“El agua nos parece más pura que en cualquier otro sitio, la arena más limpia, el recogimiento más seguro, los pinos más olorosos, la libertad más auténtica, la soledad menos dramática…”.
Así describe Josep Pla una de sus calas favoritas en su “Guía de la Costa Brava”, y no hay mejor forma de resumir las sensaciones que nos envuelven cuando tenemos la suerte de visitar este enclave mediterráneo. Un paraíso en el que el mar, la naturaleza y la gastronomía son los protagonistas.
La Costa Brava empieza en Blanes y termina en Portbou, en la frontera con Francia; y es espectacular de principio a fin. Sin embargo, como no se puede ver toda en dos días, en esta ruta nos centraremos en la parte más alta del Baix Empordà y seguiremos por el litoral de Alt Empordà.
Nos guían las estrellas (Michelin).
Nadar en las calas de Begur
No hay mejor forma de empezar una visita en la Costa Brava que dándonos un chapuzón en el mar. Ese mar de aguas cristalinas que parece que nos llama cuando nos asomamos a contemplarlo.
Así que iniciamos el itinerario en la cala Sa Tuna, en Begur. Una pequeña playa que conserva sus antiguas casas de pescadores y todo el encanto marinero de otras épocas. Ideal para darnos un baño relajante y disfrutar de los primeros rayos de sol de la mañana.
Desde allí se puede acceder andando, por el camino de Ronda, a la cala de S’Eixugador, un paraje casi salvaje. Nadar en sus tranquilas aguas color turquesa y esmeralda, rodeados de pinos, rocas y arena, es una auténtica delicia. Eso sí, seguro que nos abre el apetito.
Una parada en Pals, la villa del arroz
Nos alejamos un poco de la costa, muy poco, para adentrarnos en Pals, un pueblo medieval que parece sacado de un cuento de hadas y en el que se cultiva y prepara el mejor arroz de la zona.
No podemos quedarnos sin probarlo, así que paramos a comer en el restaurante Sol Blanc, ubicado en una masía rodeada de arrozales, donde el chef Jordi Ribas aporta su toque personal al recetario tradicional de la cocina catalana.
En su carta encontramos platos del mar y de la tierra, y varios tipos de arroces, desde el clásico arroz a la cazuela al estilo de Pals, al original arroz seco de pepinos de mar. Aunque si queremos probar una de las exquisiteces más características de la Costa Brava, nos decantaremos por el arroz seco de sepietas y gambas grandes de Palamós. Su fama es más que bien merecida.
Tarde en elBulli1846: una cita con la historia
En 1961, Hans Schilling y Marketta Schilling abrieron un bar llamado El Bulli en la cala Montjoi. Un nombre que este matrimonio alemán escogió en honor a sus queridos perros bulldog. Con el tiempo, de rincón para turistas fue transformándose en restaurante, hasta que en 1984 entró Ferran Adrià.
El que fue iniciador de una auténtica revolución culinaria llevó a El Bulli a coleccionar multitud de premios, incluidas las tres estrellas de la Guía Michelin y varios galardones como Mejor Restaurante del Mundo.
Una historia en la que ahora nos podemos sumergir y conocer a fondo visitando el museo elBulli1846, en pleno parque natural de Cap de Creus. El lugar ideal para los apasionados de la cocina que quieran descubrir los secretos de este centro de innovación que lo cambió todo.
Atardecer y amanecer en Cadaqués, un lujo mediterráneo
Dalí decía que era el pueblo más bonito del planeta y es difícil no darle la razón, sobre todo cuando disfrutamos del fantástico espectáculo de la luz del atardecer, jugando con las piedras de la playa.
Después de un día tan intenso, nada como buscar la calma en alguno de sus chiringuitos a pie de mar, antes de retirarnos a descansar al Hotel Rec de Palau.
Este alojamiento ubicado en lo alto de una colina, pero muy cerca del pueblo, además de conservar el estilo arquitectónico típico del Ampurdán, ofrece unas vistas espectaculares de la bahía. Desayunar en su terraza es un regalo para los sentidos y para el alma.
Portlligat y Casa Dalí: la esencia del genio
Portlligat es una cala de Cadaqués muy peculiar. Dalí la hizo famosa al escogerla para construir su residencia rehabilitando unas cabañas de pescadores y hablaba de ella con mucho cariño:
“Me he construido sobre estas gravas; aquí he creado mi personalidad, descubierto mi amor, pintado mi obra, edificado mi casa. Soy inseparable de este cielo, de este mar, de estas rocas, ligado para siempre a Portlligat, donde he definido todas mis crudas verdades y mis raíces”
Es emocionante descubrir el entorno que conquistó a este genio de la pintura y conocer un paisaje diferente, donde el mar, rodeado de tierra, parece querer adoptar la forma de un lago.
Al igual que también impacta adentrarnos en la Casa - Museo Salvador Dalí, lugar donde vivió junto a su amada Gala durante más de 50 años. Una muestra más de su creatividad sin límites, abierta a los visitantes con reserva previa.
Miramar de Llançà: un viaje por el cosmos marino
Para comer nos acercamos al Miramar, en Llançà, regentado por el chef Paco Pérez y su mujer, Montse Serra, maître del restaurante. Los abuelos de Montse fundaron en 1939 un negocio de comidas y habitaciones en este local, y a día de hoy es un referente gastronómico que cuenta con 2 estrellas Michelin desde 2010.
Entre sus propuestas está el menú degustación de MAR, el broche de oro de esta escapada con el que podremos deleitarnos con todos los sabores de las algas, pescados y mariscos de una forma única, deliciosa y sorprendente.
Por la tarde, volvemos a la playa. En Llançà, hay muchas para escoger y todas tienen en común esa belleza natural de la Costa Brava que enamora a primera vista. Calma, verde, azul, el sonido de las cigarras, el olor de la sal… Mediterráneo puro.
Y si nos queremos quedar a dormir, en el Miramar también ofrecen habitaciones con vistas, en primera línea de mar.
Espacios que transmiten calma y libertad
Perderse por las calas de Begur, Cadaqués o Llançà, donde el agua juega con los destellos del sol, nos lleva a ese estado profundo de armonía y conexión, en el que resulta muy fácil sentirse bien.
Algo parecido a lo que ocurre en el interior de un Renault Espace E-Tech Full Hybrid, diseñado para ofrecer un espacio generoso y muy confortable, con sus asientos acolchados con respaldo ajustable y banqueta deslizante (22 cm).
Al volante de este SUV, de 7 o 5 plazas, cada tramo recorrido en la Costa Brava es una aventura y un respiro para la mente, que no tiene más remedio que parar su habitual runrún y admirarse de lo que tiene a su alrededor.
Una sensación de libertad acompañada por la seguridad que otorgan sus 32 sistemas avanzados de asistencia a la conducción y el control de crucero adaptativo inteligente. Además, ofrece una experiencia de conducción personalizada con pantalla openR + HUD y sistema multimedia openR link con Google integrado.
Por otra parte, la eficiencia del motor E-Tech full hybrid es capaz de llevarnos a lo largo y ancho de l’Empordà con una gestión de energía respetuosa con el entorno. Porque saber apreciar lo bello también es cuidarlo.
Al fin y al cabo, a la Costa Brava siempre se vuelve, y la queremos siempre así de espectacular.
Imágenes | Renault | Shutterstock/Sigfrid Campama Puig/Joan Carles Juarez/Nacho Such/nito/Matis85/