La semana pasada salimos de compras para intentar adelantarnos a los precios desorbitados de las vísperas navideñas, con lo cual, tuvimos que comer fuera de casa y probamos con un restaurante japonés que ya os contaremos en otra ocasión, pues mereció la pena.
De lo que os queremos hablar es del wasabi, pues no lo habíamos probado antes, y resultó ser un grato y picante descubrimiento.
Pedimos sushi para dos, el que veis en la foto, y en un lateral del barquito, algo escondido, se encontraba un pegote verde que no sabíamos si era parte de la decoración o era una mínima degustación.
Con valor y sin preguntar aún a nuestro camarero que era esa cosa verde y pastosa, probamos una pizca con el palillo, y ¡madre mía! nuestro paladar empezó a arder transportando un intenso picor a nuestra nariz, pero suavizándolo un poco con un trago, descubrimos que nos dejó un delicioso sabor en el paladar.
Fue entonces cuando preguntamos qué era, y nos explicaron que debíamos poner muy poquito wasabi en el sushi con un poco de salsa de soja especial. El bocado resultó exquisito.
Esta pasta verde procede de la raíz del wasabi, un rábano japonés muy picante y cultivado en muy pocos países. Nos informaron de que se puede adquirir en polvo, que al mezclarlo con un poco de agua, adquiere la textura pastosa que le caracteriza.
El wasabi, también conocido como mostaza japonesa, posee un sabor picante muy distinto al de otros ingredientes picantes como el chile o el ajo, pero si eres de amante de esta característica sensación, no dudes en probarlo. Aunque generalmente se consume acompañado de sushi, sashimi y otros platos japoneses, estamos seguros de que también se puede adaptar perfectamente a la cocina mediterránea.