Portugal es un paraíso para los más golosos, con una cultura pastelera de infinidad de dulces tradicionales de origen antiguo. Pero hay una elaboración en concreto que se ha convertido en todo un icono conocido en todo el mundo: los irresistibles pasteles de Belém. Su receta original es uno de los grandes secretos del país, pero gracias al hojaldre Buitoni podemos recrear estas delicias fácilmente en nuestra cocina.
¿Y cuál es el secreto de estos pastelitos que conquistan a quien los prueba? Sin duda, la exquisita combinación de una base fina y crujiente del mejor hojaldre con un relleno cremoso, aromático y con el punto justo de dulzor. Es uno de esos dulces que saben a antaño, con un aroma que despierta recuerdos de la infancia y que apetecen a cualquier hora.
Ahora podemos trasladarnos a esas míticas pastelerías portuguesas desde casa, pues con la masa de hojaldre Buitoni lo tenemos muy sencillo para disfrutar de estos pasteles en versión casera. Con sus 196 capas de fino hojaldrado, la masa de Buitoni es muy fácil de manipular y resulta perfecta para formar la característica base los pasteles de Belém, enrollada de una forma que los hace únicos.
Ingredientes
- 2 masas de hojaldre rectangular Buitoni
- Mantequilla derretida para engrasar
- 300 ml de leche entera
- 200 ml de nata ligera de cocina
- 1 rama de canela pequeña
- 1/2 piel de limón
- 270 g de azúcar
- 5 yemas de huevo
- 1 pizca de sal
- 50 g de harina de trigo de repostería o almidón de maíz
- Azúcar glas y canela molida para decorar
Tiempo de preparación
35 minutos
Tiempo de horneado
15 minutos
Dificultad
Media
Receta fácil, casera, rápida y original de pasteles de Belém paso a paso
Empezamos infusionando los lácteos
Lo primero es aromatizar los lácteos que darán sabor a la crema. Para ello, calentamos la leche y la nata líquida en un cazo, con la rama de canela y la piel lavada del limón.
Cuando vaya a romper a hervir, apagamos el fuego, tapamos y dejamos templar durante unos 10-20 minutos. Mientras, mezclamos aparte la harina tamizada con el azúcar, usando unas varillas para romper los grumos.
Cocemos la crema del relleno
Pasado el tiempo de infusión, retiramos la canela y el limón. Volvemos a calentar la mezcla láctea añadiendo ahora el azúcar con la harina y sin dejar de remover con unas varillas, a fuego bajo. Cocemos lentamente, rascando el fondo del cazo, hasta que empiece a espesar.
Cuando tengamos una textura cremosa, como de natillas suaves, retiramos del fuego, esperamos a que se enfríe un poco (45 ºC) y añadimos las yemas batidas. Mezclamos rápidamente con las varillas para homogeneizar la crema y reservamos.
Preparamos los moldes y la masa
Precalentamos ahora el horno a 250 ºC. Engrasamos con mantequilla unos moldes metálicos o de aluminio especiales para pasteles de nata, o tipo magdalena o flanera, de unos 8 cm de diámetro y 3-4 cm de profundidad. Hay muchos moldes antiadherentes que en principio no necesitan ser engrasado, pero si quieres curarte en salud, un poco de mantequilla no viene mal.
Extendemos las dos masas de hojaldre sobre el papel en el que vienen envueltas y las pintamos ligeramente con mantequilla. Enrollamos ambas finamente desde el extremo más largo y cortamos rollitos de la altura de los moldes, aproximadamente.
Formamos los pasteles y horneamos
Colocamos un rollito en el centro de cada molde, de pie, y lo aplastamos con el dedo desde arriba. Forramos de esta manera toda la cavidad, aplastando la masa, sin llegar hasta arriba y dejado el borde superior ligeramente más grueso. Repetimos con todos los rollitos de masa.
