Tener la oportunidad de descubrir productos únicos y elaboraciones de lo más especiales es uno de los grandes placeres de la gastronomía. La denominación de origen Rueda, tan presente en nuestras vidas desde que empezamos a aventurarnos en el apasionante mundo de los vinos, tiene la capacidad de sorprendernos con joyas como el '61' Dorado en Rama de Bodega Cuatro Rayas.
Un método de elaboración que respeta la tradición, una variedad de uva de lo más exclusiva y un concepto que rinde homenaje al Siglo de Oro conforman la carta de presentación de esta exquisitez. Un regalo para los sentidos, perfecto para acompañar con aperitivos de temporada o con deliciosos postres de chocolate a los que no podemos decir que no.
Desde los viñedos de La Seca, en Valladolid hasta su deleite en boca en la tranquilidad del hogar, '61' Dorado en Rama ha conquistado ya a paladares de todo el mundo por su sabor y singularidad. Descubrimos qué tiene este Rueda para convertirse en todo un objeto de deseo y en una opción ideal para maridar con algunos de nuestros aperitivos favoritos.
Palomino Fino, la uva de las cepas centenarias
Caprichos gastronómicos como el ‘61’ Dorado en Rama son el resultado de un largo proceso en el que la selección de uvas resulta crucial para entender lo especial que es este producto. El empeño de la cooperativa Bodega Cuatro Rayas por mantener y mimar las cepas centenarias autóctonas de una variedad en peligro de extinción y elaborar un producto artesanal con su fruto es la esencia de este vino, que se convierte así en salvaguarda de la variedad Palomino Fino en la denominación de origen Rueda.
Esta variedad presume de ser una de las más exclusivas de la zona, algo que explica por qué la producción se extiende a tan solo un millar de botellas. Su plantación está vetada en la actualidad y solo sobrevive gracias al afán de protección que ejercen los socios viticultores de esta bodega.
En el ‘61’ Dorado en Rama, Bodega Cuatro Rayas combina lo mejor de esta variedad junto a la clásica Verdejo para lograr una delicia que conquista en boca y homenajea al vino blanco generoso que solía acompañar los brindis en la época de los Reyes Católicos.
Y es que tras este vino se esconde también un proceso de elaboración que responde a la esencia más tradicional de la zona. En botas jerezanas, llenas hasta cinco de sus seis partes de capacidad para dejar un vacío que favorece la formación del llamado velo de levaduras indígenas que terminará aportando su característico sabor.
Esta fase, completamente biológica, se complementa con el traslado del vino madurado a un depósito de hormigón, donde el velo se pierde poco a poco y comienza una crianza oxidativa muy paulatina. Es en ese momento en el que el vino adquiere todo su color y su particular carácter, que llega intacto hasta nuestras mesas de la forma más pura (esto es, sin ningún tipo de clarificación o filtración).
Un capricho dorado, alabado por los grandes expertos en vino
’61’ Dorado en Rama no es un simple Rueda, sino que nos invita a un viaje sensorial. Su color ámbar dorado es lo primero que llama la atención y nos avisa de que estamos ante un vino especial. Su aspecto claro y brillante es preludio de un aroma limpio, en el que se intuyen matices que van desde la vainilla y el caramelo hasta los frutos secos, cáscara de fruta confitada y uvas pasas.
Sin embargo, si este vino atrapa en nariz, la verdadera experiencia llega al darle los primeros sorbos. Nos encontramos ante un vino medio en alcohol, con cuerpo y con matices que recuerdan primero a la vainilla, al caramelo y a los sabores tostados, pero que incluso llegan hasta otros como la mermelada, el jarabe y la miel y acaban con reminiscencias de la bollería más exquisita.
No es de extrañar que esta propuesta de Bodega Cuatro Rayas se haya alzado con múltiples reconocimientos nacionales e internacionales, que van desde la Guía Peñín o el Robert Parker Wine Advocate a otros como el Frankfurt International Trophy 2020 o el Bacchus 2020. Una opción estupenda a la que darle una oportunidad cuando buscamos un vino singular, pero también como acompañamiento para algunos de los aperitivos más apetecibles de nuestras cocinas.
