No hablamos mucho de lámparas en Directo al Paladar. De hecho, durante un buen rato he pensado que era más adecuada blog amigo Decoesfera, pero al final me he decidido a compartir con vosotros Bite me, la lámpara comestible de Victor Vetterlein, por todas las connotaciones que me han venido a la mente.
En principio, es una lámpara de mesa como otra cualquiera, solo que está realizada en un plástico muy especial, a partir de algas, glicerina vegetal, agua, colorantes y aromas naturales, que juntos forman una gelatina rígida a la que se le da la forma de una lámpara antes de colocarle una pequeña bombilla LED.
Más allá de lo atractivo de su diseño y de la curiosidad de que se pueda comer en cualquiera de sus cuatro sabores --naranja, cereza, arándanos y manzana-- lo más importante es lo que nos hace reflexionar. Por un lado resulta muy alentador que se puedan realizar muebles con poco impacto en el medio ambiente, tan biodegradables que se pueden hasta comer, pero por el otro, asusta sobremanera las cosas que se pueden llegar a hacer con la comida.
No sé, igual estoy exagerando, pero me ha dejado un sabor agridulce esta lámpara comestible, aunque admiro la idea de Victor Vetterlein. Por cierto, para comerla hay que lavarla y sumergirla en agua para que se ablande, así que no hay riesgo de que nos quedemos sin lámpara a base de arrancarle trocitos en un ataque de hambre en la oficina.
Vía | Design Milk Más información | Victor Vetterlein En Directo al Paladar | Cubiertos que estimulan nuestros sentidos
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