el cilantro, el eneldo, la menta, el perifollo, etc.

Pero las más llamativas son, quizás porque estamos acostumbrados a verlas en nuestros jardines y adornando nuestras casas, las flores decorativas como la capuchina, una de las más populares, muy coloridas y de un sabor floral dulce con un toque a pimienta picante; la lila, ligeramente cítrica en olor y sabor; la violeta, otra de las populares, dulce y hermosa, o el gladiolo, perfecta para rellenar (como la flor del calabacín).

Por supuesto, no podemos olvidar la rosa, cuyos pétalos son muy perfumados y de los que se elaboran finas mermeladas; el jazmín, de uso en infusiones principalmente; la lavanda, dulce, picante y muy aromática; el crisantemo, el clavel o la caléndula.

¿Cómo incorporar flores a nuestros platos?

Como mencionado al principio, las flores en la cocina están de moda. La cocina de vanguardia las ha convertido en un elemento recurrente, capaz de transformar platos sencillos en otros extraordinariamente sofisticados. Un movimiento al que se suman cada vez más aficionados a la cocina.

Prueba de ello son el cheesecake con flores de lavanda del blog Circus Day, la ensalada de melón con jamón y flores del blog Margot-Cosas de la Vida, las bruchettas de verdura, pollo y manzana con flores del blog Chez Silvia o la mantequilla casera con flores de romero del blog La cocina de Babel. También podéis encontrar más ideas en este e-book que Manu Ruiz, del blog Cocinando con Catman, editó con motivo de su segundo aniversario en las redes.

¿Dónde comprar flores comestibles?

Los mercados de agricultores locales son una buena fuente de flores comestibles, pero, por lo general, cualquier tienda de plantas es un buen punto de partida. Es importante preguntar sobre pesticidas y productos químicos. Sed concretos al respecto para obtener información fiable y, sobre todo, libre de riesgo porque, recordad, que no todas las flores son comestibles.

Las tiendas de alimentos gourmet suelen tener una gran variedad de flores comestibles. También se pueden conseguir en tiendas de alimentos naturales o, más sencillo todavía, a través de internet. Son numerosas las empresas que las comercializan a través de la web, como Flores en la mesa, Flores Frescas, Frutas Eloy o Alba-Soldevila, por mencionar algunas.

Ahora queda que os animéis a probar alguna de las muchas flores comestibles que hay a nuestro alcance, que busquéis aquellas que más se adaptan a vuestros gustos y preferencias y que, por supuesto, las incorporéis flores a vuestra cocina.

Imágenes I Wei-Dua Woo y Bionicgrrrl en Flickr
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