Pinchamos el centro de cada masa con un tenedor y vertemos la crema del relleno, sin llegar hasta el borde. Horneamos durante unos 15-17 minutos, hasta que el hojaldre esté dorado y la crema cuajada y tostadita. Esperamos 15 minutos fuera del horno antes de desmoldar con cuidado y decoramos con azúcar glas y canela molida al gusto.
Trucos y consejos para preparar unos pasteles de Belém caseros perfectos
El horno muy caliente y el hojaldre fino
Este dulce precisa hornearse a una temperatura muy alta, por lo que debemos precalentarlo el tiempo suficiente a su máxima potencia. Esto se debe a que la crema requiere menos tiempo de cocción que la masa, por eso el hojaldre debe quedar muy fino en el molde, y recibir el calor muy fuerte ya de entrada.
Los moldes adecuados
Para que los pasteles conserven bien su forma, necesitamos moldes rígidos de buena calidad, no sirven los de silicona o cápsulas de magdalenas. Si además utilizamos un material metálico, este trasferirá mejor el calor a la masa de hojaldre, facilitando que quede especialmente crujiente y sabrosa.
Un toque de vainilla
Aunque no sea canónico, los amantes del sabor de la vainilla pueden preparar la crema del relleno sustituyendo la canela o el limón por una vaina de esta aromática especia. Para ello, lo mejor es abrirla por la mitad de forma longitudinal, usando un cuchillo afilado, y calentarla con la leche.
Otras recetas similares de pasteles de hojaldre
El delicioso sabor del hojaldre Buitoni y su versatilidad permiten jugar un poco con la crema del relleno para disfrutar de otros sabores también muy golosos. Por ejemplo, usando una crema pastelera de chocolate o de naranja, o una mezcla de crema de queso y nata, para hornear minicheesecakes.
Otra opción muy sencilla es colocar una cucharada de crema de cacao en el fondo de cada masa antes de rellenar con la crema. Tenemos muchas más variantes para sorprender con un toque secreto de sabor: dulce de leche, mermelada, trocitos de fruta, nueces picadas, crema de castañas, etc.
Con qué maridar los pasteles de Belém
Cafés
En Portugal el café es algo muy serio, y tiene fama mundial por su calidad y cuidado en la preparación. Acompañarlo con un dulce es casi obligatorio, por eso, son la pareja ideal de los pasteles de nata. Además de solo y corto, a media mañana y media tarde apetece más una meia de leite, un equivalente al café con leche en taza, perfecto para maridar un dulce.
Té caliente o frío
Un té negro sencillo es un buen maridaje para estos pasteles tan especiales, ya que no les robarán protagonismo. En verano, se puede tomar frío con un poco de zumo de limón o una infusión refrescante con hojas de hierbabuena y mucho hielo.
Vino de Oporto
Otro clásico portugués famoso en todo el mundo, este vino dulce se toma en pequeñas copas y es un maridaje ideal para cualquier dulce, pero especialmente los que tienen una crema láctea, como en este caso.
Origen e historia de los pasteles de Belém tradicionales
El origen exacto de estas delicias no está del todo claro y bebe un poco de mitos y leyendas, lo que contribuye a ensalzar su encanto. Se dice que lo inventaron los monjes del monasterio de Los Jerónimos, situado en el pueblo de Belém, hoy absorbido como barrio de Lisboa, donde pervive el convento.
Tras la revolución liberal que terminó con la caída del régimen absolutista, a principios del siglo XIX, se cerraron todos los monasterios. La leyenda cuenta que uno de los monjes vendió la receta de los pasteles a un empresario que abriría una pastelería en la misma zona para empezar a venderlos.
Nació así, en 1837, la famosísima pastelería Antiga Confeitaria de Belém, que sigue hoy abierta y puede llegar a vender más de 20.000 unidades de estos dulces al día. La receta original se mantiene en secreto, pero hoy en día se elaboran miles de pasteles de nata muy parecidos en todo el país.