Platos, pajitas y hasta botellas comestibles: así serán los (sostenibles) envases del futuro

Según cifras que detalla el Foro Económico Mundial, si en 2014 se produjeron 311 millones de toneladas de plásticos, se estima que en 2050 llegaremos a unos 1,124 millones de toneladas. Esto quiere decir que habrá más plástico que peces en los océanos.

La alternativa a los plásticos desechables ya no será una cuestión de activismo o RSC, sino una obligación legal

Por suerte (o, más bien, por obligación) los plásticos desechables tienen sus días contados. La Comisión Europea presentó en primavera una serie de medidas para reducir significativamente la producción de plásticos y la contaminación que estos producen, especialmente en el mar.

La UE ha puesto el ojo, en concreto, en 10 productos desechables que representan el 70 % de toda la basura marina: entre otros, la cubertería de plástico, las pajitas, las botellas y los envases de comida. La alternativa a estos envases desechables ya no será una cuestión de activismo o responsabilidad social corporativa, sino una obligación legal, para la que muchas compañías están ya trabajando.

La opción más obvia pasa por optar por envases reusables. Las pajitas de metal, por ejemplo, empiezan a ser cada vez más comunes, tanto en establecimientos como en hogares –un set de 8 pajitas de acero inoxidable cuesta en torno a 8 euros–, y las bolsas de tela para comprar frutas y verduras son cada vez más demandadas.

Pero hay en situaciones, como puede ser un festival o cualquier otro evento más o menos efímero, donde se necesitan cubiertos y vajillas desechables, por no hablar de los propios envases. Y, en este sentido, la mejor opción hoy por hoy parecen ser los materiales comestibles.

Pajitas de fresa, envases de manzana

Envolver la comida en comida no es un nuevo invento. ¿Qué es sino un sándwich o un bocadillo? Pero cientos de empresas están trabajando en nuevas formas de procesar cereales y frutas para fabricar todo tipo de cubiertos, platos y envoltorios que se asemejan al papel o al cartón.

Estos no tienen necesariamente que comerse, pero evitan el uso de plástico y lo sustituyen por materiales que, si no acaban en el estómago de alguien, pueden ser procesados como residuos orgánicos, pues son plenamente biodegradables como compost en solo 30 días. En contraste, por ejemplo, un plato de papel (más sostenible, aun así, que uno de plástico) tarda 180 días en degradarse.

La fabricación de envases con alimentos se enfrenta, no obstante, a un dilema importante. Si se usan para su fabricación residuos alimenticios o subproductos generados en la fabricación de alimentos procesados mataremos dos pájaros de un tiro, pero si se utilizan cereales cultivados exprofeso para acabar siendo envases, volveremos al problema de siempre: la sobreexplotación de la Tierra.

¿Marketing o sostenibilidad?

Como explicaba hace un año en The New York Times David Strauss, jefe de envasado de las operaciones estadounidenses de Nestlé, “no es bueno envasar nuestros productos en un paquete que podría haberse usado más bien para alimentar a la gente”.

Diageo ha anunciado que acompañará algunas de sus populares bebidas de unas pajitas comestibles de sabores

Strauss se mostraba escéptico respecto a estos envases, pues aseguraba que no son competitivos en costes o su impacto sobre el medioambiente no es tan importante como se dice.

Pero en un solo año las cosas han cambiado y algunas grandes empresas de alimentación se están planteando en serio alternativas de este tipo. Es el caso de Diageo, el mayor productor mundial de espirituosos, que ha anunciado este mes que acompañará algunas de sus populares bebidas premezcladas de unas pajitas comestibles de sabores.

Solo el tiempo dirá si este tipo de iniciativas son movimientos aislados de marketing o un verdadero compromiso de las empresas con la sostenibilidad. Pero nadie duda ya que el mundo de los envases está cambiando, y puede que lo haga más rápido de lo que pensamos.

Cuatro proyectos en envases comestibles que no debemos perder de vista

La investigación en el campo de los nuevos envases y el surgimiento de empresas que fabrican estos no deja de crecer, y se pueden rastrear cientos de proyectos. La Unión Europea estima que el mercado mundial para los llamados “bioplásticos” está creciendo hasta un 30 por ciento cada año.

Estas son algunas de las iniciativas más interesantes (y avanzadas) para pintar un panorama general del tipo de envases reales que podríamos tener muy pronto entre manos.

1. Papel comestible para envolver

El papel comestible, elaborado normalmente con arroz, patata, maíz o trigo, es un viejo conocido, que ya se usa en muchos restaurantes, pero su aplicación comercial masiva solo está empezando a ser ahora una realidad.

Una de las empresas que más ha explorado el asunto es DoEat, que vende ya diversos tipos de envases destinados a restauración. De esta forma se podrían presentar las hamburguesas o bocadillos en un papel que también te puedes comer.

2. Platos y cubiertos de cereales

La compañía polaca Biotrem fabrica ya 15 millones de platos y boles comestibles al año, elaborados con salvado de trigo, que distribuye a todo Europa. Una de las principales ventajas de su vajilla es que aguanta el calor, y puede utilizarse en hornos y microondas. También pueden comerse, aunque en este caso es un material mucho más duro: la idea es, sencillamente, que pueda reciclarse como compost.

También está trabajando en una tecnología parecida la empresa india Bakeys, fundada por el emprendedor Narayana Peesapaty en 2010, que ha desarrollado unas cucharas elaboradas con subproductos agrícolas de sorgo, mijo, arroz y trigo, amasados con agua caliente y horneados en moldes. Las cucharas se presentan con o sin sabores.

3. Esferas de algas para bebidas

Ooho es el primer producto de la startup londinense Skipping Rocks Lab: una esfera comestible fabricada de plantas y algas, que puede utilizarse para transportar agua, refrescos y bebidas alcohólicas. Puede ser insípida o contener sabores pero si no te la comes es tan biodegradable como una pieza de fruta. Aseguran, además, que es más barato que el plástico.

De momento solo se encuentra en eventos, pero sus creadores aseguran que ya tienen una máquina de producción funcionando a pleno rendimiento.

4. Papel y envases de algas

La empresa indonesia Evoware fabrica todo tipo de envases y papeles para envolver con algas. En este caso la idea no es que el paquete se coma, aunque puede hacerse, pero el material se disuelve inmediatamente en agua, tiene una vida útil de dos años y es insípido e inodoro. Sus fabricantes aseguran que es ideal para bolsitas y envoltorios de alimentos de formato pequeño, como el café, té o azúcar, que podría disolverse directamente en el agua o leche caliente.

También con algas trabaja la compañía Loliware, una marca estadounidense fundada por Chelsea Briganti y Leigh Ann Tucker, graduadas de la Parsons School of Design en Nueva York. Su empresa hace tazas comestibles sin o con sabores como yuzu, tarta de cereza, té verde matcha o vainilla. Los envases están elaborados con algas y edulcorantes ecológicos y el sabor y el color derivan de frutas y verduras.

Imágenes | Biotrem/DoEat/Skipping Rocks Lab/Diageo
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