Sabores dulces y salados para explorar todos los matices de un vino singular
La experiencia de beber un vino tan especial como el que nos propone Bodega Cuatro Rayas mejora cuando lo combinamos con ciertos sabores con los que explorar todos sus matices. Estos son algunos de los aperitivos que mejor maridan con este exclusivo vino.
Tabla de quesos
Un imprescindible, especialmente si ofrecemos este vino para compartir en una cena con invitados. Los quesos de acabados más salados, como los manchegos curados, los de cabra o el mismísimo parmesano contrastan muy bien con las notas de almíbar de ‘61’ Dorado en Rama. Si en la tabla incluimos además frutos secos de temporada, como las avellanas o las castañas, será incluso más fácil detectar los sabores secundarios y tostados que nos indica la nota de cata.
También podemos optar por quesos en formatos untables, como la ricota o el cottage, incluso más salados al paladar. Perfectos para esta fusión tan exquisita.
Navajas a la plancha
Aunque ‘61’ Dorado en Rama casa con muchos tipos de mariscos, nos hemos decantado por las navajas porque se pueden conseguir durante todo el año y porque cuentan con una carne firme y de sabor intenso, capaz de obtener lo mejor de este Rueda. Si se cocinan a la plancha, con un poco de ajo y perejil, se convierten en una ambrosía. Y su característico sabor equilibrado empareja muy bien con este vino.
Tampoco hay que perder de vista otros mariscos de sabor intenso como los percebes, el buey de mar o los centollos. Incluso, los más sibaritas pueden probar el plancton, que tan de moda está hoy en día en las cocinas contemporáneas y que representa como ningún otro el llamado ‘sabor a mar’.
Alcachofas caramelizadas
Nada como potenciar las notas de caramelo de ‘61’ Dorado en Rama con una verdura de temporada, esta vez con una elaboración caramelizada. Un plato muy sencillo en el que solo necesitaremos cocinar las alcachofas en una sartén y añadir azúcar para crear una fina capa de caramelo no muy oscura. Los hay que incluso acompañan esta mezcla con otros vegetales de esta época, como las setas o las berenjenas, o con unos dados de foie para dar el acabado más poderoso.
Escabechados y carnes de caza
Un clásico de la cocina conquense, que suele incluir diversas carnes de caza, como la perdiz, el faisán, el conejo de campo o, en ocasiones, el jabalí. La intensidad de estas carnes contrasta y marida de forma sobresaliente con las notas de mermelada, uvas pasas o cáscara de fruta de ’61 Dorado en Rama’.
También puede combinar con otros imprescindibles de caza, como la perdiz en escabeche o el ciervo a la parrilla. No solo obtendremos un contraste espectacular, sino que recorreremos recuerdos de antaño a través de la cocina de siempre y el vino de elaboración más tradicional.
Bombones helados y otros postres de chocolate
Si de caprichos se trata, recomendamos saborear este Rueda con un dulce a base de chocolate negro. Un bocado tan equilibrado como el de un bombón helado –de exterior crujiente y amargo e interior suave y avainillado– despierta todo un mundo de sensaciones cuando lo acompañamos con ’61’ Dorado en Rama.
Otros formatos de postre que pueden funcionar estupendamente son los brownies de chocolate –también presentados con una bola de helado de vainilla–; o el coulant, una opción más apta para el frío de esta época del año. No podemos dejar de lado la sencilla onza de chocolate, una elección para los que disfrutan el sabor del cacao en todo su esplendor o para los que aprecian contrastes más marcados, como el de este Rueda con chocolates negros de concentración superior al 85 %. La clave está en experimentar y, sin duda alguna, Bodega Cuatro Rayas nos lo pone fácil con un vino sorprendente y singular.
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