Ya ni me acordaba de lo buenas que estaban las fresas de verano

Ya ni me acordaba de lo buenas que estaban las fresas, ni que se podían comer fresas en julio y agosto. Acostumbrados como estamos a los fresones de Huelva, que son los más tempraneros y acaban su campaña en junio, casi se nos ha olvidado que hay otras partes de España donde se cultivan, y que su producción es más tardía debido a las diferentes condiciones climáticas.

Estas que veis en las fotos las compré ayer en el supermercado, en concreto en Mercadona, que ha decidido comercializar fresas de verano segovianas, algo poco habitual, ya que como digo, los fresones suelen deseaparecer de las estanterías a finales de junio para no volver hasta la siguiente primavera.

Pero es que además de la diferencia temporal en su maduración, estas fresas de Segovia (también se cultivan en otras zonas con inviernos fríos como la cornisa cantábrica0) son algo completamente diferente al fresón, que las ha fagocitado en el mercado gracias a su mayor tamaño, su mejor aspecto y, sobre todo, su mayor resistencia.

Y es que la fresa es una fruta extremadamente delicada, que lleva muy mal los traslados y enseguida se estropea. De hecho, en el paquete que he comprado de 250g (a un precio de euro y medio, seis euros el kilo) había varias que ya tenían algunas zonas demasiado maduras.

A cambio, la fresa de verano ofrece un sabor y una textura que hace que las comparaciones con el fresón sean odiosas. Prácticamente se deshace en la boca, y no hace falta más que lavarla para disfrutar de un bocado increíblemente dulce que hace que no sea necesario ni macerarla con azúcar ni nada. Para que os hagáis una idea, es tan dulce que podemos servirla con nata montada y seguirá resultando dulce.

Como digo al principio, yo ya ni me acordaba de lo buenas que estaban las fresas. No quiero menospreciar el fresón de Huelva u otras poblaciones, porque hace que podamos disfrutar de esta fruta nada más acaba el invierno, y aguanta muy bien todo lo que le hagamos en la cocina, pero el sabor, textura y dulzor de estas fresas es que es espectacular.

Desde aquí animo a más supermercados y fruterías a que no se olviden de la fresa de verano española, que la incorporen a sus estanterías para que podamos disfrutarla aunque sea a precios ligeramente superiores, porque es un auténtico manjar.

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