A partir de finísimas láminas de cereal (trigo y arroz) pasadas ligeramente por el horno y pintadas con tinta de calamar, Firo Martínez Vázquez de Parga, del restaurante El Olivar en Moratalla (Murcia), elaboró El Quijote comestible y lo presentó en la inauguración de la sede en Pekín del Instituto Cervantes celebrada el pasado 14 de julio.
Firo, que estuvo presente en la pasada edición de Madrid-Fusión, presenció la labor del chef Homaru Cantu con sus fotos comestibles, técnica que afirmó que llevaba varios años practicando y que presentó seis meses antes en el Instituto Cervantes de Alcalá de Henares. En la celebración del V Centenario de El Quijote, fue solicitada nuevamente su labor para hacer algo especial para la inauguración de la sede en Londres del Instituto Cervantes y presentó el proyecto de la obra en papel comestible denominándola “El yantar por tierras de El Quijote”, resultó un disfrute para los ingleses.
Las finísimas obleas de cereales son realmente como el papel, y las pone en una impresora que tiene cartuchos recargables en los que introduce tinta de calamar o colorantes naturales.
Tras ser impresas, utiliza un pincel de silicona para impregnar las páginas con brochazos de alioli, pasta de cocido, salazón o pasta de almendras, sabores que marcaban la cocina del Siglo de oro.
Los grabados de Gustavo Doré son las ilustraciones de este Quijote comestible, en los que entre otros sabores, se puede degustar a la delicada Dulcinea con pinceladas de almendra dulce y miel. Cada personaje tiene su sabor, incluyendo los amargos.
Firo Martínez Vázquez de Parga también sorprende en su restaurante a los comensales con aperitivos de papel con un juego de sabores y texturas que estamos deseando probar.
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