La nevera es uno de los electrodomésticos con más ajetreo de la cocina y donde las bacterias pueden vivir más a gusto a merced de las buenas temperaturas que encuentran en su interior, y generar olores indeseados en este espacio.
Aunque no nos demos cuenta, la abrimos y cerramos decenas de veces durante el día, poniendo y sacando verduras, pescados y carnes en bandejas platos, tuppers no siempre inmaculados. De hecho, según un estudio de la Universidad de California, en cada centímetro cuadrado en el interior de la nevera viven en promedio 11,4 millones de bacterias.
Con este ritmo trepidante, los restos de comida, y también de huellas dactilares, se acumulan imperceptiblemente en todas las superficies y rincones del frigorífico. Ante esto, saber cómo limpiar la nevera resulta básico para la salud de toda la familia, aparte de asegurar un buen funcionamiento del electrodoméstico y una vida útil más larga.
Dos veces al año
Los expertos recomiendan que para prevenir olores y moho, es importante realizar una limpieza en profundidad al menos dos veces al año, aparte de realizar una rutina de higiene mensual.
En el caso de neveras con congelador integrado es importante descongelarlo con regularidad para limpiarlo y también para organizarla y desechar todo aquello que se ha quedado olvidado al fondo del congelador y que tampoco contribuye al buen aroma del electrodoméstico en general.
Para empezar, es imprescindible vaciarlo por completo, deshaciéndose aquello que esté estropeado, y conservar el resto en bolsas térmicas para mantener su temperatura durante toda la intervención. Es importante intentar buscar un momento previo a una compra grande, para facilitar la tarea.
Asimismo, se aconseja desmontar todas las partes accesorias, de manera que la limpieza pueda alcanzar todos los rincones de la nevera y que las estanterías se puedan lavar cómodamente en el fregadero.
Es buena idea colocar una toalla o trapo grueso bajo la nevera para que absorba toda el agua que vaya cayendo durante el proceso y no se quede atrapada debajo de la nevera, generando aún peores olores.
La limpieza
La tarea fácil en la limpieza de la nevera tiene lugar cuando se actúa sobre las superficies exteriores, ya que esta operación consiste básicamente en limpiar con desengrasante todo el frontal y los laterales con bayetas y estropajos suaves para no dañar la superficie.
De forma general, la limpieza de las superficies interiores es harina de otro costal, y debe realizarse concienzudamente, estantería por estantería y goma por goma, con un poco de agua templada y bicarbonato o vinagre, los mejores productos para acabar con las bacterias.
En este sentido, en el interior de la nevera es importante no aplicar productos que contengan sustancias nocivas para la comida, ya que entrarán en contacto con esta, especialmente con verduras que, desnudas, reposen sobre su cristal.
Pese a todo, para usar estos productos con mayor seguridad, los expertos en frigoríficos recomiendan buscar productos no abrasivos o que hagan mucha espuma, de manera que se facilite el aclarado.
Otra opción es extraer las estanterías y una vez lavadas a fondo con este tipo de soluciones aclararlas intensamente en el fregadero.
El poder del limón
Una vez limpiada a fondo la nevera, para actuar específicamente contra los malos olores, el limón es uno de los mejores aliados.
Esta fruta debe partirse en dos mitades y dejarse abierta en cualquier estantería para que absorba los olores que se vayan generando. De forma alternativa, también puede colocarse un vasito con el zumo de un limón para actuar en el mismo sentido.
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Opcionalmente, se puede redoblar la capacidad de este truco colocando clavos de olor pinchados en las mitades de limón, aunque suele ser suficiente con el uso del limón a secas.
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