Hace años me regalaron Notas de cocina de Leonardo da Vinci, un libro divertido y lleno de ingenio que guardo como oro en paño. Aunque no soy persona de leer dos veces el mismo libro, a este vuelvo de vez en cuando para perderme de nuevo en las locuras del genio y no me decepciona lo más mínimo conocer los detalles y la historia que encierra.
He de advertir que Notas de cocina de Leonardo Da Vinci es una recreación, una aventura inventada por los historiadores británicos Shelagh y Jonathan Routh en 1987. Esta obra fue creada con el objetivo de entretener y divertir al lector, lo que consigue con creces. Un propósito tan claro que en Londres se presentó a la prensa el 1 de abril, día de los inocentes.
La afición desconocida de un genio
Notas de cocina de Leonardo da Vinci es un libro desternillante. Está escrito en un tono brillantemente humorístico y va cargado de curiosidades (verdaderas o falsas, eso es lo de menos). Es un libro para leer de una sentada, lleno de barbaridades culinarias, artilugios imposibles, ocurrencias hilarantes e historias rocambolescas.
Da Vinci era tan cocinillas como nosotros y montó una taberna en Florencia junto con Sandro Boticelli que cerró por falta de clientela. Esta debe ser una de las pocas verdades que recoge el libro, que no por falso podéis dejar de leer. Simplemente tened en cuenta que para profundizar en la vida del genio conviene recurrir a otras fuentes. Este es un libro para reír.
Presunción histórica convertida en mito
Notas de cocina de Leonardo da Vinci se editó en España en 1999, bajo la batuta del experto en gastronomía Jose Carlos Capel, quien retiró un par de trampas introducidas por los autores: las referencias a las alubias y el maíz, productos americanos que a principios del XVI eran desconocidos en Europa. Sin embargo se mantuvo el dibujo de la máquina de pelar patatas, aunque estas tampoco habían cruzado el charco en aquellos tiempos.
El libro tiene tres prólogos o introducciones en las que se aclara que Notas de cocina de Leonardo Da Vinci es una presunción histórica que recrea lo que pudo ser la vida del genio renacentista. Se habla de la inexistencia del denominado Codex Romanoff, atribuido a Leonardo y supuestamente depositado en el museo del Hermitage, pero que nadie ha visto y no parece haber existido jamás.
No obstante, resulta asombroso el mito que se ha creado a partir de este libro que cuenta ya con 17 ediciones en su haber. Casi un dogma para muchos que creen, a pies juntillas, que Leonardo da Vinci inventó el bocadillo, la servilleta, el tenedor, el sacacorchos para zurdos, la máquina para cortar fiambres, la de secar servilletas y muchos otros artilugios.
Divertimento en estado puro
Notas de cocina de Leonardo da Vinci es un libro bueno y divertido que hay que leer con desenfado y asumiendo que es pura ficción. Lo divertidos que son sus capítulos sobre cómo sentar a un asesino en la mesa o la invención de cortador de berros gigante que por accidente mató a dieciséis servidores durante la demostración y que acabó siendo utilizada como arma de guerra no tienen desperdicio.
Pero estas son solo dos de las muchas historias y comicidades que contiene Notas de cocina de Leonardo da Vinci. Para echarse unas buenas risas son las pautas de conducta apuntadas por Leonardo en su supuesto Codex Romanoff, de las que os dejamos unas cuantas y con las que nos despedimos con la confianza de dejaros un buen sabor de boca.
- No ha de pellizcar ni golpear a su vecino de mesa.
- No ha de hacer ruidos de bufidos ni dar codazos.
- No poner caras horribles ni lo ojos en blanco.
- No escupir ni prender fuego al compañero durante la comida.
- No hay que poner la cabeza en un plato ni sentarse bajo la mesa.
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