El tofu es un sustituto perfecto de las proteínas de origen animal. Producto básico de la alimentación de Oriente, sobre todo de Japón y China, aunque en realidad es originario de este último país.
Está elaborado a base de leche de alubias de soja. La soja, de donde se elabora el tofu, es la única leguminosa que contiene los diez aminoácidos esenciales que podemos encontrar en la carne. Si quieres conservar el tofu te indicamos los pasos a seguir:
Córtalo en trozos, congélalo durante 48 horas, coloca los trozos congelados en una bolsa de plástico y guárdalos en el congelador durante una semana (el tofu adquiere un color café).
Para descongelarlo: Coloca el tofu congelado en un plato hondo, agrégale a los costados agua caliente, pero no por encima porque entonces se puede desintegrar, y déjalo cinco minutos. Tira el agua caliente y cúbrelo con agua fría. Realiza esta operación hasta que el tofu se quede blando.
Escúrrelo presionando con las palmas de las manos. Recuerda que este tofu no se debe guardar, así que hay que consumirlo en su totalidad. Si deseas conservar el tofu durante meses después de descongelarlo, colócalo en una bandeja y sécalo en el horno a fuego muy bajo durante dos horas y guárdalo en una bolsa de plástico.
Recuerda que para emplear el tofu seco debes rehidratarlo cubriéndolo con agua fría. Preparando así el tofu adquiere una textura similar a la carne.
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