Todavía recuerdo la primera vez que probé un insecto, fue en el zócalo de Oaxaca en México, tras la insistencia de la multitud de mujeres que te convencían para que probaras sus chapulines. He de reconocer que lo hice con cierta reticencia y me costó decidirme, pero puede ser que aquel “aperitivo” que probé hace años acabe convirtiéndose en la comida del futuro dada la situación de nuestro planeta.
Y es que en estos días se está celebrando en Roma la Conferencia Internacional sobre los bosques para Seguridad Alimentaria y Nutricional. En ella la FAO ha presentado un informe destacando la gran oportunidad en la lucha contra el hambre en el mundo que puede proporcionar la cría de insectos, tanto a nivel de alimentación humana como para la producción de piensos animales.
No es que la FAO ahora recomiende comenzar a cambiar nuestra dieta y empezar a integrar en ella los insectos, no, pero cree que es un recurso sin explotar muy abundante en los bosques, siendo una fuente muy importante de elementos nutricionales como proteínas o ciertos minerales como calcio, zinc o hierro, elemento por ejemplo del que poseen más del doble por miligramo en peso que la carne de ternera.
No en vano lo que para nosotros es algo nuevo forma parte de las dietas tradicionales de al menos dos millones de personas en el mundo, ya que en distintos puntos del planeta se llegan a consumir casi dos mil especies distintas de sobre todo escarabajos, orugas, abejas, hormigas o bien saltamontes, grillos y langostas.
Según este informe de la ONU, aparte del aporte nutricional para los humanos, los insectos también constituyen una fuente de recursos para la elaboración de piensos alimenticios para el ganado, que unida a una producción controlada, podría evitar la sobreexplotación forestal además de la disminución del grado de contaminación del medioambiente, al tener éstos unas emisiones mínimas de metano, amoníaco o estiércol entre otras.
Además, debido a que son de sangre fría, tampoco emplearían la energía alimentaria para mantener su temperatura corporal y por ello necesitan ingerir muy poca cantidad de pienso para acabar produciendo carne, a diferencia de otras especies habituales de animales de abasto.
De momento este informe de la FAO habla del futuro, tendría que especificarse a nivel legislativo claramente las condiciones de la producción de insectos para que las empresas comenzaran a invertir en su cría. Pero que ya se hable de esto comienza a hacerme pensar si efectivamente ¿serán los insectos la comida del futuro?
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