La Ibense Bornay: primer helado delicatessen sobre aceite de oliva apto para celíacos y veganos

Tenemos buenas noticias para los amantes de los helados artesanos, celíacos, veganos, vegetarianos e intolerantes a la lactosa: ya está a la venta la primera línea de helados del mundo elaborada sobre una base de aceite de oliva. La casa heladera La Ibense Bornay, (fundada en Sanlúcar de Barrameda en 1892) ha conseguido elaborar un producto sano, artesanal y que atiende gran parte de las intolerancias alimentarias.

Ante la creciente demanda de productos sin ingredientes animales ni gluten, los maestros heladeros gaditanos investigaron una fórmula que fuera 100% vegetal, rica en ácidos oleicos, que sustituyera la leche de vaca por leche de almendras sin perder cremosidad. ¿El resultado? Tres delicioso sabores para chuparse los dedos: chocolate, almendras y vainilla con nueces de Macadamia. Aquí te contamos el secreto de su éxito (porque la fórmula es un secreto familiar que no hemos conseguido) y la historia de la compañía de helados más antigua de España.

Maestros heladeros del siglo XIX

La historia de La Ibense Bornay se remonta a finales del siglo XIX, cuando el emprendedor Carlos Bornay decidió emigrar de Alicante a Cádiz con su receta de helados artesanos, porque en Cádiz veraneaba la aristocracia española. Uno de sus hijos tuvo la idea de montar una pequeña fábrica de helados y sorbetes y distribuirlos por las playas de Cádiz con un carrito donde vendían estas delicatessen.

"Tanto mi abuela como mi abuelo estuvieron siempre muy vinculados al mundo de la repostería. Ella hacía el helado de mantecado con yema de huevo, la receta original, sin extracto de vainilla. En la zona de Ibi, de donde procedían, la familia tenía pozos de hielo que eran fundamentales para hacer los helados en los meses de verano. Por eso se movieron a la zona de Cádiz, primero la capital, después Chipiona y por último a Sanlúcar de Barrameda, en busca de las fábricas de hielo que suele haber al lado de los pueblos marineros".

"La leche fresquísima, la que traían los lecheros a casa, era otro ingrediente imprescindible para conseguir ese sabor tan auténtico", explica Mari Carmen Bornay, biznieta del impulsor de la empresa familiar, que hoy sigue en la empresa como Directora de Innovación.

Helado a helado, el negocio familiar fue creciendo hasta que pudieron incorporar en su pequeña fábrica maquinaria industrial -como neveras y congeladores- procedente de la Base Naval estadounidense de Rota. De hecho, fueron los primeros en servir helados a los barcos de la sexta flota americana, que no pudo resistirse a la suave textura e intenso sabor de su receta secreta.

"En los años 70, a mi padre se le quedaba pequeña la venta en España; no quería quedarse como un obrador artesano, así que se propuso vender fuera. El primer contrato que consiguió fue en Francia con una propuesta pionera en aquel momento: él inventó las frutas vaciadas y rellenas de sorbete con el propio zumo de la fruta, 100% natural. Consiguió un contrato de mil unidades, fue el primer paso en nuestra exportación... y cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos dedicando el 30-40% de nuestro producto a la exportación", recuerda la heredera Bornay.

La siguiente aventura, en los años 80, consistió en llevar sus helados artesanos a la feria Fancy Food de Nueva York. Cajas y cajas de producto conservado en hielo seco volaron en la bodega de un avión y llegaron para hacerse con el primer premio de aquella feria, que les abrió el mercado estadounidense.

Con el paso del tiempo, la misma fórmula delicatessen pasó de generación en generación hasta que la empresa se convirtió en una multinacional que hoy cuenta con socios inversores bajo el nombre Sainberg La Ibense, S.L. La exportación se extiende a países como Gran Bretaña, Alemania, Portugal, Suiza y Estados Unidos. Y su receta sigue siendo secreta y la elaboración artesanal, por expreso deseo de la familia.

Primer helado delicatessen sobre aceite de oliva

Con la nueva propuesta de helados sobre base de aceite de oliva, La Ibense Bornay quiere revolucionar el mercado y desmarcarse de los helados industriales sobre base de grasa animal. Se reducen así las grasas saturadas, por lo que permite el control del nivel de colesterol, y también el contenido de sodio, por lo que es perfecta para hipertensos, además de los intolerantes al gluten y la lactosa.

Después de años de investigación del Departamento de Innovación de la compañía, este nuevo helado 100% vegetal tiene una textura cremosa de fácil digestión, que se beneficia de las propiedades de los ácidos oleicos. Las variedades de chocolate y vainilla con nueces tienen certificación vegana, y el helado de almendras, la vegetariana.

"Hace años, los consumidores ni mirábamos los ingredientes de lo que comíamos, pero hoy estamos más preocupados por lo que nos llevamos a la boca. Por eso, el sector alimentario debemos atender esta demanda y garantizar la seguridad de cada producto. Con nuestros helados queríamos ofrecer una garantía: vas a probar un producto elaborado sin ingredientes artificiales, puedes elegir entre los que contienen lactosa -en forma de nata o mantequilla- o los que no la tienen. Atendemos las intolerancias alimentarias y además vigilamos que no tengan un componente graso que eleve las calorías o la cantidad de sal, para controlar la salud", explica la investigadora heladera.

Innovación heladera y sabores curiosos

En los últimos años, La Ibense ha roto todos los moldes que se ha ido encontrando, con una experimentación en sabores que nos ha dejado con la curiosidad de saber qué será lo siguiente. Si en el año 2015 sorprendía con su helado picante de chocolate con chile (que fue pionero en el mercado español), después se le ocurrió crear una gama de helados artesanos con sabores como brownie blanco y crema de chocolate, caramelo salado con leche condensada, flor de canela, crema de fresón de Palos o tocino de cielo, por ejemplo.

La casa heladera continúa con la idea pionera de frutas rellenas de sorbetes artesanos, perfectos para postres especiales. En la línea de polos han pasado de variedades como fresa-menta, mango-caipiriña o sandía al helado isotónico que recupera a los deportistas. Este polo también es elaborado con aceites vegetales, a base de zumo de naranja, que permite recuperar agua, hidratos de carbono y sales minerales después de un elevado ejercicio físico. Una delicia que por lo visto solo contiene 32 kilocalorías por unidad.

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